Las comedias se hacían por todos los pueblos y los mozos y mozas iban de uno a otro para verlas. A mi madre no la dejaban ir a ninguna y mi padre, en cambio, no se perdía una. Iban los chicos a las comedias de los pueblos vecinos y siempre andando, salvo a Felechares, que iban con las caballerías porque quedaba más lejos. Las chicas iban por el día hasta Congosta, por la noche, solo los mozos.
Mi madre recuerda que “el día de las comedias por una perra gorda nos daban una naranja. Se ponían puestillos con dulces, gaseosas y caramelos. Iban a la comedia, de pueblo en pueblo. Por la noche los chavales les entraban en el tenderete a intentaban robar algún caramelo. Muchas de las que iban eran de Santibáñez, recuerdo sobre todo a las Varelas”.
“En Fuentencalada -recuerda mi padre- pusieron Don Juan de Serrallonga(1). Fuimos Delfín, Ricardo y otros, más mayores, andando, por el camino a Fuentencalada. Pásabamos por la cueva a comer chorizo y entre que íbamos y volvíamos, llegábamos a las cuatro o las cinco de la mañana”.
“A Felechares fuimos a un comedia, la de Refris (2), un bandido. Salimos después de cenar, cogimos las caballerías y fuimos. Al llegar decían qué vienen los de Ayoó, íbamos diez o doce en caballo, algunos dos en uno... Cuando llegamos nos abrían el portón para que nos aposentáramos”.
“En Pobladura dieron la obra del Ti Miserias (3) que luego también vinieron a Ayoó a hacerla. Era de uno muy miserable y decían “miseria, ansioso, qué comiste lo más grande. Si coges, mal coges. Por educación, lo más que ponían, más ahí lo tienen”.
Un año, fueron a Congosta unos de Fuentencalada, se puso a llover y había un grupito que vio que así no podían volver con las bicicletas a casa y se acercaron a la casa de los abuelos, “Teófilo, mira lo que nos ha pasado, que hemos venido a la comedia a Congosta y ahora mira cómo llueve, se nos ha hecho de noche y así no podemos volver”. Iban todos calados, así que se quitaron la ropa, les puso lumbre para calentarse y prepararon en casa unas camas para que pudieran descansar aquella noche y volver a su pueblo al día siguiente. Durante años y años las familias de los chavales no olvidaron el gesto y siempre se lo recordaban a mi padre, la ayuda que el abuelo les había dado.
(1) Don Juan de Serrallonga: Novela de Víctor Balaguer que narra la historia de los Narros y los Cadells en el Principado de Cataluña, al estilo de los Montescos y Capuletos italianos. Don Juan de Serrallonga es un personaje legendario que aparece en multitud de historias y leyendas. Se hizo hasta una película con este protagonista, en 1948, dirigida por Ricardo Gastón.
(2) Refris es como lo recordaba mi padre, pero buscando, el nombre correcto era el bandido Ráflex.
(3) El tío miserias es un personaje popular y aparece como hombre avaro en cuentos, historias y en obras, como en El Arbol de la Ciencia de Baroja: El tío Miserias era un viejo encorvado, afeitado y ceñudo. Llevaba un trapo cuadrado, negro, en un ojo, lo que hacía su cara más sombría. Vestía siempre de luto; en invierno usaba zapatillas de orillo y una capa larga, que le colgaba de los hombros como de un perchero.
Carlos Arniches publicó una obra de teatro titulada así, "El tío Miserias", publicada en 1938.
Mi madre recuerda que “el día de las comedias por una perra gorda nos daban una naranja. Se ponían puestillos con dulces, gaseosas y caramelos. Iban a la comedia, de pueblo en pueblo. Por la noche los chavales les entraban en el tenderete a intentaban robar algún caramelo. Muchas de las que iban eran de Santibáñez, recuerdo sobre todo a las Varelas”.
Cartel de la película "Don Juan de Serrallonga" |
“En Fuentencalada -recuerda mi padre- pusieron Don Juan de Serrallonga(1). Fuimos Delfín, Ricardo y otros, más mayores, andando, por el camino a Fuentencalada. Pásabamos por la cueva a comer chorizo y entre que íbamos y volvíamos, llegábamos a las cuatro o las cinco de la mañana”.
“A Felechares fuimos a un comedia, la de Refris (2), un bandido. Salimos después de cenar, cogimos las caballerías y fuimos. Al llegar decían qué vienen los de Ayoó, íbamos diez o doce en caballo, algunos dos en uno... Cuando llegamos nos abrían el portón para que nos aposentáramos”.
Dibujo de "El tío Miserias" de José Gutiérrez Solana. |
“En Pobladura dieron la obra del Ti Miserias (3) que luego también vinieron a Ayoó a hacerla. Era de uno muy miserable y decían “miseria, ansioso, qué comiste lo más grande. Si coges, mal coges. Por educación, lo más que ponían, más ahí lo tienen”.
Un año, fueron a Congosta unos de Fuentencalada, se puso a llover y había un grupito que vio que así no podían volver con las bicicletas a casa y se acercaron a la casa de los abuelos, “Teófilo, mira lo que nos ha pasado, que hemos venido a la comedia a Congosta y ahora mira cómo llueve, se nos ha hecho de noche y así no podemos volver”. Iban todos calados, así que se quitaron la ropa, les puso lumbre para calentarse y prepararon en casa unas camas para que pudieran descansar aquella noche y volver a su pueblo al día siguiente. Durante años y años las familias de los chavales no olvidaron el gesto y siempre se lo recordaban a mi padre, la ayuda que el abuelo les había dado.
(1) Don Juan de Serrallonga: Novela de Víctor Balaguer que narra la historia de los Narros y los Cadells en el Principado de Cataluña, al estilo de los Montescos y Capuletos italianos. Don Juan de Serrallonga es un personaje legendario que aparece en multitud de historias y leyendas. Se hizo hasta una película con este protagonista, en 1948, dirigida por Ricardo Gastón.
(2) Refris es como lo recordaba mi padre, pero buscando, el nombre correcto era el bandido Ráflex.
(3) El tío miserias es un personaje popular y aparece como hombre avaro en cuentos, historias y en obras, como en El Arbol de la Ciencia de Baroja: El tío Miserias era un viejo encorvado, afeitado y ceñudo. Llevaba un trapo cuadrado, negro, en un ojo, lo que hacía su cara más sombría. Vestía siempre de luto; en invierno usaba zapatillas de orillo y una capa larga, que le colgaba de los hombros como de un perchero.
Carlos Arniches publicó una obra de teatro titulada así, "El tío Miserias", publicada en 1938.
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