Foto de la Web de Ayoó. Es una familia con el ganado. La envió un tal Paul pero no explicó más sobre ella, ni quienes son ni en qué año pudo hacerse ni nada... |
En el pueblo hubo muchos pastores, no
en vano había también muchos rebaños. Mi padre recuerda que cuando
él era pequeño había al menos 30 rebaños y tocaba ir con las
ovejas a días, turnándose según el número que se tuviera. “A
partir de las 10 años o incluso antes, tocaba ir con las ovejas.
Había tantas que la hierba se apretaba, no había comida para tanto
ganado porque además de las ovejas había como 80 yeguas, 100 vacas,
cabras...”
Ir de pastor era una salida para los
chavalines del pueblo. Como recuerda mi padre “se hacían pastores
con 12 o 13 años, en vez de ir a la escuela iban a otros pueblos a
cuidar rebaños. Les daban 2 o 3.000 pesetas (12 o 18 euros) y la
manutención. Fueron muchos, Paulino, Chencho, Aureliano, Pedro, un
hermano de Evelio, Pedro el Chinguero... y muchos iban a la zona de
León, a Quintana y Congosto”.
Pastores. Web Pueblana de La Puebla de Montalbán (Toledo) |
Con Paulino surgió este verano la
conversación de cómo siendo un rapacín se fue a Rosinos a estar de
pastor. Y aún hoy, 50 años después, recordaba perfectamente lo
duro de aquel trabajo “donde estuve 40 días durmiendo en las
tierras para amajadar, dormía en un carro con un saco de paja y una
manta. Mi abuela no supo lo que pasé, no se lo conté porque si lo
sabe...”.
También recuerda mi padre una historia
que le sucedió a Chencho, Inocencio, el hijo de Leonor, hermano de
Conce y Ricardo: “Chencho había ido al pueblo que te digo, a
Quintana y Congosto a cuidar un rebaño de un señor que era conocido
de abuelo, de hacer negocios en La Bañeza. El caso es que él
aprendió un nido de perdices, iba allí y les chupaba los huevos y
les ponía piedras... por hacerlo dejó el ganado solo y el lobo le
mató un par de ovejas. Tuvo miedo, le dejó el ganado a otro pastor
y se fue andando hasta casa**.
El otro pastor le contó al amo lo sucedido y este cogió un caballo
y se fue al pueblo. Le dijo que le perdonaba pero que no le dejase
sin pastor. Abuelo le animó a volver y el Ti Miguel García, vecino
de la calle, también y al final decidió volver al trabajo. Era un
chavalín como de 12 o 13 años y mira tú que aventuras...”
*Amajadar es cercar las ovejas en una tierra para que abonen con su estiércol
**33 kilómetros según Vía Michelín
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