Rosinos es un pueblo muy interesante. Cada vez quedan menos vecinos en él, como en casi todo el resto del valle y es un pueblo con mucha historia documentada: en su término está el Santuario de la Virgen del Campo, donde por exceso de pueblos y falta de curas, cada vez se va centralizando más la actividad religiosa y el campamento de Petavonium, la más importante huella romana de la zona.
Caminando por sus calles vemos un pueblo sobre la colina, con las casas más modernas en la zona baja y muchas otras de barro y piedra en la zona alta. Un precioso pueblo con un punto de tristeza, porque cada vez queda menos gente en él. Creo que en invierno no pasan de 40 o 50 vecinos.
Rosinos, a pesar de su importancia histórica, pertenece desde los años 70 al término municipal de Santibáñez. Así lo decidió el gobierno para terminar con las disputas que había constantemente entre uno y otro pueblo, sobretodo a vueltas con la celebración de las fiestas y romerías en torno al Santuario del Campo. Todo esto lo he leído en el capítulo dedicado a este pueblo en el libro Testigos y Vigías, del que ya hemos hablado en este blog.
A Rosinos, como a otros pueblos de la zona, le falta agua. Se surten de un pozo excavado en las cercanías del pueblo, pero muchos veranos y en época de escasez, lo pasan mal en ese aspecto. Hay un pilo en la parte baja del pueblo, pero hoy no lo voy a sacar, lo dejaré para un próximo post en el que reuniré los lavaderos de varios pueblos de los alrededores.
Y ahora ya, una colección de fotografías de Rosinos:
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