1 de mayo de 2021

Ramón Rubial y mi padre

Hoy, 1º de mayo, Día de los trabajadores, es un buen momento para traer aquí a Ramón Rubial, conocido por su labor de sindicalista y político, en la UGT y en el PSOE. 

Escultura de homenaje a Ramón Rubial en Santurtzi, en el parque que lleva su nombre, junto al Hotel Oriol, que se ve al fondo.



Nacido en Erandio, desde muy joven estuvo metido en actividades políticas y sindicales. Juzgado, encarcelado, amnistiado, capturado en la Guerra Civil, condenado a muerte, encarcelado nuevamente... así hasta la llegada de la democracia, cuando siguió su actividad política en el Congreso, el Senado y en el germen de los que sería el Gobierno Vasco, siendo el presidente del Consejo General Vasco. Todo esto se puede consultar en cualquier página de información, pero mi padre siempre me ha contado otras cosas de Rubial. 


Mi padre lo conoció porque trabajaba en una fábrica de laminación de hierro que tenía parte de sus instalaciones en la zona de la Ribera de Deusto, entonces plagada de fábricas y talleres. Allí trabajaba Rubial en un pequeña empresa de un amigo desde que salió de la cárcel en 1956. Trabajaba a la vez que seguía en secreto y de forma clandestina su actividad política. Y en la Ribera lo conoció mi padre.



Ramón Rubial se formó como tornero en la Escuela de Artes y Oficios de Bilbao.  Disfrutaba enseñando a los chavales los secretos de su oficio, que practicaba hasta cuando estaba en la cárcel (El último penal fue La Colonia penitenciaria de El Dueso, donde trabajó como tornero durante nueve años. Tomado de la página de la Real Academia de la Historia). Según me cuenta mi padre, tenía mucha paciencia con ello y disfrutaba enseñándoles el uso de las máquinas. 


Estatua homenaje a Rubial en Bilbao, cerca del Guggenheim, en la zona conocida como La Campa de los Ingleses. Foto Bilbao turismo.net

Mi padre lo conoció en su faceta de trabajador, de currante, pero también algo en la política: "nos contaba que cada primero de mayo, unos días antes, venía la policía y le decían, Ramón, ya sabes lo que te toca", y para que no estuviese organizando nada, se lo llevaban fuera durante esa fecha señalada. "Se lo solían llevar a Extremadura y nos contaba que allí pasaba los días que le tenían, jugando la partida con los policías en el bar del pueblo".


Otro busto de Rubial, este en el Jardín Botánico que lleva su nombre, en Barakaldo.


Mi padre le recuerda como un hombre trabajador y atento. En una ocasión, ya en la democracia, daba un mitín cerca de nuestra casa y mi padre se acercó y preguntó por él. No le dejaban pasar, pero Ramón pasó justo por allí, le vio y enseguida se acercó a saludar a su conocido de la Ribera.  Así que hoy, Primero de mayo, es un buen día para recordar a alguien que tanto luchó por celebrar este día.



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