Una anécdota que siempre se contó en mi casa (y que tenía bastante gracia dado el “cariño” que mi abuelo profesaba a los curas):
Se cuenta que mi abuelo estaba en la Iglesia, repasando el catecismo, con Don Ezequiel, junto a otra gente del pueblo (no solo daban clase los niños, tambien los mayores tenían que que acudiar a estas "clases"). En la puerta, un chaval iba diciendo en voz alta el nombre del que llegaba.
Don Ezequiel preguntó: ¿Quién es Dios?
Y el chaval de la puerta entendió: ¿Quién entró?
Y entonces se oyó, seguido de las risas de los allí presentes: Teófilo Riesco
Y desde entonces, como broma familiar estaba aquello de “¿Quién es Dios? Teófilo Riesco”.
5 comentarios:
Esta anécdota la contaba mi padre, pero de otra manera, decía que estando en la novena (rosario) que se rezaba por la noche y en tiempos de Don Ezequiel, cuando se terminaba el rosario preguntaba des de el púlpito el catecismo, pregunto que quien era dios a una persona determinada y como no sabia, alguien le dijo por lo bajo, Teofilo Riesco, Don Ezequiel que conocía a todos por la voz creo que bajo del púlpito y le dio una bofetada al apuntador, quizás sea la tuya la original yo a mi padre le recuerdo esta
Pués mira, la he escrito de memoria, porque ya digo que es un "clásico" en mi casa, pero le voy a preguntar a mi padre cómo fue exactamente y le comento lo que acaba se poner, a ver que me dice. Gracias por contarlo!!!
En cualquier caso ¿quién es Dios?, Teofilo Riesco.
De la escuela y de D. Felipe debe de haber como una o mil anecdotas, que se animen los protagonistas.
Yo recuerdo la pregunta preferida de D. Felipe, era una pregunta fatídica porque podía "marcar" para siempre tu futuro: "¿qué quieres ser de mayor?". Muchos han sido los que han quedado marcados para siempre por esa preguntita. Jajajaja
Un saludo
Ya le he preguntado al todolosabe de estas cosas, mi padre: el caso fue más o menos como he contado, pero mi abuelo no era un chaval si no un hombre hecho y derecho, obligado por el cura de entonces, Don Ezequiel, como bien ha dicho Sandokan, y en la Iglesia, en uno de esos repasos del "catecismo" que tanto se hacían antes.
Así que cambio el principio de la anécdota y la "acerco" a la realidad.
Cuentan las lenguas (que para esto no hay malas ni buenas) que hace muchos años, D. Felipe, preguntó a sus alumnos lo que serían de mayores. Uno tras otro, los niños, fueron diciendo cual era la profesión que más les atraía; de repente uno de los niños contesto: "yo de mayor quiero ser lobo para correr por el monte", D. Felipe ni se inmutó, siguió la pregunta a más niños y llego el turno de un hermano del "lobo" que contesto: "yo de mayor quiero ser perro", esta vez D. Felipe sí preguntó: "¿y por qué quieres ser perro?" a lo que el niño contesto: "para correr detrás de mi hermano".
Se cuenta que D. Felipe tenía la costumbre de premiar a los niños que se sabían la lección dando vueltas sobre si mismos, cuarto de vuelta correspondía a un "así así", media vuelta no estaba mal y vuelta completa era lo más de lo más. En una ocasión pregunto la lección a un niño de Ayoó, tierno infante en aquella época y buen amigo en la actual, el niño contesto muy bien a la pregunta y D. Felipe le premió con vuelta entera, mientras la daba el niño comenzó a frotarse las manos y dijo: "como Dios, como Dios"; D. Felipe se levantó pausadamente de su silla, se acercó a él y le sacudió una sonora bofetada mientras le espetaba: "como Dios no está nadie". ¡¡¡Con D.Felipe nunca se acertaba!!!.
Un saludo cariñoso para todos y sobretodo para los protagonistas de estas historias.
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