Ayoó también contaba con un buen número de negrillos, en los prados, en las zonas cercanas a regueros... personalmente recuerdo una buena olmeda que había en el camino al Cementerio. Hasta allí acompañaba a mi hermano para cortar ramas que dábamos de comer a los conejos de los abuelos. Ibamos, cortábamos un barcao y lo llevábamos a casa y siempre aparecían un montón de tijeretas (forficula auricularia) o, como las llamaba mi abuela y son más conocidas, los cortapichas.
La plaga también llegó a Ayoó y los grandes negrillos fueron cayendo uno a uno hasta casi desaparecer. Hacía años que no veía uno, los daba ya por perdidos y mira por donde, un día, subiendo la calle que lleva precisamente su nombre,
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhnYZSvZwwrrkKmxJn9DHQSKiaZpkxrhHG66M7BU9ac2TQgOEG0E4m3p8UN79ACpp3XmcD0dJSF_4uB61SyMgtZM5Rv1jjxyJusbxLYYCDItDYhNXLMwJB3OaNzlRNM7ti4x2rbnoZpisqe/s200/Calle+de+los+Negrillos+copia.jpg)
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgc5PTb_5hjdALd0H7-PKGVDoJRaTai6gtCsTMOWJNUOuCpsYmSK_yJfzkrq9lhuVGuTtet0LbFLfcqbPs1-TAgByBPvUBmK9uImfb0nHJiTANDW3W54y3Mp0Rd8JdaBATHQSrcdoYYk7QT/s400/Negrillo+y+Oier.jpg)