31 de marzo de 2011

Memoria de Santibáñez: la industria (01)


Santibañez de Vidriales,
ya te pueden llamar villa
con los pozos artesianos
y las fábricas de harina.

(pequeño poema recogido en la página Patrimonio Popular, del profesor E. P. Mencia)











En esta tercera entrega del Santibáñez del siglo pasado encontramos un destacado sector industrial, con variadas y pujantes factorías:
Había dos fábricas de mantas, mantones, cobertores, fardelas, alforjas. Estaban por la calle de abajo por donde las discotecas. “Se llevaba la lana o el lino y te hacían la prenda que tú pedías, sábanas, lienzos... y pagabas el servicio”, comenta mi padre.


Había fraguas para herrar, para hacer las ruedas nuevas y para calzar los ejes de los carros. “Allí -rememora mi padre-vi yo el primer martillo pilón que aún sigue estando, lo vi en una casa vieja que hay por donde el supermercado, por donde estaba la fragua de Ginés. Era una gran ventaja, no había que hacer ese trabajo a mano”. También había un pequeño aserradero, el de Ricardo. Y Felipe hacía carros y cubas y puertas grandes.La alcoholera era otra de las industrias destacadas que funcionaban en Santibáñez. Era de Bernardo Riesco, que no era pariente directo nuestro, aunque si venía de la misma familia, de los Riescos de de San Pedro de la Viña. (Anécdota: estando ya mi padre en Vizcaya, un señor de un pueblo de Zamora, reconoció el apellido y le dijo que a mi padre que él no tendría problemas de dinero, si era familia de Bernardo Riesco el de la alcoholera... mi padre le contestó que solo compartía apellido, no capital).



En Santibáñez había tres alambiques y cada alambique tenía que dar un cupo para el Estado a cambio de un permiso para 10 o para 15 días para poder destilar el alcohol. Y este cupo era el que se llevaba a Santibáñez a la alcoholera, donde se hacía brandy y coñac.



Foto de Alberto Zapatero Ferreras


Foto de Alberto Zapatero Ferreras


La fábrica está ahora cerrada, aunque su edificio y sobre todo, su chimenea siguen estando en pie. Amigos del patrimonio industrial quieren que esta fábrica no termine desapareciendo, reivindican su importancia dentro del escaso pasado industrial zamorano y piden que no se deje caer el edificio. (Aquí y aquí, algunos artículos al respecto).

En el blog del Ti Joaquín se publico un bonito artículo contando cómo y quienes pusieron en pie la emblemática chimenea. Lo podéis leer en este artículo: La chimenea de la alcoholera.



27 de marzo de 2011

La chopa

Uno de mis lugares favoritos de Ayoó es uno que ya no existe: la chopa que estaba detrás de la Iglesia. La gran chopa de doble tronco, grande, enorme, que me despertaba por las mañanas con el sonido de sus hojas. Mi habitación daba justo enfrente y era lo primero que veía al levantar la persiana. A su alrededor, bajo su sombra, había tierra, piedras, bichos y, de vez en cuando, algún carro, como en la foto, que se convertían en mi txoko para leer un tebeo o sentarme a descansar.

Foto tomada hace siglos... bueno, el siglo pasado, año 85 u 86...


Durante unos años no pasé mucho por Ayoó y cuando volví a ser asidua, la chopa había desaparecido. No sé si fue una enfermedad que acabó con ella o fue el cemento que todo lo puede, pero ya no estaba. Ahora hay un jardincito con flores y una acacia que en primavera luce llena de mimosas amarillas. Muy mono, muy urbano. Pero sigo acordándome de la chopa.





Completo este artículo con un texto extraído del Blog El Tí Joaquín, en el que cuenta como es la mano del hombre (y a veces, un accidente metereológico), el que transforma el chopo en chopa:

En épocas de escasez de madera, se cortaba la copa de los chopos a aproximadamente tres metros de altura, para aprovechar las nuevas ramas secundarias que se desarrollan con fuerza, y el tronco, que aumenta su diámetro espectacularmente hasta medir varios metros de circunferencia. El femenino lo adquiría en el momento en que los nuevos brotes, (hijos), salían del cercenado tronco, (madre y productora de madera). Al final de su vida, si no cortaban antes la chopa, su tronco se pudría y ahuecaba, dando juego a los niños en otros tiempos. También un rayo o la caída de otro árbol podían partir la copa del chopo, y entonces la chopa era natural.

El artículo completo podeis leerlo aquí: La chopa y la frutal.

24 de marzo de 2011

Historias de la mili: la bicicleta

Nunca he visto a mi padre montar en bicicleta. Como le pasó a mi abuelo, las piernas son su punto débil y no le he visto coger una bici en la vida. De hecho, pensaba que no sabía ni andar en una... hasta que me contó esta anécdota ¡¡y ya te digo que sabía pedalear!!


Mi padre cargando la vieja BH de mi hermano hace ya unos añitos.


La historia ocurrió cuando estaba prestando su servicio militar en Astorga y me la contó así:


“Había estado yo con 50 días de permiso el mes de agosto y septiembre y volví al cuartel, pero el domingo alante era cuando se descoitaba (1) y quería volver para ver a Emilia. Así que le dije a Manolo (Casado, su compañero de correrías en la mili), coña, vamos al pueblo, que van a descoitar. El tenía una bici allí y yo alquilé otra en un taller. Fuimos de Astorga a La Bañeza y luego por la Portilla, donde vimos un carro de mulas que llevaban unas chicas y fuimos agarrados al carro hablando con ellas. Luego por Valseco, por la fuente Juan Torres y el sábado a eso de las diez de la noche llegamos al pueblo. Pasamos el domingo en el pueblo y el domingo, amanecientes para el lunes fuimos por la Chana a coger la carretera a Nogarejas, por Destriana. Las cuestas arriba me tenía que bajar. Llevábamos una cesta de mimbre con uvas y no llegó más que el mosto. Yo llevaba también una cesta de peras y las fui perdiendo por el camino. Llegamos a las diez de la mañana y según llegamos ¡al calabozo! Estaba todo lleno con los que habían llegado tarde. Estuvimos aquel día y la noche y luego ya nos soltaron”.


(1) Descoitar: liberar fincas en las que se había prohibido el paso por parte de la Hermandad de Ganaderos. Ver el post anterior, aquí.

21 de marzo de 2011

La primavera

El lunes 21 de marzo de 2011, a las 0h21m hora oficial peninsular, se inicia la primavera en el Hemisferio Norte, según el convenio astronómico. Esta estación durará 92 días y 18 horas. El domingo día 27 de marzo va a tener lugar el cambio de hora, recuperando el horario de verano. Cuatro semanas más tarde, el 24 de abril, será el Domingo de Pascua. El verano se iniciará el día 21 de junio de 2011.


Información proporcionada por el Observatorio Astronómico Nacional (IGN, Fomento) y consultada en la página web del Instituto Geográfico Nacional.
 







 
Flores en Ayoó:
Foto 1, flores de una especie de geranio en el huerto de casa;
Foto 2, flores en el huerto de Tránsito en El Coito;
Foto 3, flor de calabaza en nuestro huerto;
Foto 4, flores en la esquina de un contrafuerte de la Iglesia;
Foto 5, jardincito en la granja de Amelia;
Foto 6, rosa tras la lluvia de una tormenta;
Foto 7, siempreviva en una vieja artesa de albañil,
junto a la puerta de nuestra casa;
Foto 8, hierbas que se han colado en el cemento,
junto a la Casa de los Cazadores.

18 de marzo de 2011

La Hermandad de Agricultores y Ganaderos

Con el régimen franquista se suprimieron los Sindicatos y Asociaciones de Campesinos y se impusieron los sindicatos verticales. En el campo, esto se tradujo en la constitución de las Hermandades de Agricultores y Ganaderos, que se pusieron en marcha en 1944 (Decreto de 17 de Julio de 1944 por el que fueron creadas las Hermandades Sindicales Locales). En 1977 se sustituyen por las Cámaras Agrarias y posteriormente sus competencias pasan a las Comunidades Autónomas.


Como conté en el artículo El Conventico, algunos periódicos y papeles que encontré allí hace ni sé los años, terminaron en mi casa (¡creo que me van a diagnosticar Síndrome de acumulación compulsiva!). Pués bien, mirando lo que había, me he encontrado esta joya, que tan bien me viene para ilustrar el post de hoy: una nota de la Falange zamorana a la Hermandad de Labradores y Ganaderos sobre la venta de la remolacha azucarera a las fábricas. La hoja está, por supuesto, convenientemente adornada con el "Saludo a Franco: ¡Arriba España!" de la época. La circular está fechada el 6 de marzo de 1947.


En Ayoó también existió una Hermandad de Agricultores y Ganaderos. El Jefe de la Hermandad y otros dos o tres con él más el alcalde y los concejales del Ayuntamiento, eran los encargados de determinar cuánto y quién pagaba los cupos (parte de la cosecha exigida por el gobierno. Ver post “El cupo”), cómo se organizaba a los vecinos para arreglar los caminos u otras obras o que zonas del pueblo se “acotaban”(1),... y en definitiva, determinaban lo que se hacía sobre cualquier tipo de ganado y las tierras.


El Jefe de la Hermandad se elegía por votación y algunos de los que ostentaron el cargo fueron Restituto Carbajo (más tarde alcalde de Ayoó), el Ti José Casado, Laurentino Cano (también alcalde durante años),... Eso sí, mi padre asegura que al final “hacían lo que les daba la gana para elegir al Jefe. Una vez estuvo a punto de salir Eliseo y otra Santiago Centeno (Jalones) (2) porque votaban a cachondeo”.



Las Hermandades tenían, por supuesto, su asesoría religiosa. Aquí, entre mis tesoros rescatados del Conventico, tengo un ejemplar de la Hoja Gremial del Organo de la Asesoría Eclesiástica de Sindicatos, con fecha del 9 de marzo de 1947.



Más información sobre las hermandades en "Agricultura en Rabanera de la Sierra S.XVII-XVIII-XIX y Rabanera del Pinar S.XX" de Mariano Contreras Crespa y en el libro "Las Hermandades Sindicales de labradores y ganaderos (1955-1977). Historia, documentos y fuentes" , de Pilar Gil García.




(1) Acotar: cuando no querían que se pastase en una zona, el alcalde o el Jefe de la Hermandad de Ganaderos prohibía pasar por ese lugar, se “acotaba”. Después de vendimiar se “descoitaba”.


(2) Santiago y Eliseo eran personas, digamos, especiales y, por ello, y dado la maldad que los más débiles o diferentes provocan, a veces eran objeto de broma y hasta burla en el pueblo sobre todo entre los mozos. A ambos llegué a conocerlos siendo niña: Santiago Jalones era como el coco con el que nos asustaban a los críos, aunque realmente yo siempre le veía muy tranquilo, paseando por el pueblo con las manos a la espalda o tomando el sol a la puerta de su casa. Eliseo tenía una especie de gran angioma en la cara, que siendo niños nos impresionaba bastante y también le recuerdo silencioso y trabajando en las tierras junto a César Cortés, el padre de Pedro, ya que creo recordar que eran familia directa.

16 de marzo de 2011

La Iglesia por dentro: La lámpara

En el lado de la epístola de la Iglesia (la derecha vista desde la puerta), justo encima de las escaleras que suben al altar, encontramos una pequeña lámpara (eléctrica) que está encendida de manera permanente. Las velas se encienden para los actos litúrgicos pero siempre queda encendida esta lámpara que representa “la presencia real de Jesús sacramentado”.



A la derecha, la lámpara.




Para el artículo he consultado información de Catholic.net

13 de marzo de 2011

Memoria de Santibáñez: la diversión



Santibáñez en el Google Maps
  Si en los tiempos modernos Santibáñez se llenó de bares, discotecas y pubs, tampoco faltaba la diversión en aquellos años de los 40 a los 60: “Había dos cines, uno que estaba donde el Banco de Castilla, el de David, y el otro, el de Dionisio, donde está ahora el bar Ferreras. Los cines tenían una planta baja y arriba el gallinero y tenían bastante capacidad, como para 300 personas. Donde el de David Blanco había un salón de baile, con un altavoz y un tocadiscos y se pagaban tres pesetas de entrada”.


La gente del pueblo, de Santibáñez, recuerda en sus conversaciones feisbukeras, cómo era aquel cine de entonces. Rememora Jesús cómo los jóvenes que allí estaban cantaban “Que salga el toro, que salga la vaca. Que salga el toro con cuernos de oro, que salga la vaca con cuernos de plata". “¿Cuantos de vosotros cantaron conmigo este grito de guerra cuando se iba la luz en el cine?, y cuantos de ustedes recuerdan la primera obra de teatro de nuestro tiempo? Yo la vi en el cine de David y verdaderamente me impresionó, me gustó mas que el cine aunque trato de recordar la obra y no puedo, pero la sensación que me produjo siempre la llevo dentro”. Y Paulina rememora una Nochevieja: “El día de Nochevieja íbamos a bailar al salón del Sr. David y veíamos las campanadas en el café antes de pasar al salón. Yo no recuerdo tomar las uvas hasta que no vine a Madrid.”


En el grupo de Santibáñez en Facebok colgaron esta foto, la de la presidencia durante una becerrada que tuvo lugar en el pueblo, en el año 1963.


Becerrada en Santibáñez, año 1963. Fotografía de Javier Rebollo Delgado.

La foto generó una rememoranza sobre el acto, sobre el sitio en el que se hizo, si donde las discotecas, que si donde el centro médico, que llovió a mares aquel día... Y como no... ¡¡¡allí estuvo mi padre!!! El ya se había trasladado a Bizkaia en busca de trabajo, estaba en la zona de Trucíos, muy conocida por las muchas plazas de toros que hay en la localidad (aquí y aquí, información sobre este tema) y estuvo viendo una becerrada, acompañado por Chencho, el hijo de la Ti Leonor, que trabajaba con él. La sorpresa (y el pitorreo, todo sea dicho) de ambos fue grande cuando estando en el pueblo de vacaciones, acudieron a la corrida que se organizó en Santibáñez y reconocieron a los toreros y también a los animales de las tierras vizcaínas. “Hala becerra -cuenta mi padre que gritaban- que ya sabes cómo hacerlo, que te vimos en Trucíos!!”


Y terminamos el capítulo Ocio con una curiosidad: mi padre afirma que en Santibáñez siempre han tenido la costumbre de ir a trabajar por la mañana al campo, volver a comer a casa e ir a echar la partida. Después del asueto, vuelven un rato por la tarde a las tierras.

10 de marzo de 2011

En venta






Foto 1: cartel en la zona de Las Escuelas. Foto 2: terreno en venta en Trascastillo. Foto 3: casa en Congosta.

7 de marzo de 2011

El carro del ferrañal

Paseando una mañana por el pueblo, cámara en mano (los medianamente madrugadores ya me conocen), me encontré con este carro en la parte de arriba del pueblo, cerca de la calle Peñacabras. Me sorprendió ver “aparcado” este ejemplar tan bonito, que no había visto antes (tengo recogidos unos cuantos carros ayoínos en mi colección), con esos dibujos geométricos en las costanas, los nombres de propietario y carpintero, el cañizo...






Días después, me lo volví a encontrar en la zona de los ferrañales y aproveché para hacerle otra sesión de fotos, cogiendo bien todos sus detalles. Me encontré con Leire, la hija de Alfonso y Juncal y ella me dio el dato que me faltaba: el carro era de su abuelo, Luis (es ahora, tras el fallecimiento de su madre, el carro ser ser, era de Adelina y Manolo, sus padres). Agradezco Leire su información y ojalá su familia sepa valorar esta joya que tiene y lo siga cuidando para que luzca tan bonito como está.




Estas inscripciones eran hechas con una plantilla, tal y como
nos lo contaban en el blog El Ti Joaquín:
Estaba escrita con los abecedarios que usaban los carpinteros,
que eran piezas rectangulares de latón troqueladas,
una para cada letra, a las que se aplicaba pintura para marcar o escribir
sobre madera o metal,
ya fueran carros, máquinas de limpiar, trillos
o cualquier otro apero de labranza.

La matrícula del carro.




















4 de marzo de 2011

Memoria de Santibáñez: feria y tiendas

Fotografía tomada del grupo de Santibáñez en Facebook


“Cuando voy ahora a Santibáñez me da pena ver lo que hay y pensar en lo que hubo”. Así se expresa mi padre después de haberle obligado a hacer memoria del Santibáñez que conoció en su juventud. El que sigue siendo pueblo cabeza del valle está, como casi todos los pueblos de los alrededores, viviendo ese momento de agonía, de no saber muy bien por donde buscar su sitio, con una generación que vivió el máximo esplendor del pueblo y que ahora descansa llegada al momento de la jubilación y una juventud que no encuentra su sitio, sobretodo laboral.



Los recuerdos de mi padre son de un pueblo dinámico, con una cierta industria, un animado mercado, tiendas, negocios, ocio... un poco de todo. “Nos conocíamos todos, las Varelas, las de Roque, la Pili... había mil habitantes al menos!”. Según los datos recogidos en el Atlas de Reindustrialización, publicado en Octubre de 2008, Santibáñez tenía en 1960 3292 habitantes, que se quedaban en 1.183 en el 2007 (tomados todos los pueblos que comprenden el término municipal, no solo lo que es la localidad que lleva este nombre).


Mi padre recuerda su juventud de los años 50, cuando el trabajo era mucho y la diversión menos, aunque ya se la buscaban ellos. “Para bajar no íbamos en coche, claro, no había, ni siquiera en bici. Se iba y se volvía andando. Se iba por Carracedo, por la fuente Rumicus, y luego, por la cuesta de San Mateo y por El Soto”.




Santibáñez tenía por entonces un importante mercado de ganado todos los miércoles, con la particularidad de que se hacía en dos lugares diferentes del pueblo: “La mitad del año se hacía abajo, por donde la Fuente Romana, y la otra mitad, desde más o menos San Pedro, arriba, por donde el Bar Elías”.


“Desde febrero a marzo e incluso abril, se hacía un ferial de vacas y bueyes, por donde está la lotería. Venían de León, de Navianos, de la Valdería... Cuando era el tiempo, también había cerdos. Y bacillos, las plantas de las viñas”.


Del mercado hablaba también Paulina, natural de Santibáñez pero medio ayoína ya por matrimonio y residencia. Así contaba sus recuerdos de esta feria: “Lo del mercado de los miércoles en la plaza de abajo lo recuerdo como una maravilla, no faltaba la señora Amelia con el pulpo, cociendo en aquellos calderos grandes y ¡¡¡como manejaba las tijeras cortando los rabos al pulpo!!! Yo iba con mi padre todos los miércoles. Allí se encontraba con gente de Ayoó, Congosta y otros pueblos y charlaba con todos. Eran muy animados. En enero y febrero vendian los cerditos casi recien nacidos y la gente los compraba para engordarlos y hacer la matanza por noviembre o diciembre. Eran tiempos de escasez pero yo los recuerdo como felices”.


En el pueblo había tres carnicerías, donde se mataban terneros, castrones, cabritos... Los castrones eran chivos a los que se dejaba crecer y a los que se castraba al año y se hacían grandes, de hasta cincuenta o sesenta kilos. “Se mataba mucho, era carne buena, muy propia, por ejemplo de poner en bodas. Las carnicerías de Santibáñez mandaban carne incluso a La Bañeza por el coche de Camarzana”, recuerda mi padre.



Programa de fiestas en Santibáñez, 1931. Es muy curioso ver la relación de anunciantes,
con numerosísimos establecimientos y tiendas de la localidad.
Recogido en La Voz de Vidriales.


Había también mucho comercio: Tres ferreterías grandes, la de Agustín Martínez, la de Antoñito Romero y la de los Mateos. Y tiendas en las que se vendían hierros para las cubas, para las llantas de los carros, las rejas de los arados...


Había dos tiendas de confección en grande, la de Gerardo y la de Cándido y algunas otras pero mucho más modestas. Se vendían por ejemplo, las toquillas negras con las que las mujeres iban vestidas el día de la boda.

En Santibáñez encontrábamos asimismo mercerías y una droguería, la de La Carlota. "Allí estuvo trabajando una chica del pueblo, Tina, la de Doroteo el panadero y luego la llamábamos así en el pueblo, La Carlota, para picarla".


También encontrábamos dos sastres buenos, Isaías uno y Castaño el otro, que hacían la ropa más de vestir, los trajes, las chaquetas... “En la de Castaño me hice yo el primer traje, que me costó 400 pesetas”, recuerda mi padre.

1 de marzo de 2011

Lauburu



Este verano tuve un encuentro curioso: en una puerta de Santibáñez me topé con una aldaba adornada con un lauburu. Y el mismo motivo estaba en otra cerradura expuesta en el Museo Etnográfico de Zamora. Para más casualidad, María del Roxo, en su estupendo blog dedicado al concejo de Ibias, presentaba hace unas semanas una antigua panera también decorada con este tema. Yo le he llamado “lauburu” (en euskera, cuatro cabezas), porque así es como se conoce aquí, en Euskadi, al símbolo de cuatro puntas redondeado que no es si no una cruz esvástica, de origen indio (hindú) y que se puede encontrar en representaciones artísticas por todo el mundo y desde los tiempos más antiguos.


La esvástica, origen del lauburu y del resto de motivos similares, es visto con escalofrío dado que fue el símbolo gráfico de los nazis, pero hay que aclarar que ellos se apropiaron de él allá por 1920 pero que es un símbolo que, como decimos, se ha repetido en la iconografía, el arte y el diseño a lo largo de la historia de la humanidad.


Aquí Oier, mi peque, y una compañera de clase en la víspera de Santa Ageda, cuando salen a cantar a la santa. Ambos visten mendigozales con motivos de Lauburus tejidos (el de Oier, por supuesto, salió de las manos de mi madre).


 La aldaba de Santibáñez, en una casa cercana a la farmacia.






En el Museo Etnográfico de Zamora la pieza iba acompañada de este texto: “Cerradura de palanca con motivo simbólico arcaico (svástica). Siglos XVII-XVIII. Hierro forjado. Cabrillas, Salamanca. Colección Arte de Occidente”.




En la panera de Ibias, María presentaba estos magníficos “tetrasqueles” labrados en la madera.