21 de noviembre de 2009

El lino: Sacando el hilo

Las plantas recolectadas se llevaban a Felechares, por donde pasa el Eria y con quien se tenía un convenio para que los de Ayoó pudieran ir a remojar el lino durante 21 días. El citado tratado es una Escritura de Concordia entre los Concejos de Ayoó y Lugar de Felechares, datada en 1770 y está transcrita y recogida en la página dedicada al pueblo leonés vecino. Algún día lo transcribiré entero pero de momento dejo solo las líneas que hablan de este acuerdo: Que los vecinos de Ayoó puedan dar agua en el río de la Valdería que está en término de Felechares, y los de él lo puedan hacer en el reguero de Vildivanas, término de Ayoo, libremente sin que en tiempo alguno por dichos concejos se ponga el uno al otro óbice alguno para hacerse en recompensa; y así se ha de observar sin cosa en contrario y en cuanto a dar agua así los unos como los otros se entienda habrá de ser con sus ganados mayores, amen. (Escritura de Concordia entre los concejos de Ayoó y lugar de Felechares. Transcripción recogida de la página web de Felechares)

Pasado ese tiempo, los 21 días en el agua, se sacaba por la mañana, se secaba al sol y luego se ponía en el carro. Una vez en el pueblo se ponía al sol, bien en las casas, bien en la calle. Luego se majaba y se espadaba en las piedras que había junto a las casas de Ayoó (más información sobre ello, aquí, en el artículo
"La piedra") y quedaba en una caja. Después se llevaba en fardelas que se vendían a 15 o 20 pesetas el kilo.

Y este es un viejo cardador de lino que guardamos en casa (y al que creo que no estaría de más hacerle un lavado de cara)

Todo este proceso de elaboración del lino lo explica muy bien Gumaro en su blog Tierras de Aliste:


El lino se elaboraba con gran trabajo, después de arrancarlo en el mes de junio, se sacaba la linaza, luego allá a finales de agosto se llevaba a curtir: se tenía unos 21 días tapado de agua en el río, después se sacaba y se dejaba secar bien, a finales de octubre se mayaba, que consistía en machacarlo encima de una piedra (poyo) para romper el tallo de la hebra dándole golpes con una mayadera Luego se espadaba que consistía en darle golpes, cociéndolo en manadas y poniéndolo encima de una tabla clavada de punta en un madero (fitera) y dándole con la espadilla, (forma de cuchillo grande de madera). Con ésta operación se separaba el tallo de la hebra, la hebra quedaba en la mano y el tallo caía al suelo (tascos). En ésta operación ya nos quedaba solo la hebra, después venia el rastrillo, se peinaba la hebra con un artilugio de madera con púas de hierro en el centro y conseguíamos una hebra aún más fina, de ésta hebra ya se hacían los cerros, que era lo que se iba. Luego ya se ponía el cerro en la rueca y se hilaba.
 

Añadir leyenda
Esta era la fitera en la que trabajaba el lino mi abuela Menta. La descubrí este verano en el desván, colgada sobre una viga y con telarañas, pero seguro que con muchas historias dentro.

Dice mi padre que “el lino quitó mucha hambre en Ayoó. Se vendía en La Bañeza, en la zona de la Valduerna”.
Con el lino ya hilado se hacían sábanas gordas, alforjas, cuerdas, sábana para tapar la masera donde se hacía el pan,...

Había tanta necesidad que se usaban los tallos que se cortaban del lino, los tascos, para rellenar los chancros para tener los pies calientes y metidos en las angorras de los pastores.También se usaban estos restos para hacer lumbre (los pastores llevaban un puñado en el bolsillo cuando llovía y estaba la leña mojada para hacer el fuego, para usarlo como yesca) y en Uña servían para hacer unas bastas cuerdas.

Para terminar este nuevo capítulo dedicado al lino, retomo las palabras de Gumaro:

Yo trabajé en una fábrica de tejidos, y cuando elaborábamos lino se dejaba el tejido con un 10% de humedad, de ahí que cuando nuestras madres o abuelas hilaban el lino tenían que ir mojando el hilo con saliva tal como se iba empezando a hacer el hilo para que éste quedara más suave. Una vez hilado se hacían las madejas con la naspa, (aspa) que era un artilugio de madera con cuatro aspas y una manivela que dando vueltas se hacían las madejas. Hechas ya las madejas se cocían éstas en potes grandes con ceniza de fresno para que quedaran más blancas, después de cocidas con otro artilugio llamado argadillo se hacían los duvillos (ovillos) y ya quedaba el lino a punto para ir al telar. Los telares que han existido en ésta comarca son primitivos, hoy ya son piezas de museo, en Lober todavía se conservan varios de éstos telares, igual que en la mayor parte de la comarca. Para confeccionar las prendas de éste tejido que éstos telares hacían, había las llamadas costureras, mujeres que se dedicaban a coser por las casas, en una casa cosían un día , en otra una semana, dependiendo siempre de las prendas que tuvieran que hacer, pero siempre cosido a mano, más tarde ya había máquinas de coser y cada mujer se hacía sus prendas.


 

Museo do tecido de Allariz (Orense), en O Fiadeiro, Parque Etnografico do Rio Arnoia. Fotografía de Bob Fisher


Más sobre el lino: Cultivo y Los hiladeros.

1 comentario:

Anónimo dijo...

ahora mismo estoy agregando este sitio a mis favoritos. gracias


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