El
otro texto lo he recogido de la web de Gary Justel, de Uña de
Quintana que por su mayor cercanía, seguro que tiene mucho que ver
con lo que se hacía en Ayoó. Aquí, en su web, encontrais el texto original que reproduzco:
La
publicación del anuncio de una boda por el cura se llamaba Proclamo
(En lenguaje de Uña, APLOCAMARSE).
Durante
tres domingos consecutivos, el cura lo anunciaba en la misa y al cabo
de los tres domingos, la boda podía celebrarse, si nadie había
interpuesto algún impedimento de orden moral, religioso u otro que
pudiera impedir el matrimonio.
En
caso de matrimonio entre parientes cercanos, primos, por ejemplo, era
necesario pedir una dispensa al Obispo.
Costumbre
ancestral en caso de proclamo, “echar el carril”. Con paja molida
se trazaba una huella desde la casa del novio a la de la novia, lo
que significaba que el plocamo (Aplocamarse) era inminente.
Normalmente eran los amigos del novio o el mismo novio que se
encargaban de echar el carril durante la noche.
Las
bodas se celebraban en general en la casa de la novia y el sábado.
El jueves que precedía la boda, los mozos y mozas invitados
acarreaban mesas, bancos, platos y cubiertos prestados por los
vecinos. El viernes se mataban los corderos o cabritos necesarios, se
preparaba la casa en general y el sábado tenía lugar la ceremonia
del casamiento.
Antes
de ir a la Iglesia, era costumbre que el Padre del novio diera a su
hijo la bendición antes de salir de casa en busca de su novia.
Terminada la ceremonia en la Iglesia, empezaban dos días de fiesta y
banquete interrumpidos.
El
matrimonio civil apenas tenía importancia. En esa época el aspecto
religioso primaba.
Personajes
importantes: Los Padrinos, que eran el padrino y la madrina de
bautismo:
Al final del banquete del sábado, ambos repartían El Bollo, especie de roscón, a todos los invitados, el padrino añadiendo un cigarrillo y a veces un Puro para los hombres. Las mujeres no fumaban entonces. ¡Cómo han cambiado los tiempos!
Al final del banquete del sábado, ambos repartían El Bollo, especie de roscón, a todos los invitados, el padrino añadiendo un cigarrillo y a veces un Puro para los hombres. Las mujeres no fumaban entonces. ¡Cómo han cambiado los tiempos!
Al
anochecer, los padrinos hacían el Desempadrinamiento, a saber:
Reunían en el portal de su casa a todos los vecinos del pueblo,
ofreciéndoles también el Bollo y Vino a discreción. Esta ceremonia
simpática era considerada como el término de las obligaciones de
los padrinos con respecto a sus Ahijados, que al casarse se
emancipaban.
Se confiaba la cocina de las bodas a uno o dos cocineros, que aunque no profesionales, tenían la costumbre y el renombre de hacer cocina para un gran número de personas. Ti José El Mayo, Ti Alonso El Rey eran, entre otros, los más apreciados.
Se confiaba la cocina de las bodas a uno o dos cocineros, que aunque no profesionales, tenían la costumbre y el renombre de hacer cocina para un gran número de personas. Ti José El Mayo, Ti Alonso El Rey eran, entre otros, los más apreciados.
Cuando
un joven forastero ( folastero que diría Pillín), cortejaba una
joven del pueblo, era costumbre que los mozos del pueblo le cobrasen
el piso, una especie de entrada al pueblo, cuyo importe se
determinaba en función de la familia, más o menos rica, o de la
belleza de la joven.
Ese
dinero se echaba en vino y el hecho de pagarlo confería al joven
forastero el estatuto de vecino del pueblo. En caso de no acceder a
pagar, se solía dar una cencerrada el día de la boda. Es una
cacerolada con los cencerros del ganado. En ese caso la integración
del joven al pueblo era problemática. Hay ejemplos concretos en que
la integración ha tardado años en ser efectiva
(...)
Entre los toques de campana había uno especifico en las bodas:
Toque de Desempadrinamiento: Era costumbre que el día en que se celebraba una boda, el padrino del novio y la madrina de la novia invitasen a los hombres y a las mujeres respectivamente, al anochecer, a comer el Bollo, especie de Roscón, fabricado especialmente, acompañado de vino, licores y un puro o un cigarro, en función de la “categoría” del padrino, para los hombres.
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