17 de octubre de 2020

Muerte en la vendimia

Hace unos días la vendimia en La Rioja Alavesa se tiñó de luto con la muerte de dos vecinos de La Puebla de Labarca. El accidente ocurrió cuando una de las personas cayó a la cuba en la que fermentaba el vino y el otro, su primo, fue a ayudarle (aquí la noticia). Es una situación que se ha repetido muchísimas veces, ha habido muuuuchos muertos así. 

Durante la fermentación de la uva se produce dióxido de carbono (CO2), que en si mismo no es un gas venenoso pero es más denso que el aire y desplaza el oxígeno, que no llega a los pulmones y provoca pérdida de concienda y la muerte por asfixia en poco tiempo. El dióxido de carbono es lo que en el mundo de las bodegas se conoce como el tufo del vino. Así mismo, el tufo, se le llamaba en el pueblo, donde también se hacía el vino en las cuevas para consumo familiar. 


En Ayoó, como en otros lugares con experiencia en la elaboración del vino, se sabía del peligro del "tufo" y por ello, antiguamente, se entraba a la bodega con una vela. Si la vela se apagaba significaba que no había oxígeno suficiente y había que salir de allí. Un poco al estilo de lo que siempre se contaba de los mineros, que entraban a los túneles con un pájaro. Si el ave moría, había que salir de allí.

Un hecho como el que hemos relatado arriba que ocurrió estos días, también sucedió hace años en el pueblo: la muerte del Ti Virgilio y de su hijo Francisco.

El Ti Virgilio era el padre de Emilia la de Lucas, casado con la Ti Severiana. Además de a Emilia, tenían otro hijo, Francisco, que era tenía una cierta minusvalía mental. Era el tiempo de la vendimia y ambos se acercaron a la bodega, que, por cierto, estaba muy cerca de la nuestra, su zarcera casi a la altura del suelo, por donde jugábamos de pequeños. Me pasé toda mi infancia con la advertencia de "no te acerques ahí que se mataron dos personas"... pánico tenía yo a las cuevas con tanto decírmelo. 


El Ti Virgilio fue a llevar a la yegua a pastar en la zona de los Cañoticos y le dijo al chico, que tendría como 24 o 25 años, que le esperase y no se metiese a la cueva. Pero lo hizo, por accidente, por curiosidad... bajó a la bodega. Al llegar el padre y no verle, entró también la bodega a buscarle, pero la uva estaba en plena fermentación y el tufo acabó con ambos. Mi padre no recuerda quien descubrió la desgracia, pero si que los trajeron a ambos en un carro tirado por una caballería.

En casa también recuerdan como la familia tuvo problemas para poder enterrarlos de forma cristiana, ya que el Ti Virgilio era de izquierdas y ya había tenido problemas tras la guerra civil por su ideología. (De ello hablamos en este post Los depurados, en este otro Don Ezequiel y el falangista, además de contar como era un hábil carpintero en este otro, aquí).