11 de diciembre de 2009

El Almucera

Emiliano Pérez Mencía es un profesor leonés jubilado, residente en Benavente y enamorado de toda esta zona, a la que dedica su tiempo y sus conocimientos. Tal y como se recoge en el perfil de su blog, es Licenciado en Filosofía y Letras (Clásicas) por la Universidad de Salamanca, es Catedrático de Latín, jubilado, del IES "León Felipe" de Benavente (Zamora). En 1981 creó el Grupo Filatélico y Numismático de Benavente y es Presidente del mismo. Fue también uno de los fundadores del Centro de Estudios Benaventantos "Ledo del Pozo" y desde el año 1990 desempeña el cargo de Secretario del mismo. Ha publicado varios libros sobre aspectos diversos del Patrimonio, tanto en relación con su pueblo como con los Valles de Benavente. Uno de estos libros es "El agua que nos rodea", donde recoge las corrientes de agua, arroyos y ríos, puentes, molinos, depósitos, norias y otros artilugios hidráulicos que atraviesan la comarca objeto de su estudio. Dentro de este libro hay un capítulo dedicado al arroyo Almucera, que nace en Congosta y atraviesa Ayoó y que por su interés, y con el permiso de su autor, publicamos:


El Almucera

Su nombre es árabe y consta de dos palabras: al “el” y Muzara que, en dicha lengua, tiene, entre otros, el significado de “tierras de secano o campos de cereales”. Para algunos, sin embargo, se trata de una “tierra quebrada y poco fértil”. Sea lo que sea, lo cierto es que este topónimo procede de la llegada de los mozárabes de la España musulmana al Reino Leonés, al que pertenecían estas tierras.


El Almucera es el arroyo más importante y peculiar de la comarca de Los Valles de Benavente, pues nace dentro de los límites que conforman su partido judicial, concretamente en Congosta, al NO de Ayoó; crece con las aguas de otros arroyos más pequeños a lo largo de su recorrido; sus verdes riberas sirvieron para dar nombre a los pueblos por os que pasa, “de Vidriales”, palabra esta que no otra cosa significa si no verde, del latín viridem; acompaña a los viajeros que recorren carretera; en sus márgenes se ve cada vez más vegetación herbácea y algunos de los cuales son antiguos castros; todos los pueblos por los yacimientos arqueológicos o por sus iglesias, ermitas, o arquitectura urbana e incluso por la caza del conejo, liebre o perdiz, cuando no de jabalí o zorro; o por la pesca del cangrejo, aunque sea el llamado rojo americano, de no buena calidad. De todo esto nos pueden ofrecer los pueblos situados en este valle, junto al Almucera. Y si algo le sobra, por supuesto que algo de agua, se la cede al Tera, para ser partícipe también de la riqueza y belleza de este río.

Si alguien quiere vivir el nacimiento del arroyo, tiene que acercarse a Congosta, nombre que tiene que ver con accidentes del terreno, de coangusta/congusta, y que significa “paso estrecho o paso entre elevaciones”. Es allí, al norte del pueblo, en donde, por los valles. El Caño, Valmediano y Ayoó Pequeñino corren aguas, provenientes de las fuentes existentes en las laderas de los montes cercanos a ellos. Y los pequeños surcos de agua de los tres valles se juntan en un embalse, cuya
presa se construyó no hace mucho tiempo, precisamente para evitar las torrenteras frecuentes en los inviernos lluviosos.

El paisaje también merece la visita, pues, aunque estamos cerca de la sierra de Carpurias, por aquí todavía se ven en los valles plantaciones de chopos, además de encinas, robles y muchos castaños en laderas y montes próximos. Desde lejos destacan los humedales existentes en los valles, originados por las aguas que corren por ellos.


A partir de la presa de Congosta ya tenemos el Almucera, con el cauce estrecho, pero abriéndose camino para comenzar a recorrer todo el Valle de Vidriales. Hemos dicho que es en el término y no lejos de Congosta, en donde el arroyo nace y se organiza, antes de partir aguas abajo. Los de este pueblo quieren a su río y más desde que tienen la presa, pues ésta les evita los desbordamientos e inundaciones de sus tierras, sobre todo en invierno. Y ahora, en verano, además de disponer de una zona recreativa y de baño, en aguas vírgenes, los que se dedican a la agricultura y horticultura, pueden regar parte de sus campos, sembrados de maíz, remolacha u otros productos de la huerta. Hasta hace no mucho tiempo funcionaba el molino, aunque al servicio de unas pocas personas del pueblo. Lo que queda del mismo tiene su importancia, pues era y es el primer molino, aguas arriba, del arroyo: un pequeño edificio, con una pequeña acequia para el agua, de la que se servía; pequeñas serían también su muela y el resto de la maquinaria necesaria para la molienda.

(Ruinas del molino de Congosta)

El Almucera recorre un valle con mucha prehistoria e historia. En él existen restos de las más antiguas civilizaciones. Algunos pueblos son muy conocidos por las excavaciones arqueológicas realizadas y sus correspondientes hallazgos. Todo esto ha hecho posible que sea uno de los valles más visitados por los amantes de la cultura y Amigos del Patrimonio.

Los viajeros pueden, entre muchas cosas, los dólmenes de Granucillo, los castros de San Pedro de la Viña y de Brimne de Urz, los campamentos romanos de Petavonium, situados entre Rosinos y Santibáñez de Vidriales. También algunas iglesias, cuyos retablos o artesonados son importantes, como ocurre en Ayoó, Grijalba y Bercianos, entre otros pueblos, desde lejos verán espadañas, en lugar de torres, tanto en iglesias o ermitas; llaman la atención las construcciones a base de piedra, alternando con el adobe y el tapial, en las casas y otras edificaciones populares, sobre todo en las localidades de la parte alta del valle. Destaca el tipo de chimeneas y hornos familiares, las anchas puertas para los carros, en las que todavía se sigue utilizando el tejo, cerradura de madera. Nos sorprende la antigüedad de la misma, que ella convierte en una pieza digna de un museo etnográfico.

En otros pueblos existen fuente santiguas como en Carracedo, Santibáñez, Rosinos, entre las que hay que destacar la fuente romana de San Pedro de la Viña;
o incluso antiguas paneras como en Carracedo o Cunquilla; también había molinos como el de Tardemézar y Carracedo; el ya citado de Congosta, el de Brime de Urz, aunque totalmente en ruinas, y otros ya desaparecidos del todo o en vías de desaparición.

Podemos decir que, en todos los pueblos, se puede ver algo novedoso, destacalbe y respetable. Merece la pena detenerse en cada uno de ellos y así lo haremos, en el futuro, si ello es posible.

Creemos que desde ella Administración se debe cuidar a este arroyo Almucera, que ahora se encuentra ya encauzado, para evitar las inundaciones, y también a todo el Valle de Vidriales, sin olvidar a sus pueblos y entes. Y aprovechando su pasado, plagado de arqueología e historia, emprender actuaciones de futuro y con futuro, para evitar, en pleno siglo XXI, el subdesarrollo y la despoblación, tan temida por todos en toda nuestra Comunidad y mucho más en esta provincia de Zamora. Y esto, a pesar de disponer de grandes recursos hidráulicos, de abundantes y fértiles tierras y de gentes laboriosas y respetuosas, aunque ciertamente no muy emprendedoras.

Los Amigos del Patrimonio invitan a todos a conocer el arroyo y disfrutar del valle y de sus pueblos, para poder admirarlos, ya que sólo se admira lo que se conoce.

El profesor Pérez Mencía es colaborador habitual del semanario "La Voz de Benavente y Comarca", donde se publicó inicialmente este artículo. Sus artículos pueden leerse en internet tanto en sus colaboraciones con el blog de La otra voz de Benavente y en su propio blog, Patrimonio Popular.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy buen artículo. Me ha gustado mucho.
Un saludo.
Leonides G. Ferrero
vallevalverde.blog.spot

Anónimo dijo...

Es una pena el estado actual del Arroyo Almucera, ya que es más una cloaca que un río.
Hay cosas que me intrigan a su paso por Bercianos: desde cuándo están sus márgenes empedradas en dos zonas llamadas "pielgos". Desde cuándo existe una red de "caños" que salían del pielgo de Bercianos y servían para regar los linares y el principal se llana caño de los moros.