Grande
la tengo
más la quisiera
que entre las piernas...
no me cupiera
no me cupiera
¿Qué es....?
Este es el acertijo que el otro día me hizo mi padre... tras las sorpresa inicial por la verdusquería, quedó claro que la cosa iba por otro lado... lo que se busca en la adivinanza es aquello que durante años significó en el pueblo trabajo, transporte y orgullo: la caballería.
Jovenes a caballo, parecen machos o mulos. Web de Arrabalde, Zamora |
Caballos,
yeguas, burros, mulos, machos... se usaban para el trabajo en el
campo, para arar, para recoger, para segar, para trillar. En el
transporte eran básicos en un tiempo en el que el autobús era casi
inexistente y del coche particular ni hablamos. Pero además, las
caballerías eran motivo de orgullo para sus dueños, que los
mostraban y engalanaban como hoy hacen los ricos con sus Ferraris y
los chavales con sus tuneos.
Jóvenes a caballo.Web de Malva (Zamora) |
Para
mi abuelo, su macho eran sus piernas. En sus últimos años andaba
muy mal y el macho le llevaba de acá para allá. El macho era tozudo
y mi abuelo más y todo aquel que le ha conocido le recuerda
arreándole cachavazos en el cuello, "macho mecagoenlamadrequete pario, maaaaaachoooooo...", ¡¡el pobre macho tenía
hasta callo!!
Mi padre recuerda a aquel animal así: “El macho de abuelo se lo compraron al Ti Avelino de Congosta. Era hijo de la yegua que tenía este hombre, y lo cogimos de pequeño, al destete. Duró, que se yo, al menos 20 años. Los caballos al llegar a veinte años ya se dejaban, dejaban de comer y al poco morían”.
Mi padre recuerda a aquel animal así: “El macho de abuelo se lo compraron al Ti Avelino de Congosta. Era hijo de la yegua que tenía este hombre, y lo cogimos de pequeño, al destete. Duró, que se yo, al menos 20 años. Los caballos al llegar a veinte años ya se dejaban, dejaban de comer y al poco morían”.
También
tuvo otro caballo rojo que compró en La Bañeza. Se usaba para todo,
para desplazarse, y también para arar, trillar... Cuando iba abuelo
a La Bañeza el caballo rojo quería ser el primero y si iba alguno
delante le iba a morder. Era un caballo muy trabajador, muy bueno...
Recuerdo otro negro, grandote, malo, no comía pero era flojo”.
El trabajo
Arando con un caballo.Web de Bonella (León) |
“Tiraba
el arado por medio de dos cadenas enganchadas en la melena y unidas
en la otra extremidad en el Balancín. El balancín era un palo de
madera con una argolla en cada extremidad en las que se enganchaban
las cadenas y un gancho en el medio que se enganchaba al arado. Dicho
arado era, evidentemente, mucho más corto que el arado de pareja,
que necesitaba el puntal entre los dos animales".
Segar siempre fue cosa de hombres (y mujeres), pero en los años setenta en Ayoó (en otros lugares mucho antes), aparecieron las primeras máquinas segadoras que eran tiradas por una yunta de machos o caballerías o por un solo ejemplar.
Chavalín arando con una pareja de mulos. Web de Pueblana. |
Segar siempre fue cosa de hombres (y mujeres), pero en los años setenta en Ayoó (en otros lugares mucho antes), aparecieron las primeras máquinas segadoras que eran tiradas por una yunta de machos o caballerías o por un solo ejemplar.
Segadora. Web de Pedrosa del Rey (Valladolid) |
Segando con la pareja de caballería. Web de Valdecasas de Cerrato (Palencia) |
Carros
también había para las caballerías, el de varas para un solo
animal y también había carros para dos, unidos por un yugo
especial.
Carro de mulas. Web de Santa Eulalia de Tábara (Zamora) |
Yugo para caballería. Web de Espinosa de Cerrato. |
Yugo con dos colleras. Web de Espinosa de Cerrato. |
Alrededor
de las caballerías había todo un mundo de negocios: la compra de
los animales, los aparejos, la cría,...
El señor Juanito, Juan Ferreras Campomanes, con el caballo Berlín, el "rifón" de su parada caballar. Foto de la exposición del verano de 2013 organizada por la Asociación Perafondo. |
El padre de mi tío Ismael tuvo la parada caballar que hubo en Ayoó (entonces estaba donde mi tío Ismael, ahora su hijo Manolo, tiene la casa, abarcaba ese solar y las otras tres casas de al lado, que eran toda esa manzana de su padre), de la que hablamos aquí. El mismo me lo contó en esa especie de poesía sobre su vida que le escribió un sobrino y que él relata de cabo a rabo (aquí, en el blog del Ti Joaquín se puede leer sobre ello)
Mi
padre fue hombre de tratos,
regentó
una GRAN PARADA,
y
en las ferias de antaño
a
los gitanos ganaba.
Sus
caballos en las ferias
de
entre todos destacaban,
y
algunos como el caballo “Urueña”
en
el año 1923
en
Zamora, en una exposición de sementales,
el
primer premio se ganaba.
Mi
padre
durante
todos los días del año
de
las ferias y plazas se ocupaba.
Los
lunes en el Puente de Sanabria,
los
martes en Rionegro de la Carballeda,
los
miércoles en Santibáñez de Vidriales,
los
jueves en Benavente,
y
los viernes en Castrocontrigo,
donde
bajaba toda la Cabrera.
Los
sábados feria de Utrera en La Bañeza,
donde
más gitanos moraban.
Mi
padre hacía muchos tratos con los gitanos,
gitanos
de corbata y sombrero
y
le decían a mi padre:
señor
Jose María, ya nos lo decía nuestros abuelos
vale
más una hora de trato que mil de trabajo.
Mi
padre se sentía a gusto en la feria
porque
en casa tenía un excelente criado gallego, de Orense
para
cuidar sus caballos,
sus
grandes burros aragoneses
que
tenía para la parada.
Salvador
con un cepillo de esparto
y
una raqueta
el
pelo le arreglaba
y
con un pujabante y una tenaza grande de fragua
los
cascos le arreglaba.
Y
cuando hay comercio y dinero por medio, también hay robos, claro,
ladrones que robaban caballos y yeguas de las casas, como ya contamos
en este otro post, Cuatreros.
Mis
recuerdos de niña están muy unidas al famoso macho del abuelo, al
que subía desde la piedra del lino que había junto a la puerta de
casa... También recuerdo una burra blanca que tuvieron mis tíos
Ismael y Dorinda, que se llamaba Marisol y que hacía lo que le daba
la gana... me subí en ella y se fue a todo correr por la calle
Corrales abajo y yo solo atinaba a decir “soooo, Marisoooooool”. Y la yegua que tenía Jose Manuel el de Arsenio,
cuando era un chavalito tan guapo, simpático y educado. Mis amigas
fueron al pueblo y acabamos subidas todas (¡¡¡cuatro!!!) en la
yegua. Pero algo la mosqueó y empezó a patear hasta que nos tiró a
todas abajo... Ahora creo que ya no quedan caballerías en Ayoó, una
pena, porque es un animal precioso y noble, me encanta el sonido de
los cascos en el suelo y esos ojazos tan inteligentes con los que te
miran.
No hay comentarios:
Publicar un comentario