30 de abril de 2019

12 meses, 12 pueblos: Moratones

Moratones está entre Granucillo y Villaobispo, yendo por la carretera que sube y baja del valle, la ZA 1510. Pertenece al municipio de Santibáñez y lo visitamos en este post. Ahora llega a esta sección para sacar algunas otras fotos que tomé el día de la visita. Aquí me centré en puertas y aldabas, esas que tanto me gustan a mi. Yo pasé por la calle Ermita y la calle Iglesia, pero me quedan otras con nombres preciosos: Calle Cumbre, Luteiro, Rodera, Calleja o Pozaranco.


















24 de abril de 2019

Máquinas agrícolas Trepat

En el post anterior dábamos la pista de una de las joyas que estaban escondidas en un corral de Carracedo: la segadora-engavilladora Trepat.




La máquina está en bastante buen estado, la verdad. Imagino que será como de los años sesenta o principios de los setenta y supuso un avance en la tecnología del campo ya que segaba y hacía las gavillas, como su nombre indica. 

He encontrado un blog, este, donde explica cómo funcionaba: Una vez que la máquina se enganchaba a la toma de fuerza (tractor o caballería) se bajaba el cuerpo de la misma, una plataforma de madera de forma semicircular, a ras del suelo para el corte de la mies lo más bajo posible. Un mecanismo adosado al eje de la rueda hacia girar varias cuchillas, permitiendo el corte del cereal. Cuatro rastrillos de madera giraban en sentido circular, meciendo sobre el peine de cuchillas el cereal para ser segado y uno de estos rastrillos, en una de las vueltas, se desliza sobre el tablero arrastrando la mies sobre él y arrojándola al suelo.


Recuperación de la siega con máquinas en los años 2000 en Velilla de la Reina, León.

Trabajando en Rapariegos, Segovia.
Usando la segadora en Hortiguela, Burgos.
Esta máquina es de la marca Trepat, una fábrica de Tárrega, Lleida, que fue una de las más importantes fabricantes de aperos en el siglo pasado, desde el año 1914 hasta los ochenta, cuando acabó cerrando. 

En un blog sobre aperos agrícolas, Alma de herrero, recojo un poco la historia de esta fábrica:

Su fundador Josep Trepat Galcerán (1881-1974) vio muy rápidamente, que las máquinas que se importaron de los Estados Unidos, (McCormick), no se adaptaban a las necesidades de producción ni tampoco al poder económico de la mayoría de los agricultores españoles. Entonces pensó que era urgente e imprescindible dotar a los agricultores de una máquina bien adaptada a los campos de aquella época.

Las máquinas segadoras de Trepat, podían ser traccionadas por un solo animal, tenían un precio muy asequible y también tenían un buen rendimiento. Esta idea, fue la que le hizo dar un salto hacia el progreso, produciendo las máquinas en cadena de montaje.

Desde principios de los años 1930 hasta finales de los 1960 Cal Trepat, dominó el mercado nacional de estas máquinas. Pero a pesar de ello, la fábrica se encontró con un dilema, el cual no supo hacer frente, que era la llegada de la maquinaria con motor, y esto fue el comienzo de su decadencia. Las palabras exactas serían que no se modernizaron.

La mayoria de sus trabajadores fueron abandonando la fábrica entre finales de los 1970 y principios de los 1980.


Cuando estuve viendo el pequeño y coqueto Museo de Castrocalbón, también tenían una segadora Trepat muy parecida a esta de Carracedo protagonista del post de hoy.



Hace pocos años, todo ese patrimonio, incluybendo unos preciosos pabellones donde estaban los talleres y la dirección de la empresa, 


Fotografía Web Museu Trepat.

se retomaron, se reconstruyeron y allí se ha puesto un Museo de la historia agrícola y tecnológica que tiene muy buena pinta. Su nombre oficial es Museo Fábrica J. Trepat de Tàrrega y aquí está su página web.

La verdad es que el devenir de estos industriales y de sus fábricas, que marcaron el mundo agrícola del siglo XX es apasionante. He encontrado un trabajo que habla de ellos y de su relación con el devenir político español, la guerra civil, el franquismo, que me parece muy interesantes. Aquí el enlace:

15 de abril de 2019

Aperos de incógnito

En mi paseo fotográfico por Carracedo encontré unos cuantos de esos tesoros que permanecen recogidos y escondidos: maquinaria antigua, herramientas, talegones y hasta un horno. Tesoros que se han dejado a un lado y que apena pensar que van a terminar hechos trocitos por el tiempo. 

Detrás de una casa, en un callejón, había un montón de cosas que me llamaron la atención. Lo primero, un estupendo horno con tejadillo, en bastante buen estado de conservación (lo que se veía al menos). Alrededor, unas tejas, cajas antiguas de uva y unos atados de leña. 




Al lado, encontramos una limpiadora o beldadora, similar a otras que vemos aún por aquí y por allá, abandonadas tras una vida de trabajo. 










 Ahí está la máquina, debajo de unas habas secas, con la cinta de transmisión colgando y apoyada sobre ella, un arado. Ojos más expertos que los míos, al enseñar las fotos en el grupo de Ayoó de Facebook, han visto además un arrodadero, un burriquete usado en la construcción y el ya mencionado arado, que identifica como de horcate (horcate es el arreo de madera o hierro , en forma de herradura, que se pone a las caballerías encima de la collera y al cual se sujetan con cuerdas o correas de tiro, en definición de la Rae). 







También hay un buen número de talegones de los usados en la vendimia, un carretillo para llevar el arado de caballería...




Sobre la pared, hay una preciosa barandilla y sobre ella, las pernillas del carro y la manguera del arado.


                                                     

Por si esto fuera poco, encontramos la joya de  todos estos tesoros: una segadora engavilladora de la marca Trepat, que va a merecer un post aparte, que publicaré tras este. 

Fuera de un corral, también en Carracedo, encontré otras dos máquinas limpiadoras: una bien curiosa, con el cuerpo de chapa grisácea, bastante más grande que las otras más habituales de ver y otra que estaba ya casi desmontada y troceada. Dos joyitas ahí, viviendo sus últimas horas.