10 de febrero de 2013

Cestería (2)

 
Cestero en una fotografía recogida en la Web de Calzada de la Valdería.

Todo este texto está extraído de la página web del Museo de Arqueología y Etnografía de Castrocalbón, escrito por Ramona María Carbajo García, aquí.

Zona de la exposición dedicada a la cestería en el Museo de Castrocalbón.


La cestería es anterior al telar y, posiblemente, fue el primer paso hacia la cerámica. También es una de las labores que menos herramienta precisa para su elaboración pues solo se emplean las manos y los dientes del hombre que hace la cesta.

Cada tipo de cesta, lógicamente, estaba destinada a un uso específico por lo que ni el material empleado ni el proceso de elaboración eran iguales en todos los casos.





Talegas, talegones y cestos de arroba

Talega vista desde arriba. Deza, Soria.
 
Vieja talega. Página web de Malva (Zamora).
 
Las talegas, los talegones, los cestos de arroba (medida de peso equivalente a unos once kilos y medio), etc., se realizaban entretejiendo varas de palera sin pelar, siguiendo un proceso que comienza cuando se cortan las varas en otoño, que es el tiempo en que comenzaba el frío y no se podía dedicar a otras labores sino a tejer cestos. Esta labor era realizada por los hombres.

La paja de centeno y la zarza no servían para soportar grandes pesos ni para llevar ropa mojada, porque la paja con la humedad se deteriora. Es por eso que para tales menesteres se emplean las talegas de vara de palera. Para transportar la ropa se utilizaba la cesta de vara pelada, pués así se evitaba que la parte externa de la vara tiñese el tejido. En el caso de la recolección del fruto como la patata, la fruta, etc se podía, perfectamente, utilizar la vara sin pelar. Los cestos hechos con centeno y zarza eran, sin embargo, muy útiles para guardar el grano de cereal y la harina.

Talegones. Web del pueblo zamorano de San Pedro de Zamudia.

En primer lugar se ordenan las varas en haces que luego se deberán enriar para conservar la flexibilidad. Después se dejan un tiempo a la sombra. El proceso comienza en la base con el “cuadrillo” preparando una cruz griega en el suelo con 4 ó 8 varas en cada brazo. Se dividen en parejas, que se entretejen con varas simples. Se añaden más varas con un extremo afilado, introducidas en esa trama de la base para aumentar el número de ellas y que, junto con el “cuadrillo” y las varas dobladas hacia arriba, van a construir las “costillas” o paredes de la cesta y el cuerpo. A partir de ellas y con varas trenzadas horizontalmente se podrá tejer la pared del cesto.

Cestero haciendo un talegón.
Foto del Museo de Castrocalbón.
El inicio más frecuente de la trama es circular de varas cruzadas, en cuadro y dobles hileras colocadas alternativamente entre ellas. Para soportar grandes pesos o mucho uso, el borde se realzaba con un trenzado, y así evitar que la base apoyara directamente en el suelo y se desgastase. Hecha la base , las varas verticales se ataban en la parte superior para realizar mejor el trenzado de cruzadillo. Cuando está terminada se hacen las asas a partir de las varas de las costillas, cruzándolas dos veces.



Cestas de varas de palera pelada
Costurero, como el que tenía mi abuela.
Web de Malva (Zamora).
Cesta de mimbre que se usaba para llevar la comida.
Web de Malva (Zamora).


Para la elaboración de cestas de cocina, costura y labores más delicadas se empleaba la vara de palera pelada, cortadas entre enero y abril, cuando la savia está arriba y se pela mejor. También se podían trabajar en verde, quitándole las hojas y cociéndolas durante 1 hora para que blanqueasen.

Cestera. Foto de La Opinión de Zamora - Chany Sebastián.

El proceso de elaboración de las cestas con varas peladas era similar en su comienzo al de cualquier cesta de vara de palera, pero variaba en su desarrollo, ya que las “costillas” o paredes eran tejidas con más delicadeza, detalle y en ocasiones se le añadían varas de otras especies vegetales para realizar cenefas de adorno.


Mujeres de Torneros de la Valdería enseñan a hacer cestas en
una jornada de recuperación de este arte.
Diario de León.
El tejido de este tipo de cesta era además más apretada para que la cesta quedase muy tupida. También se solían hacer dobles trenzados hacia la mitad de la cesta para realzar el dibujo. El asa también solía ser diferente, pues en este tipo de cestas se acostumbraba a realizar una sola asa que iba de un extremo a otro. Se comenzaba con el cruce inicial de un grupo de varas de un lado a otro y se iban añadiendo más varas metidas entre la trama del cuerpo y trenzándose después por toda la parte por la que había de cogerse.

Barriles de vino


Museo de Castrocalbón.
Barril para el vino. Web de Malva.

Los barriles del vino se solían llevar al campo en el tiempo de la siega. Los barriles del vino se podían tejer con varios materiales: paja de centeno, varas jóvenes de palera o con tiras de zarza.


Para tejer un barril de vino con varas de palera se necesita cortar las varas a finales de abril o durante todo el mes de mayo, cuando la savia sube y se puede desprender fácilmente la corteza.

En primer lugar se pelan las varas y cada una se abre en tres, primero con una navaja y luego con un palo de negrillo con tres muescas y abierto en la punta. Se raspan las varas con una navaja y se las deja en agua. Todavía húmedas se las afina de nuevo y se empieza a tejer utilizando la antiquísima técnica del cosido en espiral y que consiste básicamente en una espiral cosida constituida por dos elementos : Una, la armadura que forma la espiral, en este caso la vara fina y flexible de palera. Y dos, el cosido, elemento activo que fija la forma seguida por la espiral.

El cosido o tejido se hace a mano, pasando la tira entre los ramales de la espiral, por un claro o agujero hecho con la lezna. Cuando el barril está terminado se cubre la parte exterior con barro húmedo y el interior con pez caliente, agitándolo para cubrir bien todo. Se deja hasta el día siguiente y se lava con agua fría para eliminar la arcilla. Finalmente, se le ponía un tapón de madera y una correa de cuero.
Vasijas de vino en Riofrío de Aliste (Zamora).


Los barriles del vino hechos con zarza, lógicamente, llevaban otro proceso y era el siguiente: En primer lugar se cortaban los tallos de zarza, se le quitaban las espinas y se abrían a la mitad para extraerles la médula.

Después, cada mitad se volvía a abrir nuevamente, quedando así cuatro partes. Éstas se ponían en remojo y posteriormente se comenzaba el tejido. Cada cara o “plato” se tejía por separado.
El tejido se iniciaba enrollando en espiral una tira de zarza para formar la estrella, pasando la hebra sucesivamente por el orificio central. Después se hace el picado que en realidad es un cosido realizado con un punzón, creando un trenzado de hebras alternativas sobre varas de zarza o mimbre. Esta labor se realizaba en ambas caras y una vez terminadas se comenzaba la parte lateral o “faja” donde se hacía la boca del barril. La “faja” se hacía con un trenzado igual al resto del barril y se unía a los “platos” con un ribete.

Después se cubría con el mismo método que el barril de centeno, con arcilla y se recubría el interior con pez. Habitualmente solía mezclarse con anís para eliminar el sabor y evitar que pasase posteriormente al vino. Al final, como en todos los barriles, se le ponía el tapón y la correa de cuero.


Escriños, escriñas y gronas

Escriño de Olleros de Tera
Los escriños son cestas hechas con tallos escogidos de centeno, agrupados paralelamente, no trenzados, asegurados entre sí con un hilo muy fino y resistente de zarza.

El escriño se empieza haciendo una base plana doblando en espiral la encañadura de centeno hasta que tenga el diámetro elegido. Después se continúa elevando las paredes y atado a tramos cortos, de forma muy apretada y bien rematada para que soportase bien el peso. En otros lugares se emplea el mimbre o el cáñamo en lugar de la zarza para coserlo.

Su función principal era la de servir de recipiente para la recolección del fruto. Este tipo de cesta también servía para transportar el grano hasta la tierra en el momento de la siembra.

Al igual que el escriño, la escriña se empleaba para transportar frutos recolectados, pero también tenía la utilidad de servir de recipiente para llevar la comida al ganado. El proceso de elaboración era igual al de los escriños, la diferencia entre unos y otros estriba en el tamaño, ya que la escriña es más pequeña que el escriño.

Se solían hacer escriñas por encargo o en invierno cuando no se salía al campo y se disponía de mucho tiempo libre, por lo que en ocasiones era una forma de entretenimiento.

Las gronas se elaboraban con el mismo proceso que las escriñas y los escriños . Se diferencian de éstos por su tamaño, ya que las gronas eran normalmente de un tamaño muy superior y se empleaban para guardar la harina y el grano.

La cestería y otros útiles relacionados

El entrecruzado de fibras no sólo se ha empleado para la fabricación de cestas, sino que ha tenido otras múltiples utilidades. El proceso de tejer tallos ha servido para la fabricación también de :
Esteras para las bases de las sillas, sombreros de paja o paízos, trampas para animales y nasas, tamices, filtros, sogas, queseras,...

Costurero de paja de centeno. Web de Recuerdos de la Abuela.
 
Sombrero campesino de paja.
Cincho para queso. Web de Malva.
También se usaba la paja de centeno para dar forma a la base de la albarda o la silla de montar, como se explica en esta web sobre equitación.



El paízo

El paízo es un entretejido en forma de anillo que era empleado en las cocinas para apoyar la caldera de cobre cuando se retiraba del fuego y con ello evitar que el cambio brusco de temperatura la deformase por la base.
El paízo (en la foto el que aparece en el Museo de Castrocalbón) se realizaba habitualmente a partir de usados “vencejos”(atados de pajas largas de centeno sin grano unidos por las espigas que se destinaban a atar grandes haces de otros cultivos). También se empleaban los paízos elaborados con la misma técnica que se aplicaba para tejer los escriños, es decir, con grupos de paja de centeno atada con tiras de zarza. Existían varios tamaños de paízos, aunque lo corriente era que tuvieran un diámetro de entre cuarenta y cincuenta centímetros.


Garrafas de vidrio
Tinaja y garrafa. Web de Pedrosa del Rey (Valladolid).
También en tiempos más modernos se comenzó a elaborar cestos empleando no sólo la fibra natural, sino también otro tipo de material, es el caso de las garrafas y garrafones de vidrio. Estas garrafas se recubrían con un entretejido de similares características al empleado en la cesta tradicional.

La cesta de la garrafa se realiza en dos partes separadas que más tarde se unirán. El primer paso consiste en la elaboración de una cesta trabajada con la misma técnica de las talegas y ajustada al recipiente de vidrio. Se le agregan las asas y se trenza el borde.

En segundo lugar se teje un segundo cuerpo que se ajusta a la forma de la garrafa y que habitualmente se realiza con fibras más finas unidas en manojos. El cuello se trabaja de manera más ceñida.

Finalmente, la garrafa está terminada en el momento en que se alcanza la boca, donde un borde más grueso sella el proceso, dejando unos dos centímetros de vidrio a la vista.




Buscando información para hacer este artículo di con un documental en el que se recoge cómo las mujeres de un pueblecito de Huesca, San Juan de Plan, trabajaban la paja para la cestería. No he encontrado un acceso directo al documental entero, pero en esta página, aquí, podeis ver un trailer del mismo en el que se observa un trabajo similar a todo lo que aquí se ha explicado.

1 comentario:

leunamv dijo...

Excelentes los dos artículos de cesteria. Estoy buscando información del proceso natural y ha sido muy bueno encontrarlos. Enhorabuena.