Cuatrero es una palabra que remite al antiguo oeste, a las pelis de vaqueros que hace unos años llenaban mis tardes de sábados en la primera cadena... pero también en Ayoó ha habido ladrones de cuadrúpedos, que es la definición de cuatreros que se da en el Diccionario de la Academia. Y es que en los años cuarenta y cincuenta eran frecuentes los robos de caballerías.
Mi padre recuerda el caso del Ti Germán. Este señor tenía la casa que hay subiendo hacia Peñacabras, cerca del bar de Loli, la que hoy tiene unas preciosas puertas y ventanas pintadas de rojo y blanco, muy bien cuidadas. Pués bien, el Ti Germán fue una tarde al bar, el que entonces tenía el Ti Ismael Ferreras... allí estuvo pasando el rato y cuando fue a casa se dio cuenta de que le faltaba una yegua muy buena que tenía y que además estaba preñada. La buscó por el pueblo y al no hallarla, fue a pedir ayuda. Tocaron las campanas para reunir a la gente, ya al anochecer, para ir a buscar la yegua. Salieron hasta casi el monte, pero ni la vieron ellos ni la volvió a ver el dueño porque nunca se encontró.
Otra de las historias que me contó mi padre se la narró a él Alfredo, vecino nuestro en la calle Casillas y que era Guardia Civil. Estaba este agente investigando un robo de caballerías y en el transcurso de su labor se encontró con unos sospechosos que acabaron dándole la clave para aclarar el caso: Le dieron el chivatazo de que los caballos y mulas que habían sido robados iban a llevarse a la Feria a vender. Allí se presentaron los guardias y encontraron los animales, tal y como les habían soplado, pero resulta que para no ser descubiertos, los habían cambiado de color... ¡¡¡les habían teñido el pelo!!!
Y una última historia: Había un señor que tenía un caballo que siempre iba acompañado de un perro. Un día le robaron el equino (no se sabe si al perro le dieron algo, porque no ladró mientras se lo llevaban, cosa rara). Cuando se dió cuenta salieron a buscar a los ladrones. El perro olfateando y husmeando les llevó a un pueblo vecino, hasta una pila de leña. Buscaban por un lado, por otro y no veían nada, pero el perro seguía en la pila de leña, hasta que decidieron apartarla y resulta que había una entrada que iba hacia abajo, a unas cuadras escondidas donde estaba el caballo robado y otras caballerías que también se habían llevado de otras casas.
2 comentarios:
Hola IRM.
El Ti Germán era mi hermano de mi abuelo y entre los dos me contaron la historia. Efectivamente le robaron la yegua, el era viudo y pasaba las tardes-noches en el bar jugando a las cartas, hacían timbas a la subasta y otros juegos sonde se jugaban unas "perras". Un día cuando volvió a casa, la yegua no estaba.
Más o menos llegó a saber quienes fueron, sospechaba que alguien de los que estaban en el bar estaba compinchado y lo vigilaba para que no volviera a casa mientras le robaban y habría gente de fuera del pueblo que fueron los que se la llavaron. A estos de fuera, alguien les informó que a estas horas el no estaba en casa.
No sólo buscaron por el monte, al día siguiente él y mi abuelo encontraron o creyeron encontrar el rastro y montados en un "macho" que tenía mi abuelo, lo siguieron hasta bien entrada la provincia de León, no recuerdo si por la Cabrera o por la carretera de Destriana. También preguntaron a gente que supuestamente les vio pasar.
El caso es que llegó un momento en que tuvieron miedo, porque llegaron a un pueblos dondo no conocían a nadie y además intentaron poner una denuncia a la Guardia Civil y tampoco le hicieron mucho caso.
¡La leche, la de cosas que te cuenta tu padre!.
Un gran tipo el Ti Germán: montaba y desmontaba de la yegua al galope (hasta que se la robaron claro). Estubo en el ejército en caballería en la guerra de Marruecos y contaba que entraban al galope, en una columna de a dos caballos colgados del cuello para protegerse de los disparos de los rifeños, para abastecer a soldados sitiados.
Contaba también historias de las mulatas que había cuando estubo en Cuba, era un gran contador de historias, nunca tuvo tele.
Un beso
Ah, qué chula la historia completa, con pelos y señales... Y sí, mi padre es una máquina, jaja... Lo que cuentas del Ti Germán me suenan tanto a mi abuelo... lástima de no prestar atención entonces a todo lo que nos contaba de la guerra en Marruecos, de Cuba, Nueva York y todas sus aventuras...
Gracias por la historia!!!
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