26 de octubre de 2016

Verano del 16 (4)

Corzos y jabalíes tienen una población superior a lo razonable/deseable para los cultivos (sus únicos depredadores hoy en día son los humanos, los cazadores) y causan, una y otra vez, desaguisados como el de la foto de abajo: melones estropeados por los animales, unos comidos, otros pisoteados. 

También se ha repetido el ataque a los gallineros del pueblo, se supone que por parte de zorrillos o doroncillas. Diez o doce vecinos han visto como sus gallinas y pollos aparecían muertos, alguno lo ha tenido que ver hasta dos o tres veces. 

Lo que se ve en la foto es en las Suertes, bastante cerca del pueblo y se repite en las fincas, cuando no son melones son las habas, cuando no los pimientos, cuando no las frutales... Mi padre ya ha desistido de volver a plantar en esta finca pero mientras tenía fruto, intentó parar a los animales con una valla improvisada que, visto lo visto, de poco le sirvió.




También se han visto, por todo el pueblo, carteles de "Se vende". Algunos llevan ya tiempo, otros se han puesto hace poco tiempo y hasta alguna casa se ha vendido.


La casa del Ti Benedito, que conozco desde niña (está enfrente de lo que era la casa de mis abuelos) y siempre así, nunca se ha habitado.

Ferrañal en la calle Traslaiglesia.

Vieja casa de barro en la zona cercana a la calle Peñacabras.

Ventana de la casa de la Ti Sofía, ya lleva años con el cartel.

Casa del Ti Nicasio y la Ti Rufina, su hija Celia, que enviudó el pasado año, la puso a la venta. Es una casa tradicional, reformada y con una preciosa fachada.

San Mamés, el santo, se encuentra acogido en la Iglesia porque parece ser que, por fin, se van a hacer obras de reformas en la ermita, que ahora, recordamos, es de la Iglesia. Según informó el párroco el día del santo, se va a arreglar el tejado, que buena falta le hace, así que el santo ha sido trasladado.


También la iglesia de Congosta (aquí un artículo sobre ella), está necesitada de arreglo y parece que no es tan fácil conseguirlo. Este cartel lo vi en el pueblo vecino, a los que se les pedía ayudar de su bolsillo ante la falta de subvenciones.


Una de las cosas que más echamos en falta este verano fue tener dos bares, uno arriba y otro abajo. Nos hemos quedado con uno y, la verdad, era más divertida la variedad, optar por ir a uno o a otro y hacer una ronda que no sea solamente levantarte para pedir otro de lo mismo... El cierre estuvo, además, rodeado de mil rumores sobre la situación del local.... ¡anda que no se ha hablado!


El chiringuito de Requeijo estuvo este año en manos de Irene, la hija de Antonio el fontanero. Es uno de mis lugares favoritos en las tardes de verano, paseo en bicicleta hasta Requeijo, con o sin baño, unas cervezas, tapita y amigos para echar unas risas... tarde perfecta.
Este año se le había aumentado la capacidad de la terraza, poniendo un nuevo techado. 

El chiringuito en 2013.

Chiringuito en 2015.

Verano del 2015.

Y este pasado verano, con el nuevo techado.



Y para terminar, alguna de las tapas y comida que pude degustar en el chiringuito, en el bar de abajo, en la casa de mi madre y el tradicional desayuno de churros cuando vamos de recados a Benavente.






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