Todos los años le compro a mi madre el
calendario zaragozano.
Allí tiene el detalle de qué luna habrá cada día, cuándo estará en creciente, cuándo en menguante y así saber cuándo tiene que plantar en la huerta. Así lo hace y así se ha venido haciendo desde siempre. Cada tarea tiene su fecha y su momento, como me comentan en casa: “La madera se corta en invierno y mejor en menguante, los talegones se cortaban antes de que caiga la hoja. Para sembrar, los tomates, los pimientos, las berzas, las remolachas... en menguante. Las lechugas en menguante se suben menos. Se miraba la luna para cortar y para sembrar, pero para recoger, no”. También cuando hicimos un repaso a la cestería se tenía en cuenta todo esto: El mimbre tenía que tener buena corta, hacerlo en luna menguante. En creciente se apalillaba y a partir de primeros de octubre se estropeaba.
Allí tiene el detalle de qué luna habrá cada día, cuándo estará en creciente, cuándo en menguante y así saber cuándo tiene que plantar en la huerta. Así lo hace y así se ha venido haciendo desde siempre. Cada tarea tiene su fecha y su momento, como me comentan en casa: “La madera se corta en invierno y mejor en menguante, los talegones se cortaban antes de que caiga la hoja. Para sembrar, los tomates, los pimientos, las berzas, las remolachas... en menguante. Las lechugas en menguante se suben menos. Se miraba la luna para cortar y para sembrar, pero para recoger, no”. También cuando hicimos un repaso a la cestería se tenía en cuenta todo esto: El mimbre tenía que tener buena corta, hacerlo en luna menguante. En creciente se apalillaba y a partir de primeros de octubre se estropeaba.
Todo esto es bien sabido por la gente
del campo, no tanto por los que vivimos en las ciudades, que miramos
a la luna cuando está bonita pero quitando las mareas y el hombre
lobo, poco más sabemos de su influencia sobre nosotros.
Mi calendario de la cocina del pasado
año era de Eusko Label,
alimentos de Euskadi de calidad, y estaba toooodo dedicado a explicar esta influencia de la luna. De ahí he sacado algunos textos, escritos por Jakoba Errekondo, agrónomo y paisajista.
alimentos de Euskadi de calidad, y estaba toooodo dedicado a explicar esta influencia de la luna. De ahí he sacado algunos textos, escritos por Jakoba Errekondo, agrónomo y paisajista.
(Cuando la luna
está en) ascendente -creciente- (Ilgora en euskera). No quiere decir
que la luna está creciendo sino que día a día su órbita en el
cielo es cada vez más alta. Esto provoca que la savia de las plantas
suba más fácilmente y auspicia y refuerza el final del ciclo de la
planta, flor-fruto-semilla.
Descendente
-menguante- (Ilbehera en euskera). No es que la luna esté
decreciendo, si no que cada día su órbita en el cielo es cada vez
más baja. En esta fase se favorece la actividad en la parte baja de
la planta y se fortalecen las raíces, las reservas, el tronco, etc
Plantas
curanderas
La savia de la
luna ascendente llena de vigor y energía las partes aéreas: flor,
fruto, semilla, yema, brote, hoja... La luna descendente vigoriza las
raíces, las reservas, el tronco, la corteza... En cuanto se recojan
hay que guardarlas en un sitio oscuro, fresco y ventilado.
El invierno en el
caserío
Hierbas y alfalfa
henificadas y granos como trigo, cebada, avena, maíz, soja, haba,
etc ¿Cuándo se debe cosechar y guardar lo que será el sustento
invernal? En ascendente la planta será más rica, pero en
descendente se conservará mejor. Hay que decidir. Seguramente, el
momento más beneficioso es el inicio de la descendente: la planta
estará rebosante de la ascendente recién pasada y ya entrada en
descendente le ayudará a conservarse mejor.
Injertos
Para que dos
partes de dos plantas diferentes se adhieran y juntas emprendan una
nueva vida, la clave es la savia. El patrón y el injerto se unirán
por cirugía. La operación quirúrgica es a vida o muerte y
consistirá en poner exactamente a la par y unir el tejido de la
parte interior de la cortza en ambos, que es por donde circula la
savia. El injerto se realiza justo antes de que comience el gran
flujo de la savia: el de púa a finales de invierno y el de escudete
a finales de verano. Se injerta a finales de la luna descendente para
que el reflujo de savia adicional de la ascendente ayude a que las
dos partes se unan y prendan.
Abonos
Todos los
trabajos relacionados con los abonos -maduración, volteo, reparto-
hay que hacerlos en luna descendente.
Sidras y vinos
La fruta llega a
su plenitud organoléptica en la luna ascendente, es cuando los
aromas y los abores son sublimes. Pero si el objetivo es el vino o la
sidra, será mejor recolorctarla en descendete, pues esto aportará a
la bebida mejores condiciones de maduración y conservación.
En la bodega,
cuando hay que trasegar, si lo hacemos en descendente la
fermentarción se debilita y decae. Esta se mantiene mejor si se
trasiega en ascendente. Habrá que decidir en función del estado de
la bebida y del objetivo del trasiego pero nunca hay que moverrla con
frío ni en días ventosos ni de tormenta. Esto vale también para el
embotellado. Esta operación hay que realizarla en descendente, pués
la bebida está en calma y tras el golpe del embotellado trendrá una
vida más tranquila y larga en la botella.
La cosecha
Según lo que
queramos conseguir, debemos fijarnos en la fase de la luna y actuar
en el momento más adecuado: si pretendemos recoger flores, frutos o
semillas, sembrar en ascendente, y en descendente si lo que buscamos
son raíces, reservas, hojas...
A la hora de
cosechar en ascendente solo cosecharemos lo que se consumirá pronto.
Todo lo que queramos conservar largo tiempo, como frutos, patatas,
semillas, lo cosecharemos en descendente. Además de que se
mantendrán más tiempo sin pudrirse o sin rebrotar, las semillas y
las reservas conservarán mejor su capacidad de germinar y brotar.
Podar
La poda siempre
produce daño, el de la herida del corte. Por ello las podas deben de
realizarse al final de la luna descendente, en el umbral de la
ascendente que traerá la savia que cicatrizará la herida. Debido a
la importancia que tiene la savia en la cicatrización, no debe
podarse ni a finales del otoño ni en pleno invierno.
Cortar madera
Seguramente, lo que determina en qué luna hay que cortar un árbol
es el uso que se le va a hdar a su madera. Si necesitamos madera
dura y duradera (para el maderamen de una casa, para estacas...)
habrá que abatir el árbol cuando menos savia tenga, finales de
otoño y principio de invierno, y en luna descendente. Esta madera
nos dará brasa persistente pero poca llama.
Si lo que
queremos es madera flexible, hay que cortarla cuando está plena de
savia y en luna ascendente. Por ejemplo el avellano para varas, el
aliso para pértigas o el haya, que se requiere liviana, dúctil y
que da un fuego de gran llama, aunque fugaz.
Limpieza de
cuerpos
Cuando, para
hacer una limpieza interna y revitalizar el cuerpo, queremos iniciar
un ayuno o una dieta, lo mejor es iniciarla con la luna ascendente.
Para cortar el
pelo hay que tener en cuanta que si lo hacemos en ascendente, el pelo
crecerá más rápido, pero más fino, débil y endeble. Si lo
cortamos en descendente medraá más lentamwente, aunque más fuerte
y robusto. El mismo razonamiento nos sirve para dedicir cuándo
depilarse o cortarse la uñas. Para quitarse la verrrugas, los
callos, las durezas, etc, lo mejor es hacerlo en descendente. Es el
momento en el que además de quitar la parte visible, dañaremos más
a la raíz.
Luna de Ayoó. Foto Judit Gutiérrez Rodríguez. |
No hay comentarios:
Publicar un comentario