31 de diciembre de 2009

Fin de año, ¡Feliz 2010!

Para cerrar este 2009, os dejo las fotografías del otro montaje que me enviaron, con el Ayoó nevado que ha habido en este fin de año. Unas preciosas imágenes que acompañan mi deseo de que tengais un estupendo año nuevo... ¡Feliz 2010!





























Por lo que se ve, si ha habido de nuevo Belén en la Iglesia del pueblo...

Como ya dije la otra vez, si alguien quiere tener este montaje con todas las fotos, las músicas y los textos, que me mande un mensaje con su email (no se publicará) y se lo envío.

30 de diciembre de 2009

El invierno en Congosta



Me acaban de enviar dos Pps, esos montajes con fotos y música, preciosos y que voy a poner aquí, aunque sea de manera resumida. Ambos tienen fotos de estos días de nieves, uno en Congosta y otro en Ayoó. No estoy segura de quien los ha hecho, creo que Joaquín, como siempre, anda por ahí, pero no se de forma segura si son suyos. De cualquier modo, enhorabuena al autor/a y que sepa que nos ha puesto los dientes largos de querer ir a tirar unas bolas de nieve...















Como ya dije la otra vez, si alguien quiere tener este montaje con todas las fotos, las músicas y los textos, que me mande un mensaje con su email (no se publicará) y se lo envío.

27 de diciembre de 2009

Más nieve



Sigue nevando en Ayoó y seguimos haciendo repaso de cómo eran los tiempos pasados cuando la nieve lo cubría todo en el pueblo.

Uno de los mayores incovenientes era no poder sacar a los animales a pastar a los campos. “Las ovejas y cabras podían estar hasta ocho días en casa y les dábamos de comer paja, follaco (ramas de roble cortadas en septiembre y octubre y que se guardaban para darles cuando nevaba)... pasaban tantos días que se acababa la comida. En una ocasión fueron abuelo y los del barrio a llevar la hacienda al camino La Bañeza, cerca de Juan Torres, donde había una zona de solana, para ver si allí había algo para comer... llevaron las cabras por delante, porque las cabras son más ágiles, saben ir mejor por el monte y abren camino. Las ovejas venían por detrás para poder darles algo de comer... Las vacas se quedaban en casa, en la cuadra, comiendo paja, hierba o nabos.”

Aunque el invierno era la época más relajada para la gente del campo, trabajo siempre había para no parar. Las mujeres hilaban la lana y el lino y espadaban y para los hombres, una de las tareas principales era ir al monte a sacar piedra que luego se usaba para las casas, para empedrar los portales, por ejemplo, para fincar las tierras (poner piedras entre una y otra finca para que no caiga la tierra para abajo). Se sacaban con una maza, una cuña de hierro, un zadón de monte... y había que hacerlo entre varios hombres, era un trabajo duro.

Otras tareas eran meter abono, hacer hoyas, roturar quiñones... como en Ayoó Pequeñino, en Osilga, limpiando el monte para sembrar hierba y de paso, sacando leña. “Se quemaba mucha leña, necesitábamos como 8 o 10 carros al año, para cocinar, para el horno del pan... todo se sacaba del monte, las urces, los troncos... así que estaba muy limpio, claro, no como ahora.” Además de para casa, a veces también se vendía: “Se vendía en La Bañeza, a 15 o 20 céntimos el kilo, se llevaban troncos para el alambique para hacer aguardiente, en la Bodega Bovis.”

Otro que no paraba era el carro, el vehículo de la época. “Para calentarnos, en el carro llevábamos tascas y urces, parábamos cada cierto tiempo para descansar y hacer lumbre para calentarnos. También llevábamos un cobertor en el carro y un rato iba uno dándole a las vacas y el otro durmiendo (o intentándolo).”

Trabajo invernal era, asimismo, cuidar las viñas, abonarlas, e ir preparando la herramienta para la próxima primavera. “Se afilaban las rejas de la casa. Se iba a la fragua con todas las rejas del arado, los zadones... en total en cada casa habría como 15 o 20. Había fragua donde la casa de Antolina, en el Canto y donde el Ti Emiliano, y donde Fermín, el de Arseliana, donde ahora están los pisos de sus hijos.”

La nieve también daba mucha tarea en las casas, paneras y corrales del pueblo. “Con el peso de la nieve se caían algunos tejados que estaban viejos. También teníamos que ir a quitar la nieve de las cuevas... Una vez entró la nieve seca, el aire la llevó y la metió por la zarcera y se llenó la cueva y la tuvimos que sacar con telegones. Cuando me casé yo, nevó mucho y en la cueva de tio Rogelio, hizo presa y se le metió dentro y tuvimos que ir todos a sacar el agua...”

Cuando había nieve había otra actividad más de subsistencia que de entretenimiento: cazar conejos. “Cuando había mucha nieve íbamos por la nieve al monte, veíamos las pistas y los boquizos, la entrada que hacían los conejos a las madrigueras e intentábamos cazarlos. Un día estábamos un montón de chavales del pueblo y pusimos piedras en los boquizos y volvimos al día siguiente a ver si los pillábamos. Y no conseguimos sacar ni un solo conejo. Y en cambio, el Ti Agapito y Santiago Centeno (Jalones) sacaron diez o doce conejos a ras de suelo y en un rato...”


Fotografía de este mes de Diciembre, hecha por Tanina y que me ha facilitado Ayoíno 100x100, del foro de Ayoó.

24 de diciembre de 2009

¡Feliz Navidad!

Ya ha llegado el 24 de Diciembre, el día de Nochebuena, y mañana, Navidad. Felices fiestas a todos los que estáis ahí y que sean unas fechas compartidas con aquellos que os quieren y a quienes queréis.



Y para festejar este día como se merece, os pongo unas fotos preciosas del Belén que Joaquín puso en la Iglesia de Ayoó el pasado año.



Ignoro si este año también está expuesto, pero lo merecería porque lleva un gran trabajo, muchísimos detalles y mucho cariño. Yo solo lo he visto a través de uno de esos powerpoint que nos mandan por correo electrónico, me lo hizo llegar un buen amigo, y me quedo con las ganas de verlo en directo. Creo que es un día estupendo para compartirlo con vosotros...











(Si alguien quiere ver todas las imágenes del power point, que me mande un mensaje con su email -no se publicará- y se lo enviaré.)

21 de diciembre de 2009

Invierno



Comienza el invierno y Ayoó lo ha hecho vestido de blanco... la nieve se ha acercado al pueblo unos días antes de llegar a la estación del frío y ha dejado el pueblo bajo cero pero precioso...

Antes, hace ya unos años, la nieve no era algo excepcional. Nevaba y lo hacía con ganas... los niños, como ahora, jugaban a tirarse bolas, a hacer muñecos y, al igual que los mayores, tenían que doblar el esfuerzo para mantener el trabajo del día a día y cuidar a los animales, que no podían salir a pastar al campo.



Recuerdo que mi abuelo me contaba de nevadas que pasaban del metro y que tenían que abrir caminos a paladas para poder salir de casa. También mi padre tiene en su cabeza las grandes nevadas de antaño: “Antes nevaba mucho más... en el año 59 creo que sería, cayó una nevada de dos metros que cuando abuelo se levantó de la cama estaba todo lleno de nieve, también el corral y el sitio donde estaban las palas que necesitaba para despejar la entrada. Como pudo fue a pedir una pala a un vecino para hacer trincheras para poder ir a la fuente, a las ovejas. Desde entonces siempre que veía que amenazaba nieve se ponía una pala al lado de la cama...”

“Una vez iba yo con abuelo a llevar un carro de harina a Castro, a la fábrica de cocholate de Castrocontrigo y había nevado mucho, el pueblo aún estaba con nieve, pero abuelo se arriesgó y cuando estábamos cerca de la carretera a Nogarejas tuvimos que dar media vuelta porque no eramos capaces a pasar.”

“También recuerdo que sobre el 54 cayó una gran nevada y tuvimos que bajar a limpiar la carretera hasta Carracedo y ellos hasta San Pedro y ellos hasta el Campo... con la pala y a quitar, por si pasaba algo que se pudiera llegar hasta el pueblo.”



“Recuerdo una vez que había nevado mucho y estaba todo igual y no se veían ni regueros ni nada. Un chaval que era vecino nuestro estaba de criado y no conocía las tierras y habían hecho una regatera en Valdecalas. Vio una pista de perdiz y fue a seguirla y cayó en la regatera. No podía salir, hasta los hombros de nieve.. al final, arrastrándose, lo consiguió, llegó a casa todo mojado... abuelo le dio aguardiente, le puso una buena lumbre para que entrase en calor y se recuperase del susto...”

“La nieve era buena, alimentaba las fuentes, los manantiales, salían los cañales por todos los sitios... Yo creo que en los sesenta, cuando nos vinimos nosotros aquí, dejó de nevar tanto en el pueblo y ahora no es como antes para nada...”



Gracias a la autora de las fotografías que ilustran este artículo y a Ayoíno 100x100 que me las ha hecho llegar. Son de la nevada que ha habido estos días en Ayoó, un poco antes de comenzar, oficialmente, el invierno.

19 de diciembre de 2009

Historias de la mili: Los guantes

En la mili, en el 57, llevé unos guantes de estambre (1) que hicieron más guardias que nadie. Me los pedían todos, cada vez que les tocaba estar de guardia, iban unos detrás de otro, “Antonio, no tienes los guantes?”. Y es que no había ni 100 pesetas para comprarse unos en aquellos tiempos...

Estambre es un tipo de lana fina, o más ajustado, y tal como indica la definición de la Real Academia de la Lengua: Parte del vellón de lana que se compone de hebras largas.

16 de diciembre de 2009

Echar a suertes

Para echar a suertes en los juegos de los críos hay muchas fórmulas, pero una de las más conocidas es el "pito pito, gorgorito" que tiene tantas variaciones como lugares y si no, echad un vistazo a esta página de la Wikipedia. Esta es la versión ayoína que me ha contado mi madre:

Pinto pinto gorgolito
vende las vacas a 25
y los bueys a 26
tengo un buey
que sabe arar,
retejar,
dar la vuelta a la redonda
y este dedo que se esconda

14 de diciembre de 2009

El semental de Ayoó


Este verano estaba en la panadería de Celso y Geno y mientras esperaba el turno y evitaba las tentaciones de las pastas, los hojaldritos, las magdalenas... reparé en un cuadro que está allí colgado, una foto antigua con un esbelto caballo, una copia de un certificado antiguo y una somera explicación de la historia:

Semental de la parada de Ayoó de Vidriales, provincia de Zamora. Ganó el primer premio en Zamora el año 1923. Dueño de la parada Jose María Ferreras Palacio.

Este animal se llamaba Lluna y fue expuesto por el abuelo de Celso, José María Ferreras que entonces tenía una parada caballar, es decir, un negocio en el que se pagaba por llevar las yeguas a un macho para que las preñara (todo por medio naturales eh? Nada de probetas ni selección de semen ni asépticas zarandajas modernas!!).



Jose María Ferreras, abuelo de Celso y también de Manolo, su primo (y el mío), que me proporcionó esta antigua foto de su pariente en la mili.


Jose María se hizo con este espléndido ejemplar equino y decidió que estaría bien presentarlo a una feria y así se encaminó hasta Zamora, al mercado organizado por la Asociación General de Ganaderos del Reino
La cosa no era sencilla, el camino entre Ayoó y la capital se hizo andando, amo y por supuesto, el preciado caballo. Pero a la vista está que era un buen animal, porque a pesar de la caminata, consiguió llevarse el primer premio del Concurso de Ganados de Zamora el 15 de Septiembre de 1923.

11 de diciembre de 2009

El Almucera

Emiliano Pérez Mencía es un profesor leonés jubilado, residente en Benavente y enamorado de toda esta zona, a la que dedica su tiempo y sus conocimientos. Tal y como se recoge en el perfil de su blog, es Licenciado en Filosofía y Letras (Clásicas) por la Universidad de Salamanca, es Catedrático de Latín, jubilado, del IES "León Felipe" de Benavente (Zamora). En 1981 creó el Grupo Filatélico y Numismático de Benavente y es Presidente del mismo. Fue también uno de los fundadores del Centro de Estudios Benaventantos "Ledo del Pozo" y desde el año 1990 desempeña el cargo de Secretario del mismo. Ha publicado varios libros sobre aspectos diversos del Patrimonio, tanto en relación con su pueblo como con los Valles de Benavente. Uno de estos libros es "El agua que nos rodea", donde recoge las corrientes de agua, arroyos y ríos, puentes, molinos, depósitos, norias y otros artilugios hidráulicos que atraviesan la comarca objeto de su estudio. Dentro de este libro hay un capítulo dedicado al arroyo Almucera, que nace en Congosta y atraviesa Ayoó y que por su interés, y con el permiso de su autor, publicamos:


El Almucera

Su nombre es árabe y consta de dos palabras: al “el” y Muzara que, en dicha lengua, tiene, entre otros, el significado de “tierras de secano o campos de cereales”. Para algunos, sin embargo, se trata de una “tierra quebrada y poco fértil”. Sea lo que sea, lo cierto es que este topónimo procede de la llegada de los mozárabes de la España musulmana al Reino Leonés, al que pertenecían estas tierras.


El Almucera es el arroyo más importante y peculiar de la comarca de Los Valles de Benavente, pues nace dentro de los límites que conforman su partido judicial, concretamente en Congosta, al NO de Ayoó; crece con las aguas de otros arroyos más pequeños a lo largo de su recorrido; sus verdes riberas sirvieron para dar nombre a los pueblos por os que pasa, “de Vidriales”, palabra esta que no otra cosa significa si no verde, del latín viridem; acompaña a los viajeros que recorren carretera; en sus márgenes se ve cada vez más vegetación herbácea y algunos de los cuales son antiguos castros; todos los pueblos por los yacimientos arqueológicos o por sus iglesias, ermitas, o arquitectura urbana e incluso por la caza del conejo, liebre o perdiz, cuando no de jabalí o zorro; o por la pesca del cangrejo, aunque sea el llamado rojo americano, de no buena calidad. De todo esto nos pueden ofrecer los pueblos situados en este valle, junto al Almucera. Y si algo le sobra, por supuesto que algo de agua, se la cede al Tera, para ser partícipe también de la riqueza y belleza de este río.

Si alguien quiere vivir el nacimiento del arroyo, tiene que acercarse a Congosta, nombre que tiene que ver con accidentes del terreno, de coangusta/congusta, y que significa “paso estrecho o paso entre elevaciones”. Es allí, al norte del pueblo, en donde, por los valles. El Caño, Valmediano y Ayoó Pequeñino corren aguas, provenientes de las fuentes existentes en las laderas de los montes cercanos a ellos. Y los pequeños surcos de agua de los tres valles se juntan en un embalse, cuya
presa se construyó no hace mucho tiempo, precisamente para evitar las torrenteras frecuentes en los inviernos lluviosos.

El paisaje también merece la visita, pues, aunque estamos cerca de la sierra de Carpurias, por aquí todavía se ven en los valles plantaciones de chopos, además de encinas, robles y muchos castaños en laderas y montes próximos. Desde lejos destacan los humedales existentes en los valles, originados por las aguas que corren por ellos.


A partir de la presa de Congosta ya tenemos el Almucera, con el cauce estrecho, pero abriéndose camino para comenzar a recorrer todo el Valle de Vidriales. Hemos dicho que es en el término y no lejos de Congosta, en donde el arroyo nace y se organiza, antes de partir aguas abajo. Los de este pueblo quieren a su río y más desde que tienen la presa, pues ésta les evita los desbordamientos e inundaciones de sus tierras, sobre todo en invierno. Y ahora, en verano, además de disponer de una zona recreativa y de baño, en aguas vírgenes, los que se dedican a la agricultura y horticultura, pueden regar parte de sus campos, sembrados de maíz, remolacha u otros productos de la huerta. Hasta hace no mucho tiempo funcionaba el molino, aunque al servicio de unas pocas personas del pueblo. Lo que queda del mismo tiene su importancia, pues era y es el primer molino, aguas arriba, del arroyo: un pequeño edificio, con una pequeña acequia para el agua, de la que se servía; pequeñas serían también su muela y el resto de la maquinaria necesaria para la molienda.

(Ruinas del molino de Congosta)

El Almucera recorre un valle con mucha prehistoria e historia. En él existen restos de las más antiguas civilizaciones. Algunos pueblos son muy conocidos por las excavaciones arqueológicas realizadas y sus correspondientes hallazgos. Todo esto ha hecho posible que sea uno de los valles más visitados por los amantes de la cultura y Amigos del Patrimonio.

Los viajeros pueden, entre muchas cosas, los dólmenes de Granucillo, los castros de San Pedro de la Viña y de Brimne de Urz, los campamentos romanos de Petavonium, situados entre Rosinos y Santibáñez de Vidriales. También algunas iglesias, cuyos retablos o artesonados son importantes, como ocurre en Ayoó, Grijalba y Bercianos, entre otros pueblos, desde lejos verán espadañas, en lugar de torres, tanto en iglesias o ermitas; llaman la atención las construcciones a base de piedra, alternando con el adobe y el tapial, en las casas y otras edificaciones populares, sobre todo en las localidades de la parte alta del valle. Destaca el tipo de chimeneas y hornos familiares, las anchas puertas para los carros, en las que todavía se sigue utilizando el tejo, cerradura de madera. Nos sorprende la antigüedad de la misma, que ella convierte en una pieza digna de un museo etnográfico.

En otros pueblos existen fuente santiguas como en Carracedo, Santibáñez, Rosinos, entre las que hay que destacar la fuente romana de San Pedro de la Viña;
o incluso antiguas paneras como en Carracedo o Cunquilla; también había molinos como el de Tardemézar y Carracedo; el ya citado de Congosta, el de Brime de Urz, aunque totalmente en ruinas, y otros ya desaparecidos del todo o en vías de desaparición.

Podemos decir que, en todos los pueblos, se puede ver algo novedoso, destacalbe y respetable. Merece la pena detenerse en cada uno de ellos y así lo haremos, en el futuro, si ello es posible.

Creemos que desde ella Administración se debe cuidar a este arroyo Almucera, que ahora se encuentra ya encauzado, para evitar las inundaciones, y también a todo el Valle de Vidriales, sin olvidar a sus pueblos y entes. Y aprovechando su pasado, plagado de arqueología e historia, emprender actuaciones de futuro y con futuro, para evitar, en pleno siglo XXI, el subdesarrollo y la despoblación, tan temida por todos en toda nuestra Comunidad y mucho más en esta provincia de Zamora. Y esto, a pesar de disponer de grandes recursos hidráulicos, de abundantes y fértiles tierras y de gentes laboriosas y respetuosas, aunque ciertamente no muy emprendedoras.

Los Amigos del Patrimonio invitan a todos a conocer el arroyo y disfrutar del valle y de sus pueblos, para poder admirarlos, ya que sólo se admira lo que se conoce.

El profesor Pérez Mencía es colaborador habitual del semanario "La Voz de Benavente y Comarca", donde se publicó inicialmente este artículo. Sus artículos pueden leerse en internet tanto en sus colaboraciones con el blog de La otra voz de Benavente y en su propio blog, Patrimonio Popular.

9 de diciembre de 2009

Diccionario de Benavente y Los Valles (y 4)

Orniar – Llorar, sobre todo los niños.
Palero – Chopo
Paparrucha – Fruta o verdura que está blanda por estar muy madura.
Parva – Una vez trilladas las mieses se colocan en un montón alargado, para después poder ser limpiado (separar la paja del grano).



Parva lista para pasar por la aventadora y separar la paja del grano. Fotografía tomada en la Fiesta del Trillo en San Esteban del Molar (Zamora)


Peje – Montículo alargado de cereal que quedaba después de separarlo de la paja.


Pejes en las eras de arriba

Perucho – Peruco, pera pequeña y por extension todas las peras.
Pingarse – Manchas que se hacen en la ropa con las salsas de la comida.
Porro – Trozos de leña pequeños para hacer fuego.
Purridera – Especie de tornadera con dos dientes de hierro que se utilizaba para dar las haces de cereal al carro.


Purridera, a la derecha de este conjunto de tornaderas que pueden verse en el museo El Varal, en Carracedo (León), cuya web puede visitarse aquí.


Quedarse esleto – Quedarse ensimismado (de Aliste)
Ralvar – Primera arada que se hace en una finca para sembrarla al año siguiente.
Rapá – Niño
Rapaza – Niña
Rastra – Instrumento de madera con dientes de madera que se utilizaba en las eras para juntar la paja.


Rebullir – Moverse
Ristra – Ristra de ajos.
Rodilla – Paño que sirve para limpiar y también que sirve de servilleta.
Sapada – Caerse hacia delante al suelo.
Sobeo – Tira de cuero grueso que se utiliza para unir los distintos aperos al “yubo”


Fotografía recogida en la web de El Burgo Ranero (León)

Sobrao – Parte superior de una casa, donde normalmente se colocaba la cosecha y las cosas que se utilizaban poco.
Sobrizarse – Apoyarse sobre un sitio para descansar.
Tafarada – Cuando repentinamente te llega a la nariz mal olor (de Sanabria)
Tartera – Cazuela de barro que se ponía encima de las “estrébedes” para cocinar.
Tizón – Trozo de encina o roble que se colocaba en la parte trasera del fuego donde se apoyaba el resto de la leña
Tralla – Palo alargado en cuya punta se colocaba una tira de cuero. Se utilizaba para “arrear” el ganado, normalmente vacuno.
Verguguiza – Vara delgada verde que se doma muy bien, normalmente de támaras.
Yubo – Yugo