1 de diciembre de 2017

El botijo


En mi casa seguimos usando botijo. Vamos cada día una o dos veces hasta la fuente del Caño a llenarlo y tener fresca agua rica para las comidas y cenas. Incluso, cuando los niños de la casa (sobrinas e hijo) han sido pequeños, también ellos han tenido su propio botijito (el bitojo, como decía mi sobri pequeña).





Nuestro botijo tiene ya muchos años (y que dure) y se supone que cuanto más tiempo, mejor agua “hace”. Si hace tiempo que está sin usarse hay que echarle agua, dejarlo un día con ella, vaciarlo y ya se puede volver a usar sin que tenga regusto.


Aunque hay botijos muy monos, bonitos, con barniz, brillantes, cuanto más simple sea, mejor, para que respire, para que pueda realizar bien su función (el nuestro es medio bonito, tiene un poco de barniz en la parte superior).



Una de las afirmaciones más falsas que he encontrado es lo de “es más simple que el funcionamiento de un botijo” y es que el sistema de enfriamiento de estas vasijas es todo un compendio de física.Incluso, en el año 94, dos profesores universitarios hicieron un experimento midiendo la cantidad exacta de agua que se evaporaba de un botijo, hasta desarrollar dos ecuaciones diferenciales con todas las variables que influyen en el proceso.  




Hay muchas explicaciones de cómo es este sistema así que en vez de hacer un compendio de ellas, voy a transcribir una de las que he encontrado y que lo resume de forma concisa:


"(...) La base de este ingenio utilizado por generaciones desde hace siglos (los romanos lo llamaban buttis, y su origen podría remontarse al neolítico) se reduce a la refrigeración por evaporación. Para que vean su impresionante efectividad, si dejamos un botijo a una temperatura ambiente de unos 30 grados centígrados y una humedad del 40%, logrará enfriar el agua de su interior unos 10 grados en apenas una hora. ¿Cómo consigue hacerlo? En principio, el material que se utiliza en su fabricación es la arcilla, ya que su porosidad permite que el botijo sude, es decir, que se filtre agua poco a poco hacia afuera. Esta agua sudada se evapora en cuanto entra en contacto con el aire del exterior, pero para que el agua pase de un estado líquido a gaseoso (evaporación) necesita energía (calor), que la robará del agua contenida en el interior, produciendo el enfriamiento progresivo de la misma.

Por esta razón en las zonas donde hace más calor y el aire es más seco, la evaporación será más rápida y los botijos tendrán un mayor rendimiento, pudiendo hacer descender la temperatura del agua hasta 15 grados. Si en el exterior hay mucha humedad, no funcionan tan bien. Eso sí, no los barnice ni pinte, puesto que perderán su porosidad y con ello, su potencial refrigerante." (El País)



Foto del folleto del Alfar Museo.

Nuestro botijo creo que es de Jiménez de Jamuz, el pueblo leonés que aún hoy acoge una importante actividad alfarera. Recuerdo hace años, cuando era una chavalilla, que mi tía Paulina me llevó a la casa de uno de los alfareros tradicionales y allí vi como daba vida a un cacharro con un trozo de barro y el tradicional torno giratorio. Hace unos años fuimos a uno de los talleres que hay en funcionamiento y me sigue pareciendo fascinante la facilidad que tienen para crear piezas con el barro. Y aunque raro, aún no he visitado el museo de la alfarería que tienen… ¡de este verano no pasa!!!!

Cuando vamos y volvemos de Santurtzi a Ayoó pasamos por Toral de los Guzmanes, un pueblo leonés que siempre nos llamó la atención por su curioso nombre. Pues resulta que en esta localidad hay un Museo del Botijo instalado en un castillo-palacio y que recoge la colección de un particular y está considerada como la mayor del mundo en su género. También tenemos pendiente hacer una parada y verlo.


Imagen del Museo del botijo. Foto Todocolección.net.

Barrila. Web Ay. de Sta Elena de Jamuz
En las casas se usa (más bien se usaba) el botijo, pero cuando se iba a trabajar las tierras, se llevaba un “botijo de viaje” que es la barrila. Esta vasija de barro cocido tenía una boca y una o dos asas a los lados y se cerraba con un corcho. Era fácil de llevar en la alforja y mantenía el agua fresca y a mano allí donde no había fuentes.

El botijo me parece un invento tan genial y tan auténtico que no entiendo lo de usar botellas de plástico con el agua del pueblo. El tesoro de nuestras fuentes y manantiales sabe mucho mejor en un buen botijo.




Más datos sobre el botijo:

- Detallada explicación del funcionamiento del botijo, en Xatacaciencia.
- La explicación que he tomado yo en el blog, un poco más sencilla, de El País.
- El funcionamiento de un botijo en un sencillo e ilustrado video, Mombi Entretiéneme.
- La ecuación del botijo, en esta página web de Terra.
- El botijo precursor de las neveras y la nevera de Africa basada en su funcionamiento, en Ventadebotijos.
- Alfarmuseo de Jiménez de Jamúz, aquí, aquí y aquí el folleto.
- Museo del botijo de Toral de los Guzmanes, aquí y aquí.

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