8 de septiembre de 2010

Rectificaciones

Qué este es un blog vivo y abierto a vuestras sugerencias y rectificaciones os lo he dicho siempre. Así que en este post lo voy a dedicar a enmendarme a mi misma, porque he descubierto (o me han hecho ver) algunos errores en los escritos que he ido publicando.

El primero, nada más llegar al pueblo y visitar Requeijo. Allí encontré estos carteles,
puestos por el Ayuntamiento y que venían a recomendar lo que yo pedía en el post titulado Basura: no cuesta nada llevarse lo que has traído, el papel de plata de la merienda, el brick del batido o la bolsa de gusanitos del niño... todo se puede volver a meter en una bolsa y tirarlo en un contenedor ya en el pueblo, donde sabes, fijo, que lo van a recoger.


En el Ayuntamiento habían llegado a la misma conclusión y lo habían publicado y hecho saber quince días antes de que yo pusiera lo mismo. Así que aquí queda anotado. Por cierto, he notado más limpieza en Requeijo este año y eso que esta temporada ha ido muchísima gente. Parece que los carteles sirvieron para algo...


Estuve una tarde con mi tía Paulina viendo el blog y un simple repaso por alguno de mis post le llevó a corregir bastantes detalles o completar alguna de las historias que contaba. Así, por ejemplo, mi tía me habló de Don José, el practicante:

Recordaba que se había casado con Quica, vecina del pueblo, en 1959 (“un año después que yo”) y que había vivido en la casa que ahora es la de Celia y Amancio y no donde yo había puesto. También me dijo que había tenía seis hijos (Luis, Amparito, Manolo, Antonio y César y una niñita que falleció de pequeña) todos nacidos en Ayoó y que siguen manteniendo cierta relación con el pueblo, haciendo alguna visita ahora ya mayores.

Y me contó mi tía parte de su trabajo: “Asistía a partos como una comadrona y trajo mucho niños al mundo en el pueblo entre ellos a tu primo Domingo que si no es por él, no nace. Venía atravesado y tardó mucho en nacer. Don José estuvo con mi tía, a su lado, 24 horas. Nació negro, lo azotó y se puso a llorar. Me dijo, Paulina, que ya tenemos niño”.


También me apuntó mi tía detalles del fallecimiento de Tía Dorotea, que narraba en el post Medicos y enfermos (2). “No fue Don Dionisio sino Don Teodoro el médico que atendió al abuelo cuando fue a por el certificado de defunción. Le dijo "apiádese de sus hijos y de mi mujer, que es su hermana”.

"Cuando murió, tía tenía 42 años, primo Delfín 10 y yo tenía 6 años. Recuerdo que fue en la Chana. Estaba segando, se sentó en la morena, fue a atar los chancros y cayó. Todavía recuerdo cuando la ti Matilde Castaño le dio la noticia a abuela: Menta, Menta, no sabes que murió tu hermana en La Chana...", me contó mi tía casi con lágrimas en los ojos porque aquello fue un drama que nunca se olvidó en la familia.


El Palabrero Ayoíno Nº13 terminaba con una foto familiar que me había dejado mi tía y fue ella la que reconoció a quienes yo no conseguí nombrar.


En la foto están mi tía (de pie) y Domingo (con un niki a rayas) y los que tenía sin identificar son: Jesi (a la derecha, en sombra y casi escondido por el rabo del mulo), Vitorina (la hija de Simonín, la persona mayor que sujeta a un niño... no se la ve muy bien pero el corte de la cara es similar y como tenían las eras al lado y hacían mucha faena juntos, es muy probable que fuera ella) y Fahid (el hijo de la patrona que mi tía tenía en Francia, cuando marchó allá a trabajar, un niño franco-argelino, “argeliano” como le decía mi tía).


Una última rectificación la apunto aquí, pero la dejo para otro post: la Iglesia de Ayoó no está dedicada a San Salvador si no a El Salvador.

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