3 de diciembre de 2021

Las nuevas coplas de Vasallo (3)

Sigo con la publicación de unas coplas escritas por Benito Pérez Ferrero e inspiradas en su bisabuelo Joaquín Martínez "Vasallo" y en Araceli, nieta y lazarilla de este segundo:


-Abuelo Joaquín,

busque en el morral,

a ver si me encuentra

un trozo de pan.

De la bota deme

un poco de vino;

me muero de sed

por este camino.


-Ni hace dos días

te di cuatro migas.

Si te las comiste,

ya más no me pidas.

Busca entre las zarzas

moras… o espigas.

Y para la sed,

pues bebe agua fría.

Solo quedan tragos

en la bota mía.

Son para el camino,

pero de otro día,

para mi gañote,

por si no sabías.


-Abuelo Joaquín,

deme una perrona,

es para un mendrugo

de casa Ramona.


Y por un real

me dan un tocino

del año pasado

y un vaso de vino,

costras de queso,

raspas de sardina,

y, de bacalao,

un resto de espina.


Y por dos reales,

un trozo de hogaza,

un cazo de azúcar,

media calabaza,

tabaco picón,

patatas de casa

y algo de chorizo

picante con grasa.

¡Qué buena comida!.

Para dos, banquete.


Y si algo sobrara,

le haré yo un paquete

y ya es cosa suya

el dónde lo mete.


Abuelo Joaquín,

no sea usted malo,

piense en la cazuela

y déjeme el palo.


No sea roñoso

que yo soy su nieta.

Me muero de hambre…

¡Deme una peseta!.


-Anda, anda, ladrona,

que nunca escarmientas.

¿Quién comió el jamón

del zurrón?. No mientas.

¿Y el queso de oveja

que en él yo guardaba?.

¿Quién se lo comió,

nieta endiablada?.


¿Dónde está la caña

de un lomo ahumado

que detrás de un cajón

tenía guardado?.


Y al bote de miel

que había a su lado

¿no sabrás tú, nieta,

qué le habrá pasado?


¿Y a unas galletas

que había endulzado?.

Claro, los ratones

se las han llevado.


Me sisas, me robas.

¡Pues, vaya, esta nieta!

¿Y, encima, me pides

reales, pesetas?


Ven, ven, acércate

que aquí tengo un duro,

pero tráeme el palo,

que yo veo oscuro.


-Si es por el duro,

yo voy y lo cojo.

Aquí queda el palo,

si no es un enojo.


-Tráelo, tráelo,

que más te daré.

Comerás caliente,

banquete para un mes.


-Mejor lo he pensado ,

abuelo Joaquín,

busque usted el palo,

que ya no tengo hambre

y me marcho de aquí.


Dos días estuvo

lejos del bastón;

por miedo a la tunda

en pajar se escondió.

Ni un pan ni una mora

ni una espiga probó.

Más pudo el hambre

y al tercero salió.


-Hoy ya hace tres días

que te has marchado.

Buscando mi palo

los tres me he pasado

¡Y no lo encontré!.

Tú te lo has llevado.


¡Dos veces ladrona!.

Pero está ya olvidado.


Tengo otro bastón

y buena cayada

de mimbre templada

con agua y jabón.

La tengo guardada

en secreto rincón

así que supón…

¡que estás ya avisada!.

Pero ven, no temas,

que estoy de buen grado.

Entra en la cocina,

no estoy enfadado.


Pareces hambrienta,

tu estómago es bajo.

Pruébalas, cómete

estas sopas de ajo

que luego nos vamos

derecho al camino

que hay que cantar

coplas que oímos

y que las conozcan

vecinas, vecinos.


Sin coplas no hay sopas,

sin sopas no hay coplas,

sin coplas no hay cuartos.

Coplas cantemos,

sopas comamos

hasta que estemos hartos.

Así que termina pronto

porque es el camino largo.


-Más pronto acabaría,

si estas sopas de ajo,

no fueran solo agua fría.


Deme de esas de las suyas

que huelen como a morcilla

o a pimentón con patatas.

¿O son, acaso, costillas?.


-Anda, acaba las tuyas

que yo ya acabé las mías.

Eso es el hambre por dejarme

y estar por ahí tres días.


Mañana a Alija nos vamos.

SI a la Vizana me guías,

podrás comer buen cocido

y hartarte para seis días.


San Esteban de Nogales.

Son las seis de la mañana.

En el corral canta un gallo,

perros en la calle ladran.


-Arriba, que ya es de día,

que hoy la jornada es larga.

A Alija del Infantado

nos vamos, y a la Vizana.

Si bien cantamos, buenos cuartos

en la plaza nos aguardan.


Coge la fardela grande,

la gorra de cabeza ancha.

Una para los chorizos,

longanizas y hogazas,

para meter la comida

y al hombro después llevarla.


La gorra para monedas,

que se oigan y no caigan

en el suelo las pesetas

que nos den y que nos traigan,

cuando recite la copla

llamada La loba parda.


Llenaremos la fardela

de garbanzos y viandas.

Con los reales de la gorra

habrá para dos semanas,

para tabaco y buen vino,

refrescos y mantecadas

y hasta un duro ha de sobrar

para comprarte alpargatas,

caramelitos de Oviedo

y almendras garrapiñadas.


-Bien está lo que me dice,

pero no he comido nada.

Deme un tazón de leche,

hogaza para migarla

o deme de ahí, de ese azúcar,

una buena cucharada.


-Ya se nos echó la hora

y no hay tiempo para nada.

Al pasar por el convento,

podrás comerte manzanas,

que hay de verde doncella

y peras de las tempranas.

Venga, arriba, que nos vamos,

que el sol ya nos ve la cara,

que la raya de Alcubilla

a las siete hay que pasarla.

Y a las diez allí en Alija

cantaré La loba parda.


Pasaron por el convento;

era aún fresca la mañana.

Las peras estaban royas,

también royas las manzanas.

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