26 de octubre de 2018

La muerte de las perales


Las perales de Ayoó se mueren. Una plaga de Erwomoa amylovora está terminando con nuestras frutales. Esta es una bacteria que afecta a los frutales de pepita (manzanos, perales y membrilleros), el níspero y algunas rosáceas (de la familia de las rosales) ornamentales o silvestres. 




El árbol comienza a tener partes que parecen secas, empieza por las flores, las hojas, los brotes más tiernos y finalmente el tronco principal hasta llevar a la muerte del árbol. Así se cuenta cómo se desarrolla la bacteria en un folleto de la Junta de Castilla y León: 


La bacteria se desarrolla en ausencia de aire y cuando encuentra una planta sensible y unas condiciones ambientales favorables como son una temperatura entre 18 y 30 ºC (óptimo en 23 ºC) y una humedad superior al 70% (óptimo entre 90 y 95%). La enfermedad se puede propagar por la lluvia, el riego por aspersión, los insectos, el viento, el hombre a través de la ropa, las herramientas de poda, los útiles de cultivo y los pájaros; provoca la infección de las flores abiertas, las hojas y los brotes jóvenes.

El síntoma más característico es el aspecto quemado de brotes, flores, frutos, y hojas debido a la necrosis de los tejidos. En ocasiones aparecen exudados, generalmente bajo condiciones de humedad. Los primeros síntomas se manifiestan generalmente en primavera, durante la floración y la brotación, y avanza hacia la madera de más edad a través de los tejidos de la corteza. Se ha observado una mayor sensibilidad al ataque en la segunda floración. La infección se inicia en las flores, pasa al pedúnculo foral, de ahí a las hojas y finalmente a las ramas y al tronco, por lo que pueden observar síntomas en cualquier parte de la planta.



Esta enfermedad se conoce con el nombre de "fuego bacteriano" y suponemos que es el que ha afectado a las frutales del huerto de casa, plantadas por mi abuela e incluso alguna por mis bisabuelos, comenzaban a morir. Lleva años echándole este y el otro producto, tapando, mojando, impregnando de productos químicos y de remedios caseros, pero no ha habido nada que hacer. Este verano ha tenido que cortar dos de ellas y ya tenemos perales y alguna manzanal tambien dañados. Y como las nuestras, muchas otras perales de Ayoó están heridas de muerte, no hay más que fijarse al pasear por la zona de huertos.




Que yo sepa, nadie se ha puesto en contacto con nosotros para saber qué se puede hacer o cómo controlar la plaga. En otro folleto, del Gobierno de Aragón se dice esto: 


Una vez instaurado el primer foco en una zona, los insectos (fundamentalmente polinizadores), lluvia, viento, riego por aspersión, los instrumentos de poda y otros útiles o maquinaria de trabajo, e incluso el propio agricultor, diseminan la bacteria con facilidad entre árboles y parcelas próximas.


El fuego bacteriano comienza a ser un gran problema. En un informe del Gobierno español se lee lo siguiente: España, ha tenido durante muchos años la consideración de ser Zona Protegida para este organismo nocivo, puesto que estaba ausente de la enfermedad, y los brotes que se detectaban se encontraban en proceso de erradicación. Desde el año 2011, determinadas Comunidades Autónomas o parte de ellas Castilla y León, Extremadura, Castilla la Mancha, la Rioja, Navarra, País Vasco, Aragón, Murcia y Valencia, han perdido el reconocimiento del estatus de Zona Protegida para el fuego bacteriano, debido a que se ha establecido la enfermedad en todo o parte de su territorio.



En otras palabras, que apaños estamos. No existen, de momento, productos fitosanitarios para el control de la enfermedad y solo se recomienda el arranque y la destrucción de las plantas infectadas. Se estima que hasta el 80% de los ejemplares están en peligro.


Dado que no existen productos fitosanitarios eficaces para el control de esta enfermedad, el arranque y destrucción inmediata de las plantas afectadas es el único método eficaz. El éxito de la lucha radica en reducir el nivel de inóculo y evitar la dispersión de la bacteria. Ojalá se pueda atajar este mal de las perales  y podamos seguir disfrutando de estos árboles y sus frutos sin pasar el trago de ver cómo van muriendo.


Información utilizada para la redacción de este tema y donde hay más datos sobre el fuego bacteriano:

- Reglamentación del Gobierno de España.

Folleto del Gobierno de Aragón sobre el fuego bacteriano.

- Folleto del Gobierno de Castilla y León sobre el fuego bacteriano

4 de octubre de 2018

Historia de una foto

Una de las fotos que he puesto en el grupo de Ayoó en facebook y que más repercusión ha tenido ha sido la de la boda de Pepe y María. Pepe era el hijo de Benigno el músico y de Rosalina, prima ella de mi padre. Vivían cerca de nosotros, en Portugalete y siempre tuvimos mucha relación familiar. Puse la foto porque estaba allí buena parte de la colonia ayoína radicada en la margen izquierda, entre Santurtzi y Portu y los comentarios dieron para mucho. Incluso cuando llegaron al grupo los hijos de la pareja, me pidieron una copia de la fotografía porque a ellos se les habían extraviado y no la tenían.



La boda fue en abril de 1974 y allí estábamos un montón de niños-primos, todos vestidos con los pantalones de cuadros de la época. Estos son los protagonistas de la imagen:

Los de abajo, los niños son, el de chaqueta blanca y corbata, Mari, Martiniano Tostón, hermano del novio; mi hermano Jesi a su lado, dándome una margarita (por cierto, se me engancharon los pantalones en una punta del restaurante de la boda, Las Tablas, en el Ojillo, muy conocido para los de la zona, y lo rompí el día que lo estrenaba... ¡qué disgusto!). Seguimos, el que está detrás de Jesi es Jesús, el de Olegario. La niña que está junto a la novia es una sobrina de María, a su lado los primos Toño (desgraciadamente fallecido en un accidente hace unos años) hijo de Anuncia y Marimar, la de Isaura. Después están Olegario y su hija Bego.

Por detrás, por la izquierda asoma Trini, la de Olegario, mi madre Emilia tras Jesús y tras ella, Herenia, hermana del novio, ya fallecida también. A su lado, Luzdivina, esposa de Olegario. Los novios, Pepe y María y entre sus cabezas, asoman Maiximino, ya fallecido y su esposa, Manuela. Siguiendo a la derecha, Benigno, padre del novio, también fallecido hace ya años, su esposa Rosalina, madre del novio y Gabriel, hermano de Pepe. Por detrás asoma Lupe, la de Felipe, Kika y Matilde Tostón, tías del novio y detrás, mi tía Agustina con su pañuelo, hermana de mi abuela, madre de Rosalina. Tras ella, Benigno, primo de la madre de Pepe, Antonio el de Anuncia, ya fallecido también, Isaura, su marido, también Antonio y recientemente fallecido. Y el que está detrás asomando la cabeza, no sé quién es.

Hasta aquí toda la información sobre la gente que aparecía (aparecíamos) en la fotografía, que fue tomada en el exterior de la Basílica de Santa María. Este año, hace unas semanas, fui a hacer una visita guiada a este templo e hice una foto de cómo está el lugar ahora.


Pregunté por la estatua que se ve en la fotografía, tras nosotros y que ahora ya no está. Me dijeron que era la típica de la época franquista, dedicada a los caídos (a sus caídos, claro) en la guerra y que se quitó de allí hacia los años 90.
Encontré en un blog local, de Portugalete, El Mareómetro, la historia de la mencionada estatua, que se había inaugurado un año antes de la foto tras toda una sucesión de retrasos, ultimátum y toreos varios por parte del escultor. Aquí se puede leer.

Todas las fotografías son el blog El Mareómetro.




Curiosa historia de la que me enteré rebuscando para saber algo más de esta foto tan bonita, una joya de mi álbum.

2 de octubre de 2018

Escenarios para la música

En otras ocasiones hemos hablado de cómo eran los festejos y las fiestas en el pueblo en años pasados (aquí y aquí). Comentábamos como se hacía el baile en Canrredondo y como después pasó a realizarse en el casco urbano: en la Audiencia, en la calle donde ahora está el ayuntamiento o en el Canto. Pero los bailes del domingo se realizaban por todo el pueblo, incluso en Peñacabras o en la báscula. 


Fotografía antigua con el baile en Canrredondo, recogida en el cuaderno de cultura Ageo. Abajo, fotografía de la exposición de fotografías antiguas de Perafondo de 2017, con una imagen de un par de jóvenes (Pepe Casado y Modesto Martínez) posando ante los músicos que preparan el escenario en la Audiencia. 


Este verano, la ubicación ha sido también noticia: Se ha "descentralizado" el lugar de las verbenas.

El Día de las Peñas se llevó la disco móvil elegida a un lugar novedoso, la nueva plaza que ha quedado en el lateral de la Iglesia, donde estaba la huerta del cura. Y no daba yo un duro por la ubicación. Me imaginé el pilo lleno de vasos rotos y plásticos, los muros de la Iglesia guarreados y al barrio en pie de guerra. Hasta algún vecino hizo guardia para salvaguardar las peras... 





El bar de la verbena de la Discoteca móvil Amnexia (sic) se puso delante de la Puerta del Sol. Curioso. 
Pero no, la verdad que el baile quedaba chulo con las luces reflejadas en los muros de piedra, la zona quedó limpia tras el paso de la brigada municipal y no parece que las peras fueras objeto de robo alguno. Además, al quedar el edificio refugiando la verbena, los vecinos más cercanos casi no se enteraron del ruido (o eso me dijeron a mi alguno de ellos).

La víspera y el día de San Bartolo el baile volvió a su emplazamiento de los últimos años, El Canto. Allí consiguieron meter, una vez más, con gran pericia, esos grandes camiones que se alzan entre las casas. 



La útima legión. Foto Latechnomusic Castrocalbón
Orquesta Garibaldi. Foto de M. A. López de Zubiria.
La última legión. Foto Latechnomusic Castrocalbón.

El día de San Bartolín, el último, la verbena volvió al lugar donde la recuerdo de niña, a la plaza de la Audiencia. No quedaba mucho espacio entre camión, minirotonda y nueva parada de bus, pero se apañó el asunto.



M-30. Foto del propio grupo.
Imagino que la razón de tanto baile de emplazamiento, nunca mejor dicho, habrá sido descargar a los vecinos del Canto de la molestia de la verbena. Por ese lado, misión cumplida. Ahora, para los bares y para el par de barracas que se acercan en fiestas... mal negocio alejar a los clientes. En fin, ya se sabe, nunca llueve a gusto de todos.