14 de junio de 2016

Tío Ismael

Ha fallecido mi tío Ismael, todo un personaje. Estuvo casado con la hermana de mi padre, Dorinda, Rosalía Dorinda, fallecida hace ya años aún bastante joven. Después mi tío se casó con una mujer de la familia Barrio que estaba soltera, Adelaida, con la que vivió hasta el fallecimiento de esta. 

Mi tío trabajaba en el campo y compró uno de los primeros tractores que yo vi, un Ebro rojo sin cabina. Su segundo oficio era el de cocinero de bodas. Junto a mi tía, recorrió todos los pueblos de la contorna cocinando en grandes perolas como se hacía entonces: en una casa del pueblo se hacía la comida para los tres o cuatro días que duraban preparativos y la ceremonia en sí.

La otra pasión de mi tío era el teatro. De joven hizo varias comedias y no dudaba, a nada que se le diera pie, en declamar el Tenorio o lo que se terciara. Toda esa vida la resumía en un romance escrito, creo, por un sobrino y que a él le gustaba recitar. Esta es su transcripción...

Con cariño os dedico
esta historia familiar,
esperando que os guste
y gracias por escuchar.

Yo me llamo Ismael Ferreras,
de apodo “El carabinero”,
que llevo con mucho orgullo,
desde mi padre a mi abuelo.

Yo vengo de una gran familia,
desciende de varios pueblos,
Cubo de Benevante,
Felechares de la Valdería y mi pueblo, que es este.

Yo nací en Ayoó de Vidriales,
de padres nobles y honrados,
Felisa y Jose María,
y conmigo otros cinco hermanos.

Mi padre fue hombre de tratos,
regentó una gran parada,
y en las ferias de antaño
a los gitanos ganaba.

Sus caballos en las ferias
de entre todos destacaban,
y algunos como el caballo “Urueña”
en el año 1923
en Zamora, en una exposición de sementales,
el primer premio se ganaba.

Mi padre
durante todos los días del año
de las ferias y plazas se ocupaba.
Los lunes en el Puente de Sanabria,
los martes en Rionegro de la Carballeda,
los miércoles en Santibáñez de Vidriales,
los jueves en Benavente,
y los viernes en Castrocontrigo,
donde bajaba toda la Cabrera.
Los sábados feria de Utrera en La Bañeza,
donde más gitanos moraban.

Mi padre hacía muchos tratos con los gitanos,
gitanos de corbata y sombrero
y le decían a mi padre:
señor Jose María, ya nos lo decía nuestros abuelos
vale más una hora de trato que mil de trabajo.

Mi padre se sentía a gusto en la feria
porque en casa tenía un excelente criado gallego, de Orense,
para cuidar sus caballos,
sus grandes burros aragoneses
que tenía para la parada.

Salvador con un cepillo de esparto
y una raqueta
el pelo le arreglaba
y con un pujabante 
y una tenaza grande de fragua
los cascos le arreglaba.

Por lo contrario mi madre
de la casa se ocupaba,
y una de sus mejores virtudes,
la cocina le encantaba.
Fue la primera en las bodas,
en bautizos y varias matanzas,
y todo el mundo estaba contento
por sus sabrosas viandas.
Hasta médicos y secretarios
que en nuestra casa paraban.


Yo de mi padre aprendí
hidalguía y mucha labia,
por eso en las grandes comedias
de protagonista actuaba.
Hice el papel del bandido Tritón,
el de Pedro María el Mellado,
el del guapo Francisco Esteban,
un gran bandolero de los montes de Sierra Morena.

En estos tres me acompañaba
una excelente señorita
de aquí era, Rosalina se llamaba
Tuvimos un gran maestro que nos ensayaba,
señor Pascual del Prado se llamaba.


Cuando Rosalina y yo salíamos en escena,
todo el mundo se callaba;
las damas se alegraban,
los hombres palidecían y las mujercillas gritaban.
Los jóvenes con mucha alegría, gritaban:
“Viva el guapo Francisco Esteban,
el terror de Andalucía,
de las mujeres la pena
pero de las mozas, la alegría”

Ya viene el día,
alumbrando a una madre
que mucho a sus hijos quería.
De mi madre aprendimos
mi mujer Dorinda y yo
el arte de cocinar
que llevemos siempre mucho cariño
a la hora de empezar a trabajar.

Tres día de boda,
para 200 y 300 personas
en aquellas cocinas de humo
con aquellas grandes paelleras,
aquellas grandes cazuelas de pereruela,
aquelllas artesas de madera
donde adobábamos las carnes
de aquellas jóvenes terneras.

25 años haciendo bodas
25 bodas de ilusión
Aquella madre nos dejó
Hicimos cientos de bodas
en muchos pueblos de esta región
Bautizos, comuniones,
toda clase de farras
y de todas ellas salimos
sin ningún problema.
Alegres, contentos y con fama.

Solo en este pueblo hicimos 118, aquí, en los 25 años,
sin haber congeladores
ni neveras
Jamás tuvieron que intervenir
ni médicos ni hospitales
por haber salido una sola comida mala.


Mis amigos,
termino como empecé.
Carabinero mi padre, carabinero su abuelo
y yo como soy su hijo...
¡Vivan los carabineros!

2 comentarios:

Angelines dijo...

Yo fui a varias bodas cocinadas por ellos y.efectivamente,todo estaba bueno y rico.Un recuerdo para Ismael y las personas que,como él,nos alegraron la vida y un abrazo a sus familiares,

Angelines dijo...

Yo fui a varias bodas cocinadas por ellos y.efectivamente,todo estaba bueno y rico.Un recuerdo para Ismael y las personas que,como él,nos alegraron la vida y un abrazo a sus familiares,