2 de septiembre de 2010

Adiós verano (2)

También los cazadores dieron dinero para que se pudieran organizar los disfraces y la espuma para los críos. Y recalcar el esfuerzo de algunos por organizar cosillas para los niños, en especial Alfonso y Juncal, que uno desde el curro, otra desde el pueblo, ahí estuvieron dando el callo para que salieran las cosas.


La espuma fue un éxito, como el año pasado. Para niños y mayores, que cuando terminaron los rapaces ahí estaban un grupo de mujeres, con Lora a la cabeza (¡qué buen humor tiene siempre esta señora!) embadurnando de espuma a quien pasase por su lado. Todo el mundo se lo tomaba a risa salvo una pareja joven con malas pulgas que hasta se encararon con ellas por el delito de echarles en el pelo tres gramos de espuma. ¡¡¡Malajes!!!









 En los disfraces, gran participación con más de cincuenta niños (y chavalería adolescente y algún que otro mayor). Mucha imaginación en los disfraces, mucha gente viendo y mención especial para el presentador, que riéte Reina de tu papel de speaker, que ante Jesi no tienes nada que hacer. Estuvo sembrado mi querido hermano (y eso que la que me hizo a mi aún se la tengo guardada) animando a los niños participantes, alabando los disfraces, metiéndose con el público y/o acompañantes... A este paso no hay quien le libre de una cuarta edición megáfono en mano!!


 







 Para terminar, recordar los fallecimientos de Saturnino, suegro de Loli, abuelo de Yolanda y de Leopoldo en Carracedo, casado con una vecina de Ayoó.

En lo personal, nuestro protagonista del verano ha sido este, Liso, hijo de Princesa, sobrino de nuestra Lisa, definitivamente desaparecida y nunca encontrada.


Todos los de la casa mirábamos embobados los juegos del pequeño gatín, la paciencia de su madre, como día a día iba aprendiendo nuevas habilidades y como se iba atreviendo a salir un poquito más a la calle.

También disfrutamos con la celebración, anticipada, de los 50 años de casados de mis padres. Un grupo de familiares y amigos nos reunimos en la Casa Rural de Congosta para acompañarles con risas, charla, recuerdos y muuuuuuucha comida rica.







Pdt.- Agradecer a Toña y Pepe y Javi y Beni, la paciencia que han tenido con Oier y sus cubitos de hielo :)

1 comentario:

Triceratops dijo...

¿Que Oiert pedía cubitos de hielo en los bares?, claro, por eso no hablaba, tenía la lengua congelada.

O eso o es que el niño está haciendo acopio de hielo para que no se le enfrien los cubatas, que esta juventud viene pisando fuerte.

Un saludo