Allí vemos una pequeña imagen con un vestido muy colorista (falda azul, sobrefalda rosa con flores doradas, cuerpo negro con una flor, mangas rosas, manto rojo), una corona en la cabeza y acompañada de una torre, de la que ahora hablaremos. La mano derecha tiene un gesto como de haber llevado algo allí que ahora no tiene. Tal vez un atributo de los que son habituales en la iconografía de esta santa: la palma del martirio, la espada de su martirio, un cañón o un proyectil.
Santa Bárbara, virgen y mártir, era una joven de Nicomedia, en Asia Menor, tan bella que su padre la encierra en una torre para que ningún hombre la viera. Convertida en secreto al cristianismo, hace construir una tercera ventana en la torre, remitiendo al misterio de la Santísima Trinidad y así es como se representa la torre que suele acompañar su imagen, con una torre con tres ventanas, como la de Ayoó.
Casi una veintena de ciudades y pueblos de toda Europa (incluidas Sevilla y Pamplona) reclaman para si tener reliquias de la santa, hasta tal punto que si los sumamos podríamos formar dos o tres cuerpos con tanto trozo diseminado.
La santa, muy antigua, tiene un aura legendaria y por lo tanto, algo incierta, que hizo que en el año 1960 la Iglesia católica la retirase del calendario oficial romano, aunque fue repuesta en el 2005.
El profesor Emiliano Pérez Mencía, en su página Patrimonio Popular habla de la exaltación de la santa en el valle de Vidriales y trata una cuestión que me ha resultado curiosa: un toque de campana dedicado a Santa Bárbara para alejar las tormentas:
La devoción a Santa Bárbara se asocia también con las campanas, pues se cree que su toque puede ahuyentar a los nublados. Y en verdad existe entre los campaneros un toque llamado en algunos lugares tente nublo o toque a nublo, y por estas tierras tente nube, que servía además de para lo dicho anteriormente, para que la gente que estaba en el campo pudiera, al oírlo, regresar a casa rápidamente, evitando así que le pillara en descampado. Había temor en los pueblos a morir en el campo matados por un rayo. Y hasta los sacerdotes conjuraban los nublados para que se alejasen.
Texto elaborado con la ayuda de las páginas Patrimonio popular; Catholic.net; Church forum y Tus preguntas sobre los santos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario