Sangüijuela. El pilo de la Iglesia estaba este año pobladito de fauna: un montón de renacuajos, algunas ranas adultas, un pez y fijándonos bien, encontramos esto que yo, que poco sé de bichos, diría que es una sangüijuela bebedora de sangre... por si acaso, a mi hijo le quedó prohibido meter ninguna parte de su cuerpo en el agua... ¡¡¡qué asquito!!!!
Orugas. Las orugas, con su cuerpo cimbreante y peludo no son tampoco uno de mis animales preferidos, pero su tamaño llaman la atención. Estas son dos que encontramos, la parda en Peñacabras y la verde en Castrocalbón... Bajó la oruga de uno de los árboles del merendero que hay cerca de la piscina y se recorrió, con lo que parecía ser un gran esfuerzo, todo el cemento hasta llegar al murete, que subió y llegó así hasta la hierba, aunque desconocemos si esa era su parada final. Era bastante grande y muy llamativa, con esos puntos azulados sobre el verde manzana de su piel... ¿en qué se convertiría...?
Luciérnaga. "Venid, venid, hay un gusanito de luz en el huerto". Así gritaba mi madre cuando nos avisaba que había una luciérnaga en casa... ¡y yo nunca había visto una! así que la pobre fue objeto de nuestra curiosidad, con la luz encendida, con la luz apagada... y luego la volvimos a poner donde estaba.
La luciérnaga es un escarabajo, volador, pero escarabajo y la luz la produce la mezcla del oxígeno y una sustancia que tienen ellas en el abdomen, la luciferina. Datos que yo no conocía y que he leído aquí, en la página de National Geographic.
Y esto es lo único que pude sacar con la cámara en la oscuridad... hombre, se ve el punto de luz, para que os hagais una idea sirve..
Y aquí, los habituales: las asombrosas hormigas (mirad que paja llevaba la de la foto...)
La mantis. Esta nos la encontramos camuflada entre las hierbas secas de los jardincillos de la Ermita de San Mamés el día del santo.
Y una mariposa, también camuflada cons us colores pardos.
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