13 de marzo de 2013

Pastores


Foto de la Web de Ayoó.
Es una familia con el ganado. La envió un tal Paul
pero no explicó más sobre ella, ni quienes son
ni en qué año pudo hacerse ni nada...
 
En el pueblo hubo muchos pastores, no en vano había también muchos rebaños. Mi padre recuerda que cuando él era pequeño había al menos 30 rebaños y tocaba ir con las ovejas a días, turnándose según el número que se tuviera. “A partir de las 10 años o incluso antes, tocaba ir con las ovejas. Había tantas que la hierba se apretaba, no había comida para tanto ganado porque además de las ovejas había como 80 yeguas, 100 vacas, cabras...”


Ir de pastor era una salida para los chavalines del pueblo. Como recuerda mi padre “se hacían pastores con 12 o 13 años, en vez de ir a la escuela iban a otros pueblos a cuidar rebaños. Les daban 2 o 3.000 pesetas (12 o 18 euros) y la manutención. Fueron muchos, Paulino, Chencho, Aureliano, Pedro, un hermano de Evelio, Pedro el Chinguero... y muchos iban a la zona de León, a Quintana y Congosto”.

 
 

Pastores. Web Pueblana de
La Puebla de Montalbán (Toledo)
 

Con Paulino surgió este verano la conversación de cómo siendo un rapacín se fue a Rosinos a estar de pastor. Y aún hoy, 50 años después, recordaba perfectamente lo duro de aquel trabajo “donde estuve 40 días durmiendo en las tierras para amajadar, dormía en un carro con un saco de paja y una manta. Mi abuela no supo lo que pasé, no se lo conté porque si lo sabe...”.



También recuerda mi padre una historia que le sucedió a Chencho, Inocencio, el hijo de Leonor, hermano de Conce y Ricardo: “Chencho había ido al pueblo que te digo, a Quintana y Congosto a cuidar un rebaño de un señor que era conocido de abuelo, de hacer negocios en La Bañeza. El caso es que él aprendió un nido de perdices, iba allí y les chupaba los huevos y les ponía piedras... por hacerlo dejó el ganado solo y el lobo le mató un par de ovejas. Tuvo miedo, le dejó el ganado a otro pastor y se fue andando hasta casa**. El otro pastor le contó al amo lo sucedido y este cogió un caballo y se fue al pueblo. Le dijo que le perdonaba pero que no le dejase sin pastor. Abuelo le animó a volver y el Ti Miguel García, vecino de la calle, también y al final decidió volver al trabajo. Era un chavalín como de 12 o 13 años y mira tú que aventuras...”
 



*Amajadar es cercar las ovejas en una tierra para que abonen con su estiércol
**33 kilómetros según Vía Michelín

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