27 de julio de 2008

LA HISTORIA DE UN SENTIMIENTO (Final)


Hasta aquí he llegado con la transcripción de alguno de los capítulos del libro del Padre Casado. Es apenas el comienzo del relato de su vida, ya que fue ordenado con solo 23 años y continua con su llegada a Brasil, una realidad tan distinta de la que él había vivido; su vida religiosa; su curiosidad intelectual... Más tarde, cuando empieza, al abrigo de los nuevos aires del Concilio Vaticano II, a preguntarse sobre su papel de hombre y de cura, una reflexión que terminará al pedir la dispensa papal y la suspensión de sus votos, para casarse después con una joven, Mirtes Prato, a la que había conocido siendo aún sacerdote.

Don Joaquín Casado Castaño continua implicado en la vida religiosa y eclesial brasileña, tiene tres hijos (Marcos, Fabio y André) ya mayores y continua visitando Ayoó, el pueblo que le vio nacer. Sigue escribiendo (2007, “Nueva visión filosófica del pensamiento humano”) y publicando, da clases de Enseñanza Superior y colabora con el Ayuntamiento de su ciudad, Mogi das Cruzes, Sao Paulo.

El relato que hace de su vida en este libro me ha parecido interesante por si mismo y porque es un reflejo de la de otros muchos de nuestros vecinos. Aquellos que tenían predisposición para el estudio y ganas de seguir adelante, tenían pocas más salidas que optar por el convento para conseguirlo (y hablo de los varones, las opciones de las mujeres eran practicamente inexistentes). Muchos pasaron por el seminario y terminaron como curas o frailes. Algunos continuaron y otros lo dejaron en el camino.

Además, creo que es interesante esa narración de cómo eran las cosas en Ayoó hace 60 años, cuando no había ni agua en las casas, ni luz y las expectativas eran poco más que seguir cultivando las tierras o pastorear unas ovejas y ganar lo mínimo para formar una nueva familia.

Espero que hayais disfrutado de este relato, como lo he hecho yo. 

1 comentario:

sonia dijo...

He sido niña de baldosa, de baldosa que pensaba que era el bibujo de una margarita (es la sola imaginación del asfalto).
Creo Ayoo me hará añorar esas imagenes que tengo de berrosteguieta en Alava, y de Montpon..el pueblecito que me recibió en Dordogne en Francia, una tarde de Octubre lluviosa con un hombre dormido con una botas de goma llenas de barro, dormilado oliendo a lomo de caballo.

!Felicidades por este pedacito de tierra que nos has regalado,Isa! y Muchas gracias!!