Otra historia similar a la de Corpus Christi le ocurrió a la familia de mi padre en un domingo, el día de misa... “En otra ocasión fuimos a vendimiar
un sábado a Fuentencalada. Hacía malo y cortamos dos carros de uvas
y el otro íbamos a ir al día siguiente y abuela me dijo que como
era domingo fuera a pedirle permiso para ir al cura y a Laurentino,
entonces el alcalde. Abuelo dijo que él no iba a hablar con ellos”.
Mi padre recuerda como el abuelo, genio y figura, textualmente soltó un “me cago en la puta,
que se pudran las uvas que yo no bajo el gorro con esos”.
“Abuela me mandó a mi y le pedí a Don Luterio y me dijo que sí, pero que fueramos temprano. Laurentino comenzó a poner excusas, que si sí, que si no... y cuando le dije que teníamos el permiso del cura ya cedió. Cuando llegábamos con las vacas nos vio el cura, que iba para la Iglesia y nos dijo hala hijo, que ya toco un poco más tarde para que os de tiempo a llegar a misa”.
“Abuela me mandó a mi y le pedí a Don Luterio y me dijo que sí, pero que fueramos temprano. Laurentino comenzó a poner excusas, que si sí, que si no... y cuando le dije que teníamos el permiso del cura ya cedió. Cuando llegábamos con las vacas nos vio el cura, que iba para la Iglesia y nos dijo hala hijo, que ya toco un poco más tarde para que os de tiempo a llegar a misa”.
“Siendo ya mayor vi a Laurentino y le
dije, qué, te acuerdas de cuando fui a pedir permiso para
ir a por las uvas? Y me decía, pero es que antes mandaba el clero...
El clero y los dictadores”, le contestó mi padre.
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