13 de febrero de 2009
La Domi
Veo en la tele que ahora han inventado un paragüas para perros... ay, pobres bichos.. se les viste con ridículos vestidos, se les peina y se le da comidas mejores que las que muchos niños tienen en la mesa cada día... qué tonterías hacemos los humanos y qué pena ridiculizar así a los animales.. y cómo me acuerdo, en estos casos, de una perra de verdad, una señora perra que dejó una huella imborrable en nuestra casa y a la que seguro que más de uno de los que lean esto aún recuerdan: La Domi.
Dominga, sí, llevaba el nombre de una antigua novieta de mi primo Manolo. Era una perra grande, fuerte, leal... un mastín que le trajeron a mi abuelo de Galicia y que se parece a este que he recogido de la web de Aliste (qué pena, no tengo ni una sola foto de la perra)
Fue la Domi una perra medio salvaje cuando estaba en el corral de las ovejas de mi abuelo, en Peñacabras, cuidando del rebaño de cabras de la familia. Si uno se aproximaba tan solo a la entrada, la perra ladraba, aullaba y enseñaba los dientes por debajo de la puerta y, desde luego, se le quitaban a una las ganas de pasar más allá... Eso sí, en cuanto oía tocar la chifla, la perra callaba y dejaba sacar el rebaño, al que acompañaba durante todo el día.
Yo la conocí así, fiera y terrible, que daba miedo... y no tenía nada que ver con la perra que luego vivió durante años en la casa de los abuelos... una vez que fue llevaba allí, la Domi se volvió juguetona, cariñosa, reclamando a todos los de la casa una caricia, una mano por encima de su cabeza tras haber cumplido con su trabajo.
Recuerdo cuando llegábamos al pueblo para las vacaciones, yendo con las maletas por la calle de la Iglesia y la Domi abriendo camino al cortejo, aullando de contenta, orgullosa, enseñando a todos que venía su familia...
En el trabajo, la Domi era una cumplidora. Armada con sus carrancas en el cuello, para protegerse de posibles ataques del lobo o de otros perros, la perra era la mejor guardiana de las cabras de Ayoó.
Perro con las carrancas o carlancas
En una ocasión volvió el ganado por la noche, pero no apareció la perra. Raro, porque ella nunca se despistaba... hasta que salieron a buscar y allí estaba, en el monte, cuidando a un grupito de cabras que se había perdido.
En otra ocasión, la perra iba una y otra vez hasta uno de los pastores, le tocaba la mano y volvia sobre sus pasos. Una y otra vez, hasta que el pastor, intrigado por el extraño comportamiento de La Domi, la siguió y así fue como descubrió lo que el animal trataba de decirle: que había una cabra que había parido y se había quedado alejada del grupito.
También recuerdo un día que estaba en Requeijo con los amigos y se acercó el rebaño. La Domi vino hasta donde yo estaba buscando un arrumaco, aunque nerviosa, iba y venía. Así hasta que la saludé, le hice una caricia y ya contenta, volvió con sus cabras, con una expresión en la cara que decía algo así como “perdona, pero es que estoy en el trabajo”.
Ay, La Domi, ¡¡¡qué lista era!!!! ¡¡¡Y qué madraza!!! Un verano parió junto a la puerta del pajar y uno de los cachorros de la camada, el más pequeño, se le murió... y ella, todo amor, le daba de mamar a las otras crías, pero no paraba de dar lametazos al pequeño cuerpecito que no respondía a sus caricias... Y cómo aguantaba cuando mi abuela le limpiaba con desinfectante una herida que se había hecho en la pata con un palo en el monte. Le tenía que doler horrores, tenía toda la patita abierta y herida, pero allí iba ella, cojeando, a su labor de cada día, a cuidar de las cabras del pueblo.
La Domi era tan grande como yo cuando se me ponía encima, apoyando sus patas delanteras en mis hombros. Grande y buena, le gustaba estar cerca de la familia y se ponía en un lado del comedor a la hora de la cena y dormía sobre la berzas por la noche, atenta a todo lo que se moviese cerca de la puerta.
La Domi, una señora perra.
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4 comentarios:
Buscando fotos de mastines, he encontrado este relato sobre los perros mastines de una familia, de un señor de La Mata de Curueño, en León y me ha parecido muy tierno, porque quién no ha tenido un perro especial en su vida? Si lo queréis leer, esta es la dirección: http://www.telecable.es/personales/juandiez/boletin102/divulgacion.htm#inicio
Juer!!!, como recuerdo aquellos perrazos del ganado. Eran enormes, ladradores y mal encarados cuando andaban a su faena, traían un andar altivo al llegar a la entrada del pueblo encabezando el desfile de ganado, desafiantes, armados con sus carrancas, parecían decir "acércate si te atreves; es verdad que cuando llegaban a casa parecían todo lo contrario. Recuerdo algunos nombres mas como por ejemplo "Montañesa", "Zar", "Lupe",...
De la Domi tengo el recuerdo de sus ladridos nada más llegar bajo el arco de la Iglesia, eran imponentes, menos mal que siempre estaba encerrada en casa; ¿siempre?. ¿Por qué el "Ti Tiofilo" la dejaría suelta en la calle cuando estabas de veraneo?.
Un saludo
Si, Trice, has escenificado muy bien cómo eran aquellos perrancos... y ja ja... sabía yo que La Domi, que algún susto te dió, te iba a recordar a mi abuelo, y el arco, y los veranos, jaja!!!!!
Qué enternecedora historia,pobre animal siempre atenta y trabajadora , sí que se puede decir que era una señora perra. Animales así de fieles y buenos se recordarán siempre .
un saludo
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