14 de noviembre de 2009

Historias de la mili: El Fonta

No hay conversación con alguien mayor de 60 años que no acabe llegando al momento clave en su juventud: la mili. En los pueblos, hacer la mili suponía salir de allí, conocer nuevos lugares, romper con la vida de siempre... Incluso para muchos, tener la oportunidad de estudiar o de sacarse el carnet de conducir. Tenía estas cosas, circuntanciales, buenas o positivas en la mayor parte de los casos. La parte costosa era la ruptura con la vida habitual, el alejamiento de la familia, el dinero que costaba entre viajes, paquetes de subsistencia y la falta de una persona para echar una mano a la economía doméstica durante casi dos años.

En la página web “Canciones de la Mili” he encontrado un amplio resumen de la historia de la mili. Os pego un extracto de los últimos años de existencia del Servicio Militar y si lo quereis leer entero, podeis hacerlo
aquí.

El protocolo para reclutar ciudadanos era más o menos como sigue: al cumplir los 19 años de edad se afiliaban en el ayuntamiento correspondiente a su localidad de nacimiento. Si superaban la talla mínima y no alegaban impedimento físico quedaban declarados “aptos para el servicio”. La incorporación, después de un "sorteo de reclutas", se hacía al año siguiente de entrar en la Caja de Reclutas de su provincia. Con la certeza de ser destinados casi siempre fuera de su región de residencia, o lo que era peor, ir a servir a Ceuta, Melilla o el Sahara. A pesar de todo ello, en los pueblos se organizaban fiestas, las "Fiestas de Quintos" con los mozos que se iban a la mili.

Como es obvio, durante la Guerra Civil (1.936-1.939) se movilizaron innumerables quintas forzosas en ambos bandos, incluso la "Quinta del Biberón" denominada así por la escasa edad de sus componentes (16 a 18 años). Sin embargo de poco les sirvió ya que, después de la guerra, muchos tuvieron que volver a hacer el servicio militar y los vencidos que estaban en campos de concentración (como los de Madrid, Miranda de Ebro, Reus, etc.) y que no fueron a la cárcel, lo hacían en batallones disciplinarios durante 24 meses.

La mili, con La Ley de 8 de Agosto de 1.940 se hizo más justa y universal. Hasta bien entrada la posguerra duraba dos años. Al inicio de los años 50 del siglo XX la mili se fue “suavizando” poco a poco. Los hijos de viuda o los que eran responsables del sustento familiar quedaban exentos. Igualmente los trabajadores de sectores estratégicos de interés nacional: minería, energía eléctrica, etc... Los universitarios podían optar por pedir prórrogas de estudios, lo que les ocasionaba hacer la mili casi con 25 años de edad. Estos últimos también podían elegir la Milicia Universitaria, una mili de varios años repartida en dos períodos de tres meses de Campamentos y Academias, con la posibilidad de alcanzar los grados de sargento o alférez, haciendo un último tramo de 6 meses de prácticas en un cuartel.

En los años 60 la mili duraba 16 meses yendo de reemplazo, sin embargo, se podía ir voluntario antes de la edad reglamentaria, firmando por 20 meses. Esto último tenía la ventaja de elegir la unidad militar en donde hacerla.
Con la aparición de los movimientos pacifistas e insumisos se fueron promulgando leyes de exención de diversos tipos, como la Ley de Objeción de Conciencia, Prestación Social Sustitutoria, etc… y así hasta el 31 de Diciembre de 2.001 (Real Decreto 247/2.001) en que se suspendió la mili para ser reemplazada progresivamente por el actual Ejército Profesional.

En mi casa, durante años hemos escuchado las historias de la mili de mi abuelo en Africa y de mi padre en Astorga. A las primeras ya no llegué para apuntarlas y volcarlas en este blog... apenas si recuerdo algunas narraciones. De las segundas tengo un puñado que iré desgranando en varias entregas. Seguro que muchos de vosotros habéis escuchado anécdotas similares en vuestras casas.

Mi padre, Manolo Casado y el Fonta, un día de jarana en la mili

EL FONTA

El Fonta era un hospiciano (1) que hacía la mili en Astorga. Era fontanero gracias a que le habían ayudado a aprender el oficio y un día, su jefe, le reclamó para hacer una chapuza. Quiso la casualidad que al mismo tiempo el teniente del regimiento le reclamó para hacer un arreglo en su casa, el mismo día, a la misma hora. Visto que no podía hacer las dos cosas a la vez, decidió que mejor era ir a casa del jefe.
El teniente, al ver que no había ido a cumplir el encargo, lo mandó llamar y le abroncó. El Fonta mintió y le dijo que había ido pero que no estaba su mujer.
A ver, Fonta -le preguntó el teniente- ¿dónde vivo yo?
Pués en la calle tal, en el número tal y en el piso cual, contestó el soldado. Pero hombre, fonta, como que en ese piso, si ya sabes que yo vivo en el segundo...
Ay, mi teniente, perdone, pero qué cabeza, mira que llamar a la casa que no és...
Y con esa mentira salvó el Fonta el compromiso que tenía. Y además, se llevó la merienda y la propina que la mujer del teniente le dio cuando por fin, acudió a hacer la chapuza (por supuesto, iba de gratis, que para eso era un soldado...)

(1) Niño huérfano criado en un asilo u hospicio.

2 comentarios:

Moratones dijo...

Te dejo mi primer dia de mili. Corria el año 1964 y yo ignorante de mi, me creia el pollo mas listo del corral, ya llevaba ocho años en Madrid y estaba de vuelta de todo (eso creia yo,llegamos a Melilla y a la mañana siguiente en la primera formación, pregunta el Sargento, los que escriban bien y tengan buena caligrafia que se pongan aqui, alli va el mi Manolo y con él, otros pardillos, nos dan una escoba y a barrer la compañia, yo que me creia tan listo ya tenia la primera, muerto de verguenza me prometi que tantas veces pidieran voluntarios saldría y siempre lo hice, asi que el Sargento cuando pedia vuluntarios Manolo y pocos mas. Cierto dia hacia un frio que pelaba y habia que ir a picar una zanja para meter un cable, ese dia era un teniente, pregunta ¿algun voluntario?, yo, ¿alguno mas? no se movia ni una mosca, asi hasta tres o cuatro veces, como no salia nadie dice: bueno tu no vas ha ir solo asi que tu a la compañia y los demas a picar, asi era la mili,y dieciocho meses, no dieciesis, esos fueron los que yo estuve. MANOLO FERRERAS

IRM dijo...

Gracias Manolo, por tu historia.Se que de este tema habrá muchas, a ver si se anima más gente a contar, como si esta fuera la típica sobremesa en la que uno cuenta algo y el de al lado, envido y supero!!!!

Y más se agradece cuando llevo diez días quitando comentarios que no son, solo el cochino spam porno, aggghhhh, qué hartita me tiene!!!

Ah, lo de los 16 meses lo he recogido de otra web, así que se agradece la puntualización.

Un saludo.