21 de junio de 2009

El hombre que se libró de la fosa anónima

Recientemente se ha desarrollado en Santa Marta de Tera la primera exhumación de restos de represaliados en la Guerra Civil a petición de una jueza local, la titular del Juzgado número 2 de Benavente, Tania María Chico. Con la ayuda de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) se han localizado dos fosas con los cuerpos de cuatro vecinos de Benavente y cuatro labradores del pueblo leonés de Destriana. Una noticia que me ha llevado a pensar en una historia que mi padre me ha contado varias veces y en la que un vecino de un pueblo de La Cabrera se libró de ser uno de esos huesos metidos cobardemente y a escondidas en una fosa anónima:

"Se cuenta un caso en La Cabrera, de uno al que fueron a buscar para darle el paseo. Todo el mundo sabía que significaba que te fueran a buscar en un coche al sol puesto, por eso, este hombre les pidió por favor que le dejaran despedirse de la familia antes de ir con ellos. Al hacerlo, aprovechó y metió una navaja barbera en un remiendo que tenía en el pantalón y no se la vieron al registrarle antes de meterle en el coche. Tras andar unos metros, se tiró sobre el que iba de copiloto y le rebanó el cuello,le quitó la pistola y al otro le amenazó que le pasaría lo mismo si no le dejaba ir. Se marchó por el monte y desapareció. La familia pensó que estaba muerto, hasta le hicieron una misa. A los cuatro o cinco años, les dio noticia de que seguía vivo".

2 comentarios:

Triceratops dijo...

Estas cosas, y otras parecidas, son las que me impiden entender la naturaleza humana. ¿Cómo alguien puede matar o morir por "tan poco"?, ¿Por qué se siguen repitiendo estos errores en muchas partes del mundo y en algún rincón de nuestro país?.

En fin, a seguir aprendiendo. De todas formas, IRM, quiero añadir que aunque estos y otros actos sean deleznables y totalmente cobardes desde la perspectiva de nuestros días, lo realmente triste y sorprendente es lo que suponía entonces para aquellos engendros cuasi "divinos", investidos de autoridad para administrar "justicia", odiados y temidos por todos, garantes del régimen, seguidores del "amo", "hombres" sin escrúpulos, vencedores de pacotilla, vencidos de espíritu.

Hoy que la política de este país nos ha enseñado que se puede ser capitalista de izquierdas y obrero de derechas, ¿cómo podemos interpretar estos actos del pasado?, ¿cómo "justificamos" que la gente se mate por cuestiones políticas?.

A mi me cuesta un mundo.

Saludos

Anónimo dijo...

Entonces no existía el estado del bienestar, y las ideas, el pedazo de pan que te podían quitar, o la idea de que te mataran por ser cura, lo eran todo.
La vida valía menos, porque se tenía menos. Conceptos como el honor, el patriotismo o la opresión eran el motor de sus vidas, y pensaban que merecía la pena luchar por ello hasta la muerte. Más allá de ahí, sólo trabajo y trabajo. No había vacaciones, televisión u ocio como nosotros lo entendemos.