24 de marzo de 2021

Las meacamas




Con la llegada de la primavera las campas se llenan de esas flores amarillas que podemos encontrar en todos lugares, también en Ayoó. Su nombre oficial es Taraxacum officinale pero se la conoce con otros muchos nombres, el más habitual “diente de león” y el que yo usaba cuando era pequeña “meacamas” y en el pueblo se la llamaba también “meona”.


Son esas flores amarillas con pequeños pétalos que cuando se va secando termina convertida en los abuelitos que soplábamos mientras pedíamos un deseo.

La forma digamos, erudita o especializada, de describirla, es la siguiente:

Planta herbácea, perenne, casi glabra, con látex. Raíz gruesa, leñosa, oscura. Hojas 5-40 cm, dispuestas en roseta basal, desde casi enteras a muy divididas, con los lóbulos más o menos triangulares y el último más grande, o runcinadas; peciolo con frecuencia alado. Tallos floríferos o escapos de 5-40 cm, sin hojas, huecos, erectos o ascendentes. Inflorescencia en capítulo solitario, de 2,5-6 cm de diámetro, con todas las florecillas liguladas, largas, estrechas y amarillas, generalmente con una franja color verde pardo por debajo; rodeadas por un involucro de brácteas lanceolado-lineares, verdosas, erectas y curvadas. Fruto en aquenio de 2,5-3,5 mm, rugoso, con pico de 7-13 mm, color pardoverdoso, con vilano de pelos blancos de 5-7 mm.

(Inventario español de los conocimientos tradicionales relativos a la biodiversidad) 


La encontramos en prados y suelos húmedos, ricos en nitrógenos y nutrientes, en bordes de caminos, en céspedes, en alturas que van desde el nivel del mar hasta los 1.800 metros y más en el norte que en el sur de la península, aunque está por todo el mundo.


No es una planta especialmente bonita, o a mi no me lo parece, pero es una de las más completas y aprovechable: las hojas se consumen como alimento humano, tanto cocidas como crudas y aunque son un poco amargas, dejándolas un tiempo en agua fría, se quita algo ese sabor. Con sus raíces se obtiene un sucedáneo del café, similar a la achicoria. De hecho, en muchos sitios se conoce como “achicoria blanca”.


A los animales también se les daba como planta forrajera y también es buena planta melífera, para las abejas.


Pero su mayor aprovechamiento son sus usos medicinales: Se considera una planta depurativa, para limpiar el hígado, el riñón, la vesícula, tiene efecto diurético y depurativo (evita la aparición de piedras en el riñón, despeja resacas de alcohol y mejora el estreñimiento). 

También se considera que sus principios activos con agentes antibacterianos, favorecen el tratamiento del acné, verrugas, espinillas y urticaria.

Se puede tomar en forma de tisanas, desecando las raíces o comprando compuestos de extracto de diente de león en herboristerías.

Se recomienda precaución en caso de problemas de hígado y de acidez de estómago y hay que tener en cuenta que puede interaccionar con ciertos medicamentos, así que antes de tomar nada, consultar con un médico o farmacéutico.


Cuando yo era pequeña, nuestra sabiduría infantil o lo que nos habían contado en casa, decía que no había que cortarlas porque si no te meabas en la cama por la noche. A saber de dónde venía esta creencia, tal vez tenga que ver con esa capacidad diurética de la planta, vamos, que favorece que se mee más.

Otra característica de esta flor es su tallo, que al romperse tiene una sustancia lechosa, parecida a la de las higueras (por eso tampoco me gusta a mi la flor, me daba un poco de asquito, ja ja).  


De este líquido se hicieron hace un siglo, experimentos para fabricar caucho a partir del látex de la planta y esa experimentación llegó hasta una finca en La Bañeza donde se plantaron dientes de león para estudiar su rendimiento en la extracción de látex. Incluso se fabricaron una cubiertas con el caucho de esta plantación, hecho recogido en prensa y todo. Pero todo esto coincidió con la extensión y fabricación de caucho sintético, en los años 60 y toda esta experimentación quedó en nada.

Todo esto lo leí aquí, en un blog que acabo de descubrir, de temas leoneses y en general, sobre entorno rural y que me ha parecido muy interesante. Se llama La nuestra tierra y os lo recomiendo.
 
Otra de las características del diente de león, la más romántica y de las más conocidas, es la apariencia de la flor cuando llega a su madurez. De hecho, los abuelitos son los frutos de la flor y lo que llevan son sus semillas. Los pelitos se llaman vilanos y llevan enganchad el fruto, la semilla, formando una esfera que vemos por las campas y que tanto nos gusta soplar (ayudando así a la expansión de la planta). 


Yo siempre los he llamado “abuelitos” aunque en algunos lugares le llaman “panaderos” (en inglés, “dandelion”) y lo que se decía es que había que pensar un deseo, soplar y si, como en las velas de cumpleaños, se van todos los pelitos y no queda ninguno, el deseo se cumple.


Como se ve, la humilde meacamas es una planta con muchos valores y con muchísimas historias asociadas a ella. Es una de las flores que más gusta para tatuar e incluso en bordados se ve mucho. Una planta corriente con muchos valores.





 Foto 1, Calendula Kids Sweater, de @agasalhosebugalhos
Foto 2, tatuajes de Minitatuajes
Foto 3, bordado de Fileusedetoilesandco



Información sobre el diente de león:



- Leyendas en torno al diente de león, blog Nosabesnada



3 comentarios:

Jordi dijo...

Después de mucho tiempo compruebo que sigo es sacándole partido a la cámara, a tus recuerdos de pequeña y a tu curiosidad.
Me he dado un garbeo por Deia también, nostalgias de otros tiempos, quién sabe.
El reto de cómo pasar el testigo a las generaciones siguientes está siempre ahí. Pasar el testigo, verlos crecer y asumir que ellos verán la realidad y el pasado con su propia mirada.
Como en el poema de Apollinaire, pasa nuestra vida, fugaz, como las aguas bajo los puentes del Sena...

En fin, celebro que seas tan persistente en reflejar, con unas ilustraciones hermosas, tu interés por las pequeñas cosas en las que reparas.

Salud para ti y los tuyos, desde el Mediterráneo.

IRM dijo...

Gracias por tus palabras, me animan a seguir buscando nuevos temas (y ganas, que también he pasado por un bache!!). Un saludo.

Jordi dijo...

Siento lo de tu ánimo, hay baches especialmente dolorosos...Y el tiempo no los difumina, solo nos permite aprender a convivir con los golpes mientras nos lamemos las heridas recibidas.

Cuídate y que los buenísimo s recuerdos sean tu medicina natural más efectiva.

Gracias a ti, de nuevo, por tus muy estimables trabajos.