Además de por su belleza, este paseo destaca porque lo han puesto en marcha un grupo de vecinos del pueblo, trabajando tanto en lo físico (limpiando y desbrozando, acondicionando, pintando, colocando asientos...) como en lo burocrático (conseguir ayudas, reconocimiento oficial de la ruta,...).
Realmente quedé encantada del paseo me pareció precioso y es por ello que lo iré desgranando a través de varios artículos, porque es mucha la información y muchas las fotos que fui haciendo ese día.
El camino comienza yendo hacía las tierras de labor que están a la derecha del pueblo, paralelo a la carretera. Allí, desde un sendero muy cercano al puente sobre el Tera se entra ya en un frescor de árboles y plantas.
Un gran árbol nos recibe con un cartel en su tronco que nos anima a abrazarlo. Allí vamos por un sendero precioso con árboles retorcidos que nos salen al encuentro y otros que se lanzan sobre el Tera.
En esta zona encontramos el segundo cartel de la ruta, en el que se nos indica que por allí estuvo, en tiempos, la Barca del concejo que desde el medievo hasta mediados del s.XIX unía las dos orillas del río. Se arrendaban cada año al mejor postor y servían para pasar personas, animales e incluso carros.
En la zona nos encontramos también con un manantial en esta zona llamada Las Pozas, uno de los muchos que había antaño y donde las mujeres iban a lavar la ropa.
El siguiente tramo al que llegamos es la zona en la que han decorado los árboles, pintando escenas del pueblo, personajes, animales o simplemente colores.
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