7 de junio de 2012

Corpus Christi, fiesta de guardar

Tres jueves hay en el año que relucen más que el sol: Jueves Santo, Corpus Christi y el Día de la Ascensión. Este es un refrán de los de toda la vida que ha perdido gran parte de su vigencia. La Iglesia ya no disfruta del peso que tenía en la sociedad y el día de Corpus, antaño festivo y casi sagrado, pasa ahora desapercibido para la mayoría.

El Corpus Christi, Cuerpo de Cristo, es la fiesta que la Iglesia Católica dedica a la Eucaristía y aún se celebra en nuestro alrededor en Congosta, en Fuentencalada, en Alcubilla, en Nogarejas...



Como comento, antaño el Corpus era día de ir a misa, a procesión si la había y, desde luego, fiesta de guardar, estaba prohibido trabajar en esa jornada. Y de esa circunstancia nace la anécdota que mi padre me relataba:

“Fuimos a Castro a por madera para hacer la casa de tío Ismael, íbamos con tres carros, el de Tío Agustín, el de Tía Viviana y el nuestro. También venían el Ti David, el padre de Aurea y Laurentino, para Pedro el Chinguero y Avelino”. La caravana iba por el camino a Castro, por la Chana, que se venía a tardar como cuatro horas.

“Ibamos donde Pariente, el de Castro, que no podía ir él porque se le había estropeado la transmisión del camión que tenía, un GMC. Pariente tenía un aserradero y una carpintería en la que hacía puertas y ventanas. Uno de sus ebanistas, Marchena, era muy bueno, hacía armarios, dormitorios... Luego Pariente quitó la sierra, pero los hijos siguieron con una tienda de muebles...”.

Volvemos a la historia: “Ibamos porque querían poner la madera del tejado antes de San Pedro y el día del Santísimo era el que podíamos contar con los carros. Pero cuando llegamos a Castro nos encontramos con Don Anselmo, un cura retirado que iba con la boina y la cachava. Nos empezó a decir que éramos unos fariseos, que iba a venir el escarabajo a las patatas por nuestra culpa, por trabajar el día del Corpus, el día del Santísimo".

“Armó tal escándalo que vino el alcalde, que era el maestro, don Ventura y estuvieron Pedro, Ismael y abuelo con él”. Le explicaron que no tenían parejas (las vacas), que la gente andaba bimando y él les dio la razón, lo entendió y les propuso una trampa, les dijo que iba a hacer un escrito como para denunciarles por trabajar el día del Corpus, que lo escribía pero que luego lo rompía, para que don Anselmo se quedase tranquilo y evitar más problemas.


Le decía don Ventura a don Anselmo, “A estos déjeles, déjeles, que mire la denuncia, se lo digo al gobernador, igual tienen hasta cárcel. Si no merecen otra cosa, decía el cura viejo, todo rebotudo. Entonces mandaban así estos tordos”, concluye mi padre.

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