28 de julio de 2010

Por la Chana de Osilga y El Ramajal

Como se nos había hecho corto el camino a Valdomengo y aún teníamos tiempo antes de que apretase más el sol, decidimos subir camino arriba hacia por la cuesta, hasta la Chana de Osilga (chana, lugar llano). Mi madre, que tantas veces había subido por ese camino para ir a segar y acarrear no podía por menos de sorprenderse: Uno, por el buen estado del camino;


Dos, por lo crecido que estaba el monte ante la falta de ganados que lo limpien (las jaras y urces eran de la altura de una persona.. al menos de una bajita, como es nuestro caso...);


Tres, de las enormes encinas que habían ido creciendo en el lugar...



Osilga también entró en el aparcelamiento y las pequeñas tierras que antes se repartían los vecinos y que tan difícil eran de cultivar por su pequeñez, se han convertido ahora en grandes extensiones de cereal que daban al paisaje un aire de latifundio extremeño. La mayor parte de las tierras, claro está, están de balde, ya no hay quien las trabaje.




Tomamos el camino de la Brea,




luchando contra los molestos mosquitos con ramas de urz y llegamos hasta una zona de pinos que nos despistó...


queríamos ir acercándonos al pueblo y terminamos cogiendo un cortafuegos


que nos llevó por buen camino un trecho. Cerca de ese cortafuegos está la caseta donde se llevan los animales muertos, pero es tal la altura del monte y el follaje, que ni la vimos, Desde ella hay un camino que lleva fácilmente hasta el pueblo. Así pués, nos encontramos con el fin de nuestra senda, que se acabó bruscamente dando paso a un denso bosque bajo por un lado, con unos peligrosos barrancos excavados por el agua en la tierra arcillosa, en la zona conocida como El Ramajal.








Al final, con cuidado y “yendo a rompemata” (expresión de mi madre para explicar nuestra lucha contra jaras y encinas para dar un paso) pasamos a una tierra de labor del Ramajal y luego a La Veiga, ya pegando al pueblo.

26 de julio de 2010

La fuente de Valdomengo


Esta es la preciosa fuente de Valdomengo. Desde siempre ha tenido fama de ser muy buena agua y a su alrededor a convocado siempre a gente: antaño, la vacada llegaba algún día hasta aquí y también la cabreada y sus árboles y la fuente eran un lugar ideal para que los pastores pasaran el día. Después, han sido muchos los cazadores que han hecho un alto en esta pradera en las jornadas de ojeo y de búsqueda del jabalí.




La fuente de antaño era más sencilla, estilo manantial, como la fuente de piedra de Requeijo o la antigua del Robedillo: cuatro piedras grandes rodeaban el manantial y allí era donde se bebía.





Esta es la "firma" del último arreglo: J. P. M. 1985. Desconozco si corresponde a alguien del pueblo así que si alguno me puede decir algo, se lo agradecería.


Junto a la fuente hay este gran bebedero para la hacienda que ahora ya no visita el paraje. Antes, había pozas excavadas en el suelo, hechas por los vecinos para que pudiesen beber los animales.


A unos metros de la fuente (en la foto de arriba se ve la distancia, con la fuente al fondo) encontramos esta "piscina" cercada. Suponemos que está hecha por el servicio forestal para tener agua recogida que pueda ser útil en caso de incendio.

24 de julio de 2010

Valdomengo

Aunque estar en el pueblo me gusta mucho, reconozco que tengo una gran laguna: conocer los alrededores del Ayoó habitado, el monte, las tierras de labor, los valles... Así que el pasado verano hicimos una pequeña excursión de familia: mi madre de capitana, mi hermano y yo. Nos levantamos temprano y con la fresca nos fuimos hasta Valdomengo (aunque terminamos bastante más lejos, ya lo contaré un poco más adelante).


Valdomengo (o Valdemengo, con “e”, como aparece en los mapas oficiales) está entre La Carva y la Chana de Osilga. Lo que antes era un camino bastante infernal por el que ir con las vacas, hoy es una pista de tierra en muy buenas condiciones, desde las que se ven las tierras de labor, cada vez menos trabajadas y el monte que se va adueñando de ellas.




Un paseo no demasiado largo nos lleva hasta un claro con una pradera




en la que se ha acondicionado una zona de esparcimiento con fuente, mesas y barbacoa a la sombra de las encinas y robles.








Esta zona recibía antes a la cabreada y ahora, a todo aquel que se atreva a desafiar el sol y los mosquitos, ¡que mira que incordian por el camino! Una vez allí se está estupendamente, con la sombra, los árboles, una fuente rica cerca... Un paseo realmente recomendable y que se hace sin demasiado esfuerzo.


Por cierto, este monte de Valdomengo, forma parte de un proyecto para conseguir semillas de Quercus Pyrenaica (roble, rebollo) para la repoblación de bosques, dentro del Catálogo Nacional de Materiales de Base para la producción de Material Forestal de Reproducción Identificado. Otros montes también incluidos en este programa son Cabezo y Los Roderos, en total, unas 70 hectáreas.

22 de julio de 2010

La Iglesia por dentro: Santa María Magdalena

Hoy, 22 de julio se celebra el día de Santa María Magdalena y resulta que también la famosa santa de las que iban por mal camino, se encuentra representada en las paredes de la Iglesia de Ayoó. Está pelín escondida, no tanto por tamaño como por desconocimiento: su figura está en la parte inferior del retablo pequeño que encontramos en la pared de la izquierda (vista desde la puerta), aquí:








No tenía ni idea de que esa figura de mujer orando ante un crucifijo y con una calavera cerca podía ser la Magdalena. Una vez más, fue Ramón, de Tus preguntas sobre los santos, quien me lo desveló tras enviarle la fotografía: “Es Santa María Magdalena, penitente en la cueva de Marsella. También el cráneo significa penitencia, el abandono del mundo...”. Desde aquí, de nuevo, mis gracias por su amabilidad e interés.




María Magdalena es uno de los personajes del cristianismo más cautivadores y misteriosos, empezando por el enigma sobre ella misma, quien era, si la prostituta reconducida gracias a Cristo, la que le limpió los pies con sus lágrimas, la adúltera perdonada, María de Betania, hermana de Marta y Lázaro... y para liarla más, en el famoso libro “El código Da Vinci” de Dan Brown, recoge teorías esotéricas y la presenta como la esposa de Jesús, con quien incluso tuvo descendencia. ¡Hasta Joaquín Sabina le dedicó una canción en su disco 19 días y 500 noches!


María Magdalena es considerada santa por la Iglesia Católica, por la Ortodoxa y por la Comunión Protestante y hoy, 22 de julio, se celebra su festividad. El nombre, Magdalena, hace referencia a su lugar de procedencia, Magdala, una localidad que se supone estaba situada en la costa del Lago Tiberíades, en Galilea, actual Israel.


La representación de la Magdalena en el retablo de Ayoó es bastante frecuente en el arte. Se la ve en al cueva de La-Sainte-Baume, cerca de Marsella, donde se dice que estuvo durante 30 años, haciendo penitencia, tras huir de Tierra Santa por las persecuciones religiosas. El crucifijo recalcaría su fe en Cristo y la calavera que se ve debajo es también una representación muy frecuente y significa el rechazo del placer de vivir.

(A la izquierda, la Magdalena Penitente pintada por El Greco en el s.XVI. Abajo, la Magdalena de Matteo Lavera, también del s.XVI)


Artículo elaborado con la ayuda de estas páginas: Wikipedia, Monografías.com, Tus preguntas sobre los santos y Santopedia.

19 de julio de 2010

Los pozos de La Carva

Qué Ayoó es pueblo de aguas, manantiales y fuentes, es de todos sabido. Muchos de estos lugares los tengo visto, visitado, bebido y fotografiado, pero me faltaba una curiosa construcción que por fin vi este verano, durante un paseo que nos dimos mi hermano y yo, capitaneados por mi madre, hasta Valdomengo (y más lejos que llegamos, ya lo contaré!!). Son “los pozos de Ñures” (así conocidos, con el mote que tenía el padrastro de mi madre), que se encuentran en La Carva, en un terreno cercano al camino pero un tanto escondido ahora, entre matorrales y chopos.




Son dos pozos de bastante profundidad y anchura, recubiertos de ladrillo y bloques, de unos dos metros de diámetro y bien surtidos de agua. Se hayan uno al lado del otro y aunque su misión era regar esas tierras, hace años se hicieron tristes protagonistas cuando un vecino del pueblo, víctima al parecer de una profunda depresión tras la muerte de su esposa, se tiró a ahogar en uno de ellos.


16 de julio de 2010

La Iglesia por dentro: La Virgen del Carmen

La Virgen del Carmen, una de las más populares de la iconografía católica, está también representada en la Iglesia de Ayoó. Y además, por partida doble: una figura en el retablo principal y un cuadro en una de las paredes (en la pared de la derecha, desde la puerta, tras pasar el altar).


La figura se encuentra en la calle baja, a la derecha del altar (la izquierda mirando desde la puerta). La Virgen se encuentra vestida con el hábito de los carmelitas, con el niño en el brazo izquierdo y el escapulario de la orden en el derecho.



En el cuadro aparece casi de la misma forma, pero se le añade a la imagen una capa y una persona orando ante ella.




El nombre de Virgen del Carmen es la forma habitual de referirse a Nuestra Señora del Monte Carmelo y lleva ese nombre porque se supone que se le apareció a unos fieles en este lugar, el monte Carmelo, en Israel. El nombre en árabe quiere decir “jardín” y en hebreo “Viñedos de Dios”.


La Virgen del Carmen es especialmente venerada en los pueblos de la costa con tradición marinera, como mi otro pueblo, Santurtzi, de donde es patrona y por la que en julio celebramos unas grandes fiestas.


Artículo elaborado con la ayuda de esta entrada de Wikipedia y esta otra de Las siervas de los corazones traspasados de Jesús y María.

13 de julio de 2010

Basura



Hace mucho tiempo que no sacaba a pasear a mis tabanitos y aquí están mis bichos, a ver si asustan a alguien y no nos encontramos con ciertas partes del pueblo llenas de porquería este verano. Hablo, por ejemplo, de Requeijo, donde está muy bien instalar dos o tres papeleras, pero hay que recordar que se deben recoger y vaciar.


La verdad que ver toda la porquería extendida en los alrededores daba pena y mala imagen, tanto para los que somos habituales como para los que nos visitan, nuestros “turistas” que, pocos, pero haberlos haylos. Como decía uno de los fijos del banco a la sombra “para eso, que las quiten, al menos así alguno tendrá vergüenza torera y se llevará sus desperdicios en vez de dejarlos ahí”. Por que esa es otra... no cuesta nada llevarse lo que has traído, el papel de plata de la merienda, el brick del batido o la bolsa de gusanitos del niño... todo se puede volver a meter en una bolsa y tirarlo en un contenedor ya en el pueblo, donde sabes, fijo, que lo van a recoger.

 Y ya de paso, enseñar a los niños a hacer lo mismo (es difícil eh? lo sé en carne propia) que da pena ver la zona del campo de juego del Coito, uno de los lugares más visitados por la chavalería en verano y cuyo rastro queda en forma de decenas y decenas de bolsas de chuches volando por las antiguas eras.


Así que deberes para todos (empezando por mi misma): a recoger todo lo que uno lleva, que no dejemos nuestra huella de plástico en los paisajes de Ayoó.


Y para que no se me diga que solo pongo lo malo, aquí está la foto del bidón-papelera que se instaló en San Mamés el día de la procesión.



De este modo, cualquier pañuelo, papel o envase de chicle que en ese par de horas tuviera riesgo de terminar en los pinos, tenía su sitio donde ser recogido. Así, sí.

11 de julio de 2010

9 de julio de 2010

Don José, el practicante

Tras hablar de los médicos de Ayoó, alguien me recordaba que contase algo de un hombre que fue muy conocido en su puesto: el practicante don José, más conocido en el pueblo y espero no ofender a nadie, como José Patatrinca (andaba cojo a consecuencia de un accidente de moto). Estaba casado con una mujer del pueblo, Kika (se casó en 1959, lo recordaba mi tía Paulina porque fue un año después que su boda), hermana de Luis, el de Conce y vivió en la casa que ahora es la de Celia y Amancio, en El Canto. Tuvo seis hijos (Luis, Amparito, Manolo, Antonio y César y una niñita que falleció de pequeña) todos nacidos en Ayoó y que siguen manteniendo cierta relación con el pueblo, haciendo alguna visita ahora ya mayores.
Practicante es una persona con conocimientos sanitarios que se encarga de hacer curas, administrar los medicamentos recetados por el médico y poner inyecciones. Tras don José no hubo practicantes fijos en el servicio, hasta llegar Rosa, la actual profesional, que lleva 17 años en Ayoó.

Mi tía Paulina me contó parte de su trabajo: “Asistía a partos como una comadrona y trajo mucho niños al mundo en el pueblo entre ellos a tu primo Domingo que si no es por él, no nace. Venía atravesado y tardó mucho en nacer. Don José estuvo con mi tía, a su lado, 24 horas. Nació negro, lo azotó y se puso a llorar. "Me dijo, Paulina, que ya tenemos niño”.

Don José debía ser un tipo bastante particular y para muestra, una anécdota de su vida personal: Cuando nació Jose, el segundo hijo de Ascensión y Delfín (primo carnal de mi padre), eligieron al practicante como padrino.


En aquellos años, en la Cuaresma había una misa presidida por los curas de Ayoó, San Pedro, Santibáñez y Fuentencalada en la que había que confesarse y donde pasaba lista el sacristán. Para ser padrino se necesitaba la confirmación de que habías ido a esa misa y José no lo había hecho. Don Eleuterio le mandó llamar, “dile a José que si quiere ser padrino tiene que hablar conmigo”. El practicante dijo que no iba y el cura, que no le dejaba ser padrino si no se confesaba. Así que Delfín tuvo que buscar otro padrino para su hijo, responsabilidad que al final recayó en un cuñado suyo, Domingo.

6 de julio de 2010

Médicos y enfermos (2)

Otro caso de médicos que recuerdan en mi casa fue el de una vecina de mis abuelos llamada Avelina. La mujer se puso de parto, pero el proceso se paró y el niño no salía. El médico la examinó y dijo que el niño estaba ahí pero que no bajaba y que él no podía hacer nada, que había que llevarla a Zamora.


La pobreza de medios de la época se hizo dramática en aquel caso: Los vecinos tuvieron que ir en caballería hasta Santibáñez a pedir un camión para trasladar a la mujer. En él, mi abuela y otras mujeres instalaron un somier y le hicieron una improvisada cama para el camino. Así llevaron a la parturienta hasta Zamora. El bebé no aguantó, murió. Años después, la mujer tuvo otro hijo, una niña.


El pago de la iguala daba derecho no solo a la asistencia, también a tramitar, llegado el caso, el Certificado de Defunción. Un papel que tuvo que ser peleado en un dramático caso, muy presente en mi casa porque fue la muerte de una hermana de mi abuela Menta.


Dorotea era la penúltima de los hermanos Carbajo Aldonza (mi abuela era la hija más pequeña), estaba casada con Domingo y tenía tres hijos pequeños, Vicente, Florentina y Delfín. Un día, cuando estaba en el monte trabajando, cayó muerta, de repente. El marido tuvo que volver al pueblo a dar aviso, ir a buscar la vacada, coger las vacas y volver con un carro a por el cuerpo.

Mi tía Paulina me dio más detalles del suceso: "Cuando murió, tía tenía 42 años, primo Delfín 10 y yo tenía 6 años. Recuerdo que fue en la Chana. Estaba segando, se sentó en la morena, fue a atar los chancros y cayó. Todavía recuerdo cuando la ti Matilde Castaño le dio la noticia a abuela: Menta, Menta, no sabes que murió tu hermana en La Chana...", me contó mi tía casi con lágrimas en los ojos porque aquello fue un drama que nunca se olvidó en la familia. Mi abuelo Teófilo fue a casa del médico, Don Teodoro, a Santibáñez a pedirle que le diera el Certificado de Defunción y este le dijo que, con la ley en la mano, deberían hacerle la autopsia para saber la causa de la muerte. Mi abuelo rogó y pidió, por favor, que lo hiciera por los hijos, unos críos que acababan de quedarse huérfanos y que no dilatase los trámites en un momento tan doloroso. Le dijo "apiádese de sus hijos y de mi mujer, que es su hermana”. Don Teodoro accedió y firmó el Acta de Defunción.

3 de julio de 2010

Médicos y enfermos (1)

Tras muchos años de servicio en Ayoó, hace unos meses dejó su puesto Violeta, la doctora del pueblo que ha sido sustituida por un joven profesional de Salamanca, llamado Enrique y que parece haber superado con nota el primer contacto: amable, atento y diligente. Su nombre es el último de la lista de médicos de Ayoó: Don Angel, Don Alberto, Don Etelvino, Don Alvaro, Don Luis, María Angeles, Violeta y el actual, Enrique.


Mucho ha cambiado la práctica de la medicina en un pueblo como Ayoó en esos cincuenta-sesenta años y aún más, el papel del doctor en la vida social del pueblo. Del Don y del respeto temeroso a una relación mucho más cordial, relajada y cercana.


En los años cuarenta-cincuenta no había Seguridad Social y se pagaba una iguala. (1)
Con este pago se tenía asegurada la atención médico cuando fuera necesaria o poder obtener un Certificado de Defunción, si la cosa no había tenido arreglo.


Los doctores, tanto los de los humanos como el de los animales, el veterinario, estaban en Santibáñez: Don Dionisio, Don Teodoro y Don Pedro. Tenían una caballería muy buena y cuando alguien les daba un aviso iban en él, en el caballo grande, bonito, de buen porte y con una manta hermosa... era el equivalente al Mercedes de hoy.
Si uno no se encontraba demasiado mal, iba el enfermo hasta la consulta.


En la atención sanitaria de aquellos años, en mi casa recuerdan la labor no de un médico si no de un cura. Se llamaba Don Fermín y era de la familia de los Ferreras. Estaba destinado en Zamora y cuando alguien estaba tan mal que debía desplazarse hasta allí, se le atendía “como pobre”, sin recursos, por medio de la beneficiencia. Don Fermín intercedía por la gente de Ayoó. Le decía al médico de turno, “atiéndele bien que es de mi familia”. Hubo uno que le mencionó, con cierta sorna, “cuánto primo tiene usted en el pueblo, don Fermín...”, lo que el susodicho zanjó con un “mira, hijo, es que mi madre tenía muchos hermanos...”.


Don Fermín, que estaba atendido por una señora llamada Francisca (más conocida como “la Quica”), procuraba que la gente del pueblo tuviera buen trato. A una entonces niña, Conce, hija de la Ti Leonor, vecina de mi familia, le salvó la pierna.  Tenía seis o siete años cuando se cayó jugando en el prado. Se hizo una herida muy fea, fue al médico y se la vendaron. Se quedaba en la casa con mi abuela Menta, para no estar ella sola en casa y la pierna le dolía y olía mal... Cuando le quitaron la venda, la herida estaba casi gangrenada. La llevaron a Zamora y los médicos querían cortar la pierna de lo mal que estaba. Don Fermín estuvo a su lado y pidió que hicieron lo posible por salvársela, que era un niña, de familia humilde, que esa no sería vida para ella... y lo consiguió, Conce salvó su pierna.




(1) Iguala: Convenio entre médico y cliente por el que aquel presta a este sus servicios mediante una cantidad fija anual en metálico o en especie. Definición del Diccionario de la Academia.

1 de julio de 2010

Dentistas

Acabo de perder una de mis muelas del juicio, que por puñetera y por llevar tiempo dándome guerra, ha sido extraída por la dentista. La verdad que ha sido cosa fácil (con el miedo que yo llevaba), sin dolor y sin apenas molestias. Nada que ver con cómo eran antes estas cosas de la boca. En mi familia siempre han tenido problemas con los dientes. Mi abuela lo pasó muy mal con su dentadura y la misma herencia le ha quedado a mi padre, así que se conocen bien las consultas de los dentistas (nada de odontólogos, que eso es cosa moderna) de los alrededores de Ayoó.




Dentista antiguo. Fotografía tomada de la página web de Deltadent.


De antes, se recuerda en casa al dentista de Benavente, que pasaba cada miércoles por Santibáñez. “La consulta -cuenta mi padre- la tenía en el bar de Domingo y Felipa. Ibas hasta allí si te dolía algo, te lo miraba y si estaba mal, fuera diente (entonces, ni empastar ni nada, claro). También me acuerdo que tío Dionisio y tía Anastasia (ambos hermanos de mi abuela Menta) tenían problemas con la boca. Fueron hasta Astorga a ponerse la dentadura, que ya entonces costó lo suyo y al final nada, no les quedó bien y acabaron sin dientes”.