13 de abril de 2011

Memoria de Santibáñez: el atraco

En los años cuarenta, cincuenta, sesenta... el poder en los pueblos tenía una triple corona: el alcalde, el médico y el guardia civil. Y de todo había en el Santibáñez de entonces. Tenían su alcalde, claro. Tenían sus médicos, de los que ya hablamos en “Médicos y enfermos (1)” : Los doctores, tanto los de los humanos como el de los animales, el veterinario, estaban en Santibáñez: Don Dionisio, Don Teodoro y Don Pedro. Tenían una caballería muy buena y cuando alguien les daba un aviso iban en él, en el caballo grande, bonito, de buen porte y con una manta hermosa... era el equivalente al Mercedes de hoy.



Guardias civiles en Santibáñez. Foto de Juan Antonio Prieto.

El mismo lugar, hoy. Foto de Rosa Acedo.

También había cuartel de la Guardia Civil, en la Calle Mayor, por donde aún quedan un grupo de casas antiguas con unas preciosas balconadas (personalmente, de lo que más me gusta en Santibáñez), cerca de la entrada del camino viniendo del Conventico. Aquí hay una foto del lugar, aunque no se ve el cuartel en sí:


Foto de Juan Antonio Prieto


En el grupo de Santibáñez en Facebok, leí esta anécdota que es muy aclaratoria de cómo eran las relaciones sociales entre los que creían estar más arriba que otros en la escala social:


Una historia de la fuente romana: Todos conocen a Miguel Uña, verdad? Pués bien, a su abuelo,llamado Pedro, le ocurrió un día que se encontró, creo que a un teniente del Ejército o de la Guardia Civil, lavando los cascos del caballo en la fuente. Le llamó la atención y este le contestó que hacía lo que le salía de los cojones. Y claro, para cojones no los había como los de Pedro. Hizo que se volvía para casa y dio la vuelta por detrás de la barbería de Saturnino, le dio una patada en el culo y lo tiró dentro de la fuente, volviendo de nuevo por el otro lado para ayudarle a salir.




De todos modos, ni la presencia de la Guardia Civil evitó uno de los hechos más curiosos que me han contado de la historia de Santibáñez: el robo del banco.
Agustín Martínez, uno de los ricos del pueblo, tenía un banco. En realidad era más bien una especie de sucursal del Banco de Benavente. En los años cuarenta fue objeto de un atraco. Le robaron la caja fuerte, se la sacaron por una pared por detrás, haciéndole un butrón, y se la llevaron en un carro viejo que le robaron también al que los hacía. Llevaron la caja al Campo y allí le dieron golpes hasta que consiguieron abrirla y se llevaron como 50.000 pesetas de la época. “La mujer de Agustín -recuerda mi padre- se lo contó a abuelo, llorando, y le decía que al menos no había sido aún peor, que acababan de pagar sueldos y habían llegado a tener hasta 200.000 pesetas unos días antes”.

3 comentarios:

Eulogio Acedo Cid dijo...

Esta gran historia me la contaba a mi mi abuela Vicenta, pero con pelos y señales y quienes les habian bisto, y nombres de personas que las gentes del pueblo los creian decentes. Es curioso para mi hoir esto en este medio, yo me creia que eso estaba olvidado. Me he llevado una sorpresa. De las personas que supuestamente cometieron el atraco, ya no queda nadie con vida, ni de los que los conocieron en la oscuridad de la noche.

IRM dijo...

Pués ya ves, esta historia había llegado bien fresquita la memoria de mi familia, aunque seguro que tú y ya no te digo tu abuela, sabíais muchos más detalles. Gracias por pasarte!!!

Anónimo dijo...

Felicidades al blog por esta y otras historias. Quiero precisar que la foto con la pareja de la guardia civil, no es de Juan Antonio Prieto (el simplemente la descargo de internet, borrando las fuentes y estampando su nombre encima). Dicha foto pertenece a Octavio Romero.