5 de octubre de 2017

Adiós, Princesa


Nuestra Princesa se ha ido, silenciosa, sin decir nada, sin hacer ruido. Princesa era nuestra gata de Ayoó. Tenía 12 años, entre blanca y atigrada era mimosa, cariñosa, pedía caricias en cuanto te sentabas en la puerta. Venía, te ronroneaba, te rodeaba con su cuerpo, te pasaba el rabito para hacerte notar que éramos suyos... 










El nombre se lo pusieron mis sobrinas, que cuando la abuela dijo que tenían una gata andaban por los  8-9 años, aún en época Disney, y tras dudar entre algunas propuestas, se pusieron de acuerdo en llamarla Princesa, La Prince para los amigos.



Le encantaba colarse en casa, hubiera sido una buena gata doméstica... pero no la dejábamos, así que se hacía la furtiva y entraba en cuanto nos descuidábamos. Como aquella vez que la pillamos con una sardina que mi madre había dejado en la encimera y huyó con el pesado en la boca!!! 







Pero Princesa era también muy de pueblo, independiente, libre, trepadora, saltando de muro en muro, subiéndose a tejados, a la manzanal, bajando a la huerta... Odiaba a muerte a los perros, era ver uno y empezar a buffar y les atacaba sin ninguna consideración, ya fuera grande o pequeño. También era una gran cazadora. Estando ella no había ratón o pájaro que estuviera a salvo. Y generosa, nunca cobraba una pieza sin ofrecérsela a sus compañeras.







Nuestra gata acompañaba a mis padres en todas sus tareas, sobretodo a mi padre, con el que iba, siempre encabezando el cortejo de gatas. Que iba a segar hierba, ella en la orilla mirándole. Que iba a sacar patatas, ella en la tierra cerquita. Que iba a regar, ella subida en el árbol...








Princesa era también un poquito ligera de cascos, ha tenido camadas y camadas de gatitos, hasta tres al año y aunque la mayoría tuvieron el destino habitual en los pueblos (no se pueden dejar todos o tendríamos más gatos que moscas...). 







Sí la llegaron a acompañar hijas que se convirtieron en sus compañeras: Lisa, que desapareció bien jovencita, Liso, que también desapareció, Sol, la huraña, Luna, la última, igual de lista que ella para la caza... Ahora sí, ninguna ha salido tan cariñosa y zalamera como ella.






Princesa se nos ha ido... ha desaparecido y dado que ya estaba muy mayor y malita, damos por seguro que ha muerto en algún refugio que se haya buscado para su último momento. Mis padres siguen buscándola, hasta le habíamos preparado un lugar para que reposara, al fondo del huerto, donde tantas y tantas horas pasó al sol y acompañando a mi padre. 




Estas son fotos de Oier, al que le encantaba coger la cámara y hacerle fotos raras a la Prince...



Nunca te olvidaremos, Princesa.






2 comentarios:

Anónimo dijo...

Emociona este amor por un animalillo! las fotos muy chulas

IRM dijo...

Prince era muy muy especial, una gatita lista y cariñosa.