Como conté en el artículo El Conventico, algunos periódicos y papeles que encontré allí hace ni sé los años, terminaron en mi casa (¡creo que me van a diagnosticar Síndrome de acumulación compulsiva!). Pués bien, mirando lo que había, me he encontrado esta joya, que tan bien me viene para ilustrar el post de hoy: una nota de la Falange zamorana a la Hermandad de Labradores y Ganaderos sobre la venta de la remolacha azucarera a las fábricas. La hoja está, por supuesto, convenientemente adornada con el "Saludo a Franco: ¡Arriba España!" de la época. La circular está fechada el 6 de marzo de 1947. |
En Ayoó también existió una Hermandad de Agricultores y Ganaderos. El Jefe de la Hermandad y otros dos o tres con él más el alcalde y los concejales del Ayuntamiento, eran los encargados de determinar cuánto y quién pagaba los cupos (parte de la cosecha exigida por el gobierno. Ver post “El cupo”), cómo se organizaba a los vecinos para arreglar los caminos u otras obras o que zonas del pueblo se “acotaban”(1),... y en definitiva, determinaban lo que se hacía sobre cualquier tipo de ganado y las tierras.
El Jefe de la Hermandad se elegía por votación y algunos de los que ostentaron el cargo fueron Restituto Carbajo (más tarde alcalde de Ayoó), el Ti José Casado, Laurentino Cano (también alcalde durante años),... Eso sí, mi padre asegura que al final “hacían lo que les daba la gana para elegir al Jefe. Una vez estuvo a punto de salir Eliseo y otra Santiago Centeno (Jalones) (2) porque votaban a cachondeo”.
Más información sobre las hermandades en "Agricultura en Rabanera de la Sierra S.XVII-XVIII-XIX y Rabanera del Pinar S.XX" de Mariano Contreras Crespa y en el libro "Las Hermandades Sindicales de labradores y ganaderos (1955-1977). Historia, documentos y fuentes" , de Pilar Gil García.
(1) Acotar: cuando no querían que se pastase en una zona, el alcalde o el Jefe de la Hermandad de Ganaderos prohibía pasar por ese lugar, se “acotaba”. Después de vendimiar se “descoitaba”.
(2) Santiago y Eliseo eran personas, digamos, especiales y, por ello, y dado la maldad que los más débiles o diferentes provocan, a veces eran objeto de broma y hasta burla en el pueblo sobre todo entre los mozos. A ambos llegué a conocerlos siendo niña: Santiago Jalones era como el coco con el que nos asustaban a los críos, aunque realmente yo siempre le veía muy tranquilo, paseando por el pueblo con las manos a la espalda o tomando el sol a la puerta de su casa. Eliseo tenía una especie de gran angioma en la cara, que siendo niños nos impresionaba bastante y también le recuerdo silencioso y trabajando en las tierras junto a César Cortés, el padre de Pedro, ya que creo recordar que eran familia directa.
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