Hace algún tiempo hablábamos del lino, una planta que durante muchos años fue parte fundamental en el sustento y forma de vida de los habitantes de Ayoó. Hoy traemos otro cultivo, más reciente, en el que mucha gente trabajó durante años: los pepinillos.
En mi recuerdo están aquellos años en los que la gente andaba, un par de veces al día, atareados “pelando pepinillos”, agachados, recogiendo los pequeños pepinos en las huertas de los alrededores del pueblo. Recuerdo los calderos llenos, los sacos y hasta alguna vez fui a una de las casas donde se seleccionaban haciéndolos rodar en una especie de tambor-jaula. Pero en mi casa no se dedicaron a ello y poco más podría contar sobre ese momento, así que me he dirigido a alguien que lo vivió en primera persona: Rafa, Rafael Cenador, que en su casa recogía y seleccionaba estos frutos. Así, agradeciéndole su amabilidad, paso a relatar lo que me contó de aquel momento:
El cultivo de pepinillos destinados al encurtido en fábricas riojanas se realizó en el pueblo desde los años 80 a mediados de los 90. Las empresas fueron las que llegaron al pueblo y animaron a la gente a dedicarse a los pepinillos.
Una era Rioverde, que estuvo primero en la casa de Eulogia, en la calle Castillo y más tarde donde Consuelo y Modesto. La otra empresa, la que estuvo en la casa de Rafa, fue la de Cruz Andrés. Ambas tenían su sede en Logroño, La Rioja. La gente del pueblo se repartía entre una y otra.
Para el cultivo del pepinillo se preparaba una parcela y se abrían surcos como a un par. Se sembraba en las laderas de los surcos, como tres semillas cada 30 centímetros, aproxidamente. Se tiraba una rama para un lado y para otra para otro. Se sembraban a finales de mayo, en la segunda quincena y se recogían a partir de la mitad de julio y hasta que las heladas machacaban la planta. “Hubo años, dice Rafa- que aún estábamos en la vendimia recogiendo pepinillos”.
Había que regar cada cuatro días, cinco como mucho. Era necesario pelar todos los días, incluso dos veces, ya que se hacían grandes y crecían muy rápido.
Se cultivó por toda la zona de los alrededores de Ayoó, por Carracedo, Congosta, Cubo, San Pedro de la Viña, San Pedro Ceque... “En los demás pueblos poco, porque era muy necesaria el agua”.
Los pepinillos se clasificaban por tamaños, cuanto más pequeños, más se pegaban (pero eran al peso y claro, más pequeños, menos pesaban). Para la separación se usaba una máquina. “Las primeras eran a manivela, como un bombo”, recuerda Rafa. La clasificadora tenía unos tres metros “e iba por tramos, con una rejilla que iba estrechándose y al final había un hueco por el que caía la morralla”.
La empresa de Rioverde venía a diario a por los sacos. “En la otra, con la que trabajábamos nosotros, guardábamos los pepinillos en cubas grandes, de 220 litros, en una salmuera. Descargábamos las cubas y los metíamos por categorías. Eso adelantaba el proceso de encurtido”.
Practicamente todo el pueblo se dedicó en aquella época al pepinillo “y se hizo dinero. Saldría cada año más de 200.000 kilos en tres meses... Hubo un año que se pagaron hasta 130 pesetas el kilo los pequeños. Si no sobre las 70, depende”. El declive vino cuando empezó a entrar pepinillo cultivado en otros países por menos dinero, ahí terminó todo. “Antes -concluye Rafa-vendías corderos, terneros, alubias, patatas, pimientos, lo de los pepinillos... poco a poco se vendía y se salía adelante. Ahora no queda nada de eso.”
Foto 1: Telefuerza.com; Foto 2: Representaciones Respigares; Foto 3: Las cosas de Gumercocina con receta detallada de cómo hacer conserva de pepinillos en casa.
2 comentarios:
En la comarca de Aliste por los años que comentas, los pepinillos furon una fuente importante de ingresos. Quizá fuera la cosecha más viable para hacer dinerillo fresco. Creo que en algunos pueblos alistanos se contnían cultivando, pero en menor cantidad.
Hoy, otra fuente de ingresos dependiendo de las lluvias de final de verano son las setas, quizá está sea la mator fuente de ingresos de muchas familias.
Saludos.
Gúmaro
Gracias por tu aportación, como siempre. También en Ayoó lo de ir a níscalos es un buen recurso en estos tiempos de estrecheces. A ver si saco información para hacer otro articulito sobre ello.
Un saludo :)
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