5 de febrero de 2014

Injertos

Mucho antes de que anduviéramos haciendo mezclas de especies con la genética, a los humanos agricultores ya les gustaba lo de andar combinando unas plantas con otras a través de los injertos. Así se han mezclado frutas, sabores, formas, se han buscado variedades más fuertes y se ha cogido lo mejor de una con lo estupendo de la otra. Esta es la función de esta operación, tal y como se explica en un documento de la Diputación vizcaína titulado “Injertos en frutales”:

La práctica del injerto se realiza desde la más remota antigüedad. De este modo se han podido transmitir, de generación en generación, las variedades frutales de mayor interés. La propagación por semilla no da lugar a la variedad deseada, al no producir fielmente sus características debido a la disgregación de sus caracteres genéticos.

Injertos de mi padre en uno de las manzanales del huerto de casa.

Así habla del injerto Jakoba Errekondo, agrónomo y paisajista al que mencionamos en el post anterior dedicado a la luna:

El injerto es un milagro. Se injerta una planta sobre otra y toda la vida deberán vivir juntas, la una sobre la otra. Gracias a que a lo largo de miles de años se ha injertado, hemos podido crear nuevas variedades de fruta, así como mantenerlas y mejorarlas.

Para que dos partes de dos plantas diferentes se adhieran y juntas emprendan una nueva vida, la clave es la savia. El patrón y el injerto se unirán por cirugía. La operación quirúrgica es a vida o muerte y consistirá en poner exactamente a la par y unir el tejido de la parte interior de la corteza en ambos, que es por donde circula la savia. El injerto se realiza justo antes de que comience el gran flujo de la savia: el de púa a finales de invierno y el de escudete a finales de verano. Se injerta a finales de la luna descendente para que el reflujo de savia adicional de la ascendente ayude a que las dos partes se unan y prendan.


Efectivamente, ahí estaba mi padre este verano pasado haciendo injertos de yema en las manzanales. El me explicó que hay injertos de púa e injertos de yema y me explicó sobre las ramas en qué consistía uno y otro y como lo hacía.

Dentro del injerto de púa, hay varios tipos, el de corona o corteza, el de costado o lateral y el inglés. Y también hay variantes dentro del de yema: escudete o yema, chapa o placa y chip o astilla. Todo esto está muy bien explicado en el documento de la Diputación de Bizkaia que os he mencionado al principio.


Lástima, que como indican al comienzo de la explicación, una de las bases de un buen injerto es la compatibilidad, es decir, que han de poderse unir y formar una sola planta. Todo lo cual creo que deja sin efecto la petición de Oier de crear una mezcla de manzana y mandarina llamada “manzarina” :)

Mi padre seleccionando las varas para injertar una viña. Semana Santa del año 2003.

1 comentario:

Izaskun dijo...

Hola! Me gustaria saber porque en una plantacion donde todos los árboles son de la misma clase la semilla no da lugar a una planta de la variedad deseada sino a la especie silvestre (en el caso de un cerezo por ejemplo). Muchas gracias!