En el volumen publicado por el
Instituto de Estudios Zamoranos Florián de Ocampo, titulado “La
actividad escolar en la provincia de Zamora reflejada en los
cuadernos de rotación: Segunda República y Franquismo” de
Bienvenido Martín Fraile e Isabel Ramos Ruiz, uno de los capítulos
está dedicado a Ayoó: “El cuaderno de rotación de Ayoó de
Vidriales, curso escolar 1955-1956”.
En el se dice lo siguiente:
“El cuaderno de Ayoó representa una
de las varias formas que adopta el cuaderno de rotación en el
franquismo, aunque primando siempre los aspectos de formación
política.
La estructura refleja parte de la que
mantuvo en el período republicano. Cada semana, coincidiendo con el
horario de la enseñanza obligatoria de la consigna política, el
niño encargado de pasar al cuaderno lo que antes han realizado en el
suyo propio individual, escribe la fecha, la consigna, y un epígrafe
esquemático d ellos puntos estudiados ese día de las diferentes
asignaturas: Lenguaje, geometría, aritmética, historia, geografía,
ciencias naturales.(…)
Sin embargo, si por algo es precioso
este cuaderno de niños, es por el comienzo de su primera página,
que lo distingue de cualquier otro. El valor que tiene la escritura
de los cuadernos es su capacidad para sorprendernos al volver
cualquier página. Mientras los libros os remiten al currículo
oficial y son previsibles en su contenido y forma, los cuadernos
dejan un amplio margen para la subjetividad, la originalidad, para el
hacer, sentir y pensar de cada cuno, sea alumno o profesor. Así, las
primeras cinco líneas nos van a ofrecer una visión certera de la
importancia concedida a la escuela por las familias, el grado de
absentismo coincidiendo con las labores del campo o en el hogar, la
relación de respeto del niño hacia el maestro, la metodología
empleada en el aula. Claves que informan de la enseñanza rural sin
evolucionar a mediados de los años cincuenta y que bien pudieran ser
situadas cien años antes: “Como en estos meses la asistencia es
mala por estar en recolección y siembre dice el Sr. Maestro que lo
empleemos en repasar parte de los estudiado en el curso, en enseñar
a los más pequeños y escribir reglas de ortografía que él nos
dictará para tenerlos en cuenta en los dictados que hagamos durante
el curso”.
En el capítulo se hace una especial
mención a las consignas políticas con las que se inicia cada
lección reflejada en el cuaderno. “Las consignas vienen fijadas de
antemano por el Frente de Juventudes en el contenido y ritmo de
sucesión anual que ha establecido. Al maestro se le encarga su
desarrollo y dejar constancia de su trabajo en el cuaderno de
rotación”. Y así se recogen algunas de ellas:
“Creemos en España, salvémosla”
“El Caudillo es mi jefe y yo lo
quiero y lo obedeceré siempre”
“A las banderas debemos el mismo
respeto que a la Patria a quien representa”
“No hay ninguna razón que esté por
encima de la razón de España”
“La grandeza de España ha sido
siempre posible gracias a muchos héroes anónimos y conocidos”
“Para que yo creciera sobre una
patria hermosa, mis hermanos mayores cayeron cara al sol”
“La Falange quiere que el sacrificio
y el vien estar (sic) al alcance de los españoles”
“La vida nos es concedida para
emplearla en la más alta empresa: el amor y servicio a Dios y a la
Patria”
“La verdad es nuestra doctrina
falangista y queremos extenderla por el mundo entero”
“Solo hay libertad dentro de un
orden”
“La independencia de la Patria la
defenderemos incluso con el sacrificio de nuestra vida”
“La unidad es base de la grandeza de
independencia de la Patria”
Y continua el texto: “El análisis de
los ejercicios escritos nos hace comprender la carga ideológica
sesgada y partidista d ella escuela de este período. (…) Lo que
existe ahora es una acción directiva y manipuladora de la infancia,
mediante una enseñanza repetitiva y reiterada de mensajes de clara
alusión a la obediencia ciega, al sacrificio que se espera de todos,
al esfuerzo y al trabajo.
(…) Sin embargo, los niños de corta
edad no comprenden lo que se dice en las mismas, por lo que la
obligación de que sea entendido recae sobre el maestro, quien se
encarga de acercar el mensaje de una manera más clara, más
atractiva y con ejemplos.
(…) Se plantea entonces la pregunta
de cómo se lograba motivar e inculcar a los niños semejante
doctrina. La respuesta se obtiene al observar las tareas
complementarias que llevan en sí una carga muy importante de
componentes emocionales, apelando a los sentimientos de los niños.
La pertenencia a una misma patria, “el más alto honor que se pueda
tener”, el acceder a ser una flecha, compartiendo el mismo uniforme
y bandera, el cantar himnos que enardecen el alma infantil aunque nos
se sepa el significado de su legra, saludos y gritos compartidos,
todo ello, en suma, va conformando los pensamientos y la forma de ser
de los niños en la línea indicada”.
(…) “Aunque el cuaderno se centra en aspecto patrióticos, la unión con los aspectos religisos es innegable, especialmente en la época de Navidad, Semana Santa o el mes de mayo. El maestro está supeditado, voluntariamente o de forma obligada, al criterio superior de la Iglesia, que ejerce su control y dominio sobre la enseñanza elemental (...)”.
(…) “ De la línea marcada por el
cuaderno de Ayoó escapa, no obstante, una página. A veces, en la
férrea censura esgrimida por las instancias políticas y la
Inspección Educativa, el maestro es capaz de enseñar a los niños
la importancia de los libros y de la lectura. Aunque es una fiesta
señalada en el calendario escolar, no en todos los cuadernos se
observa la misma intensidad en su celebración. Es la conmemoración
de la fiesta del libro, el 23 de abril. El alcance y el valor que le
otorga el maestro es un aspecto significativo que merece especial
consideración en esta escuela”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario