Santiago Jalones ha sido uno de las personas más curiosas que ha habido en Ayoó. Yo le conocí desde niña, con la ropa sucia, dejado, el pelo alborotado, hablaba un tanto a trompicones y, por supuesto, ¡¡¡me daba mucho miedo!!! Era como el hombre del saco en carne y hueso. No entendía cómo mi abuela podía pararse a hablar con él tranquilamente cuando pasaba con el atao de berzas a la espalda y aprovechaba para parase a descansar en el puente La Flora, junto a la casa de Jalones. Yo me escondía detrás de su falda y observaba a Santiago.
Fotografía de Santiago de joven, sacada de la imagen de los jóvenes de Ayoó que trabajaron en las minas de Sopuerta y que comentábamos en el artículo anterior. |
Mi padre me ha contado diversas anécdotas de él. Hijo de la Ti Demetria y el ti Felipe Centeno. Su padre había enviudado y quedó con una hija (María, la que luego sería madre de Flora, la de Emiliano) y se casó con esta mujer con la que tuvo a Santiago. Murió hace como 20 años, si viviera, ahora tendría unos 85 años, algo mayor que mis padres.Jalones es el mote que viene de su familia. El padre era conocido como el Ti Felipe Jalón y su mujer, la Ti Demetria la Jalona.
Aunque se le veía un poco atolondrado, Santiago no era retrasado, aunque es cierto que tampoco aprovechó la poca educación que entonces estaba al alcance de los niños. Según mi padre “no iba a la escuela, no aprendió ni a escribir ni a leer bien”. En la adolescencia tuvo el baile de San Vitorino, así lo ha descrito mi padre, que recuerda como el de Santiago decía “el mi Santiago como tiene el baile de San Vitorino viene a tirarle piedras a Santa María” (a la casa de Santa, luego su vecina, que tuvo que poner una malla para evitar que le rompiera los cristales).
En internet he encontrado algo sobre esa enfermedad, no sé si será lo que él tuvo:La Corea de Sydenham es uno de los signos principales de la fiebre reumática aguada. Se le conoce también como “mal de San Vito” o “baile de San Vito”. Se observa en niños y adolescentes entre los 5 y los 15 años y tiene consecuencias visibles como movimientos espamódicos incontrolables, pérdida del control de la motricidad fina, especialmente de los dedos y de las manos y pérdida del control emocional con ataques inapropiados de llanto o risa, entre otros.
Mi padre me ha contado varias anécdotas de protagonizadas por él: “Cuando no estaba la madre en casa, se freía huevos para comérselos. Un día ella le pilló y le gritaba, “¡desgraciado, así no ponían las gallinas, que te comes tú los huevos!” y Santiago le respondía “los que como yo no los siento, siento los que meto debajo del escañil cuando noto que vienes y me los comen los gatos”. “Anda, animal, bandido” y Santiago “yo bandido y tú, bandolera”.
También era de mucho canturrear cancioncillas, algunas que existen como la de “Asómate a la ventana con medio cuerpo por fuera que quiero saber si eres casada o soltera” y otras que se inventaba: “yo no canto cantares, canto piropos… Las mocitas de este pueblo cantan ya: la cigüeña anda al macho, cuando andaremos nosotras...”.
Cuando nació su sobrina Flora, cantaba, “es año de recreación, pare la vaca, pare la perra y pare mi hermana María”.
Otra canción: “pajarillos que andáis por el monte con la boca abierta y el dabo (si, lo pronunciaba así) tendido, decidme no habéis visto a mi cuñado Mariano, que se me ha perdido”.
En su día escribí un post que titulé “La multa y el nabo”, donde un grupo de jóvenes del pueblo se enfrentaron a una denuncia de un vecino del pueblo y tuvieron que bajar a Benavente en el carro del Ti Manuel Riesco. “Uno de los rapaces del grupo era Santiago Centeno, el conocido Jalones del pueblo. Cuando le tocó firmar dijo que no sabía escribir y que tenía que hacerlo con el dedo. Y la secretaria, que se ve que estaba de buen humor, le empezó a vacilar. Dio un golpe en la mesa y mirando a Santiago le decía: “ay, rapá, yo que me había enamorado de ti al verte, tan guapo, con ese pelo rizo que tienes...”. Salieron del juzgado y Santiago siguió siendo el centro de las bromas. “Le pusimos -recuerda mi padre- un papel en la espalda que decía “Se vende este burro por goloso” y fue por toda la ciudad con el cartel y nosotros ja ja, jaja... venga reírnos”.
Un tratante que solía ir por el pueblo era conocido por todos como “El Feo”. Vio a Santiago y le dijo, “hermano, he recorrido mucho mundo y nunca he visto a uno tan parecido a mi como tú. Y un guarda de campo de los que había en el pueblo le dijo “oye, si vas por el monte, quién se espanta, el lobo o tú?” y Santiago contestaba “pues íbamos a andar a ello”.
Santiago iba siempre hecho un potroso, con la camisa fuera, un “chafallambras”, que dice mi padre. “Bruto sí era, peligroso no. Le gustaba el vino y el aguardiente, pero no era un borracho habitual. Trabajaba poco y mal. A veces le hacía algún trabajillo a César Cortés (el padre de Pedro el de Visi)”.
Realmente Santiago era un hombre tranquilo, dejado y poco trabajador, pero nada que ver con la imagen de monstruo malvado que había creado mi mente infantil.Jalón es una palabra que proviene del francés y que en sus primeras acepciones significa “hito, y en sentido figurado, persona, cosa o hecho clave y fundamental” y en topografía, vara con regatón de hierro para clavarla en tierra y determinar puntos fijos cuando se levanta el plano de un terreno.
Vivía en la casa que está en la punta abajo del pueblo, en la salida hacia Congosta, donde el Puente la Flora. La casa era de su familia, tenía abajo la cuadra y encima la vivienda y se mantuvo en pie hasta hace unos pocos años, cuando la tiraron ante su mal estado.
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