8 de diciembre de 2021

El día del derrite

El día de la Inmaculada, tal como hoy, era lo que se conocía en el pueblo como el día del derrite. 

Ya se había hecho la matanza y hoy era el día en el que se cogía toda la grasa del cerdo y se preparaba para poder usarla en la cocina durante el resto del año. 

Aquí se ve un cerdo sacrificado ya en una matanza tradicional y observamos como le cuelga toda la grasa que después se transformará en manteca. La fotografía forma parte de un artículo publicado en la página de Riofrío de Aliste (muy recomendable) y está firmada por Víctor Pérez, que la hizo en la casa de sus abuelos. Aquí en enlace.


Una vecina sacando la grasa del cerdo. Foto recogida de la página de Facebook de Riofrío de Aliste.

Recordemos que entonces no había aceite, o si se podía conseguir, era casi artículo de lujo, cara y que se usaba con mucho cuidado. Lo que se usaba era la manteca, que se guardaba en una puchera de barro y que se usaba para freír y para hacer la comida.

La puchera, ya salió en este blog, en el Palabrero Ayoíno 11.

Como me han contado en casa, este era el día que medio trabajo y medio fiesta -como todo en el pueblo- se preparaba la manteca para la casa. Se limpiaba bien toda la grasa del cerdo que habían sacrificado y se ponía en un caldero de cobre sobre la lumbre. 

Caldera de cobre. Antiguedades Zumadia.

Se iba derritiendo poco a poco. Era costumbre echar al caldero los riñones del cerdo (desconozco para qué) y también se echaba en el caldero “la pajarina”, una parte del cerdo que mis padres creen que puede ser el bazo (y lo es, como lo he visto recogido en varias páginas).

La manteca en el caldero de cobre. Fotografía de la página web de Riofrío de Aliste, aquí.

Como decimos, la grasa se va deshaciendo poco a poco, con todas estas cosas que hemos dicho y cuando está líquida se colocaba un paño limpio sobre la puchera, atado con una cuerda, que hacía las veces de colador. Así se iba colando la manteca líquida, limpia de cualquier impureza.

En el caldero quedaban partes de la grasa que ya no se deshacían y que se cocinaban, se freían y gustaban mucho. Eran los llamados “torrites”.

También, mientras se calentaba la grasa, se echaban dentro manzanas, peras y cebollas, que se iban cocinando. Al terminar, la fruta se tomaba troceada en un plato, con azúcar por encima. Un manjar, recuerdan en casa.


Y así es como mis padres me han descubierto otra parte de la matanza que no conocía, la del día del derrite en la Inmaculada. Lo que sí conocía era la manteca. Recuerdo cuando era pequeña, que en la parte de abajo del armario de la cocina había una puchera de barro con manteca. Mi madre ya cocinaba con el aceite, pero a los guisos le echaba una buena cucharada "para dar sabor a pueblo". También recuerdo perfectamente, las patatas fritas que nuestra abuela Menta nos hacía en la lumbre, con manteca. ¡¡Nunca volveré a probar unas patatas fritas tan ricas!!!


Pdt.- Buscando información sobre este tema, he encontrado la receta para hacer manteca en casa en el blog La cocina de Fabrisa. Me ha parecido muy interesante porque es una forma "moderna" de conseguir la manteca de antaño. 

Foto del blog La cocina de Fabrisa.


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