Ahora todo el mundo relaciona la palabra "escaño" con el sillón que ocupa un político en las cámaras parlamentarias. Si hace cuarenta años le llegan a preguntar a mi abuela por el significado de esta palabra, lo hubiese tenido muy claro al contestar, diciendo que era el banco largo y con respaldo que tenía ella en la cocina. Y más aún, hubiese hecho una precisión: a los bancos con respaldo en el que podían sentarse varias personas, si éste no disponía de apoyabrazos a los lados lo denominaría "escandeta". Y si por contra, la escandeta estaba provista de apoyabrazos y de tablero para mesa abatible, el mueble era conocido como escaño.
Habrá gente en Cabrera que este tipo de escaño con mesa no lo vio en la vida...(no sé si en todos los pueblos los había) Hay que recordar que el escaño, aparte de ser utilizado para sentarse o ser el lugar donde se comía, en muchos casos también hicieron las veces de cama para los niños.
En los años en que se empezó a dejar de utilizar las cocinas con el llar, que era en éstas donde se encontraban los escaños, al hacer las nuevas cocinas donde ya se instalaba la de chapa o económica, este mueble desapareció; unas veces porque la nueva dependencia utilizada para el menester de cocinar era más reducido.
Aunque en lo de desaparecer paulatinamente los escaños de las casas cabreiresas también fue a causa de otra razón: el escaño era una pieza muy demandada por las gentes pudientes de poblaciones más importantes; y fue este el motivo por el que a Cabrera fueron llegando los intermediarios para satisfacer ese capricho de "casas nobles"; unas veces llegaron en forma de anticuarios, y otras lo hicieron como simples quinquilleros para hacerse con esos preciados muebles a cambio de no muchos duros.
En los años en que se empezó a dejar de utilizar las cocinas con el llar, que era en éstas donde se encontraban los escaños, al hacer las nuevas cocinas donde ya se instalaba la de chapa o económica, este mueble desapareció; unas veces porque la nueva dependencia utilizada para el menester de cocinar era más reducido.
Aunque en lo de desaparecer paulatinamente los escaños de las casas cabreiresas también fue a causa de otra razón: el escaño era una pieza muy demandada por las gentes pudientes de poblaciones más importantes; y fue este el motivo por el que a Cabrera fueron llegando los intermediarios para satisfacer ese capricho de "casas nobles"; unas veces llegaron en forma de anticuarios, y otras lo hicieron como simples quinquilleros para hacerse con esos preciados muebles a cambio de no muchos duros.
Fotos&Texto: JMMR (Juan Manuel Martínez Román)
Los escañiles han salido varias veces en este blog: en fotografías, en menciones, en el diccionario...
Escañil - Banco largo, como para cuatro o cinco personas. La palabra es un diminutivo de escaño, cuya definición en el Diccionario es la siguiente: (Del lat. Scamnum). Banco con respaldo en el que pueden sentarse tres o más personas. La palabra, ahora mismo, se relaciona más con la política, ya que los puestos (asientos) que obtienen los partidos políticos en las elecciones se denominan así, escaños.
Es un mueble con una gran personalidad, sencillo pero con sus puntos de diseño tradicional. Pregunto en casa y me dicen que casi todos se hacían con madera de castaño, que tiene gran dureza. Este tipo de madera es oscura, pero los escañiles se ponían negros de estar junto a la lumbre. Se llamaban así si tenían respaldo, si solo era el asinto, banco sin más.
Esta es la colección de escañiles que he ido reuniendo entre unas fotos y otras:
Este es el precioso mueble que tienen Elisa y Cecilio en su casa, en la cocina de humo que conservan casi como estaba cuando Elisa era niña y vivía allí con sus padres y hermanos. Tiene reposabrazos, un anaquel para poner la cacharrería de la cocina y dos cajones de los que queda uno, aún en uso.
Al salir de la cocina hay otra estancia en la que encontramos otro escañil, este más modesto.
En esta fotografía, la persona no es la importante, si no el viejo escañil que aparece tras ella, a su derecha.
Este banquito es de mi tía Paulina. Lo solía sacar a la puerta cuando su marido, Manolo, aún estaba en condiciones de salir a tomar el aire a la puerta.
Y este, muy similar, estaba a la puerta de Antonio y Tita, en la calle Peñacabras.
También es muy curioso ese escañil que encontré en Grijalba, muy cerca de la iglesia, junto con otro montón de objetos y herramientos con muchos años encima y del que ya hablé en este post, Tesoros abandonados.
En la ermita de San Mamés también hay un banco que bien podría situarse junto a la lumbre de la cocina...
Y por último, nuestro escañil, el de mi casa. Era de mis abuelos, luego estuvo muchos años en el chabolo de la cueva. No sé si fue allí y fue antes, cuando alguien le serró una parte al asiento y al respaldo porque no entraba bien en el lugar donde estaba.
Mi padre recuerda este banco desde siempre y me señala que donde tiene dos agujeros donde él, cuando era niño jugaba con una zumbadera, unos palos con unas cuerdas que al hacerlos vibrar hacían ruido.
Este escañil, junto a una gran mesa de la casa, eran llevados a toda aquella boda que se celebraba en Ayoó (la casa de mis abuelos).
Escañiles, testigos del tiempo.
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