21 de marzo de 2016

Primavera

Los romanos llamaban "veris" a todo aquello que no era el frío invierno, una mezcla de lo que ahora sería la primavera, verano y parte del otoño. Con el paso del tiempo, se comenzó a llamar "prima vere", al comienzo del bueno tiempo y de ahí vendría nuestra palabra de la "primavera".  Y la estación del comienzo del buen tiempo, de los días más largos y de las flores, ya está aquí. Momento que aprovechamos para presentar algunas de ellas, unas cultivadas, otras silvestres, que nos alegran la vista.


Cantueso en Peñacabras.
Narcisos en las jardineras de Las Escuelas.
Urz en Peñacabras.
Correhuela.
Geranios en la casa de Antonia.
Flor entre piedras en la mina.

Hortensia.
Flor blanca en la casa de Eulogio y Aurea.
Carqueixa en Peñacabras.
Flor del manzano.
Flores en el nuevo parquecillo de la huerta del cura.
Flores en Congosta.

Gladiolos.
Flores en el chiringuito de Requeijo. Foto de Shot Ayoó de Vidriales.
Origen de la palabra primavera, consultado en la revista Muy Interesante y en el blog Gramática y algo más.

14 de marzo de 2016

Mierda



En la India las vacas son sagradas pero sus mierdas no. Se usan como combustible y como elemento para la construcción, para hacer paredes, revestir suelos… además de su función como una especie de cemento, los excrementos ahuyentan a la mayor parte de los insectos de la casa. 



También en países de Africa se usa de igual manera, como primitivo cemento y por su función insecticida. Todo esto lo hemos visto alguna vez en esos documentales de la 2 con los que nos echamos buenas siestas aunque todo el mundo los ha visto cuando rellenan encuestas… pues bien, también en Ayoó se ha aprovechado (y se sigue haciendo) esta materia.


Las boñiga de las vacas se usaban para hacer fuego. Así lo recuerdan en mi casa: “Cuando íbamos al Rejo o a Valdecalas, quedaba la muñica seca y como casi no había leña la úsabamos para hacer fuego. Se ponían unos palos abajo y arriba la muñica seca, que prendía".

"Buscábamos patatas “al rebusco” (de las que quedan cuando se han quitado las patatas nacidas, las pequeñas que quedan en las tierras) y las metíamos entre la muñica, que hacíamos como una forma de cabaña… se asaban y estaban muy ricas”.

El otro gran uso de las cacas de los animales es el de abono. Pero cada uno tenía una característica y un uso diferente.

Las carganachas de las ovejas y de las cabras son muy cotizadas, hasta el punto de que se desarrolló una tarea, la de “amajadar” para aprovecharla. 

Sobre los meses de mayo y junio, se ponían unas cancillas móviles de madera en una tierra y allí se llevaban las ovejas y se las dejaba dos o tres noches. El pastor acompañaba a sus animales (o a los de su amo), durmiendo al raso. “Se solía llevar el carro, un saco de paja y allí dormía, en la majada, con el rebaño, acompañado de los perros”.


También se recogían los restos que dejaban los animales en los sesteaderos, se barrían y se recogían para abono.


Había un dicho que rezaba: “El que tiene ganado, un santo en casa” porque era muy bueno ese estiércol. En cada casa había entre 80 y 90 animales, tanto por el abono como por la lana, que entonces se llegó a pagar hasta por 50 pesetas el kilo en sucio.

Los calajones de las caballerías se usaban para el cultivo de berzas o remolachas. Se plantaban y al lado se ponía un puñado de calajones, lo que se llamaba “echar una mostada” a cada uno.

Las buseras de las gallinas se conocía como “gallinaza” y se utilizaba pero con mucho cuidado, porque es muy fuerte y quema el terreno.

Lo mismo ocurre con “la palomina”, el excremento de las palomas, capaz hasta de corroer el hierro. Se iba a Tierra de Campos a comprarla y se echaba “a voleo”.

También se usaba para el abono de las tierras los restos que se sacaban de las cochineras de los cerdos que cada familia tenía en casa.


*El uso de las boñigas en la India y en el territorio Masai, explicado con todo detalle aquí, en este blog Tectónicablog http://tectonicablog.com/?p=29720

11 de marzo de 2016

Requeijo (y 7)


Y terminamos con este repaso por uno de los lugares emblemáticos de Ayoó, Requeijo... y uno de mis favoritos, para pasear, disfrutar, ir con los amigos... Estás últimas fotos de la tanda muestran alguna de las cosas que se pueden disfrutar en nuestra presa.


Tarde de baños.

... de cartas...

...de bici...
...de merienda...

...de fiesta...
o de juego (fotografía tomada de la página de Perafondo en Facebook)
El molino, ahora escondido entre la vegetación a los pies de la presa... una ocasión perdida para haber conservado el legado de tiempos que ya pasaron... una pena, con lo bonito que era y lo bien conservado que estaba.




Esta zona estaba así cuando se hizo la presa nueva...



Y ahora está ahogado de vegetación... apenas se ve la caseta de la presa entre los árboles, arbustos y plantas que han conquistado la zona...





A los animales también les gusta acercarse a Requeijo...


Aves que solo salen al atardecer, cuando los bañistas nos vamos, o por la mañana, cuando el paraje está solitario...

Mimosa, la corza de Ceferino de paseo en el merendero.
Cigüeña en el nido que está junto al camino a la presa.


Un gran encuentro... un corzo en el camino que llevaba a la caseta de la presa.
Y aquí, mirándome antes de salir huyendo.
Requeijo, uno de los mejores y más bonitos lugares de Ayoó... sin duda.






Foto de Mario Riesco, en la página de Ayoó en Facebook.

6 de marzo de 2016

Requeijo (6): Presa y caminos

Seguimos con nuestro repaso al ayer y al hoy de la presa de Requeijo y hoy nos vamos a la presa, las orillas del embalse y los caminos que llevan allí.

La presa está, según he leído en los informes de embalses, hecha con materiales sueltos, lo que viene a ser, con la tierra bien apretadita y una capa de piedra de defensa en la parte que está en contacto con el agua.

La construcción de la presa en la Semana Santa de 1995.
La presa en sus comienzos, en 1995.
Como la mejor forma de afianzar un terreno es con vegetación, la orilla de la presa se plantó con arbustos y plantas que fueron creciendo y creciendo, hasta casi llegar a tapar la vista del embalse desde el camino de la presa con su altura.

Las piedras de la presa y la vegetación arriba. Foto del año 2000.
La frondosa vegetación de la presa, imagen tomada desde la playa. Verano de 2007.

Arbustos que llegan casi hasta el agua. Verano de 2011.

Imagen tomada del Google Maps. Versión 2009.

Y la misma imagen, en la versión de 2014.

La vegetación más controlada. Verano de 2014.
En las últimas inspecciones sobre el embalse se ha notificado, al parecer, que hay que proceder a una limpieza de la misma, con el vaciado y el arreglo del desague. De momento no se ha hecho, pero según he escuchado, tendrán que llevarlo a cabo. 
También se prohibió poner cepellones de tierra en la zona del aliviadero, para recrecer un poco la presa de forma muy manual.

Esas hierbas que están en la zona del aliviadero han tenido que limpiarse.
En la foto del Google Maps de 2014 se ve el agua escurriendo por el aliviadero.
Una zona curiosa que muchos hemos visitado (sobretodo con niños) es la que está en la zona izquierda de la playa (la derecha desde la presa), un lugar con barro en el que hemos chapoteado, donde se nos metían los pies que quedaban atrapados y de donde han salido toscas piezas de barro modelado. Para unos cuantos de los que solemos estar por allí, esta zona es conocida como "Los Orcos", bautizada así por Eulogio en recuerdo de unas criaturas bastante feas de "El señor de los anillos". Supongo que le recordábamos a ellos cuando salíamos de allí pringados de barro por todos los lados...




Para llegar a Requeijo antes se cogía La Cañada, el camino que sale al lado de "la puente la Flora", junto a la Rosina y pasa cerca de "Los humericos", hasta salir a la zona de la fuente del merendero. El camino está ahora casi impracticable, con mucha hierba alta, mucha piedra, difícil de hacer a pie, sobretodo el tramo cercano a la presa, y muy complicado, doy fe, en bici.

El camino de La Cañada en Semana Santa de 1995, cuando estaba haciendose el recrecido de Requeijo.
El camino de La Cañada en 2012, que se había segado y despejado las primera parte del camino.

Los humericos desde La Cañada.
El camino que  ahora sigue la mayor parte de la gente y que se ha convertido en multitudinario paseo en verano y con el buen tiempo, es la carretera que va desde El Coito. 1.800 metros que son un paseíto en bici, un poco duro por el calor que cae a saco sobre nuestras cabezas y la dichosa cuestita que hay antes de llegar a los robles de la fotografía de abajo.
No estaría de más dar unas clases de educación vial para que los peatones vayan por el lado correcto de la carretera, el izquierdo, y que no invadan la calzada, teniendo cuidado, sobretodo, con las bicicletas que bajan a cierta velocidad. No es la primera vez que he tenido que pegar un frenazo ante un grupo que iba charlando tranquilamente ocupando de lado a lado el camino...


Paseo por la carretera.
También se llega a Requeijo por el otro lado, por el camino que sale desde las eras de arriba y que va a dar a la senda de tierra que lleva a la playa.

A la derecha de esta panorámica tomada desde Peñacabras se ve el camino de tierra que lleva a Requeijo desde las Eras de arriba.
Y un tercer camino es llegar desde La Pedrera, claro, si se viene del monte, de la fuente de la gatina o del pozo de la Pedrera... Desde allí saqué este verano esta preciosa imagen de Requeijo coronado por el arcoiris. 




Hay, por cierto, un precioso paseo que se puede hacer rodeando Requeijo, desde un camino que sale a la derecha del que lleva a la presa, el mencionado justo arriba, por La Corte, siguiendo el camino hacia la izquierda hasta llegar al de la Pedrera... se ven unas perspectivas alucinantes de Requeijo desde lo alto.



Requeijo desde El Chano...

... desde La Pedrera.

Desde La Corte, justo desde donde sacaron la tierra para hacer la presa.

Desde La Corte, un poco más arriba.

Desde la Fuente de la Gatina.