6 de julio de 2015

Colmenas

Entre las actividades tradicionales que se han llevado a cabo en Ayoó, hay una que tiene un halo de misterio, de desafío, de comunicación con los animales, que a mi y creo que, en general, a todos, nos llama muchísimo la atención. Es el trabajo con las abejas, la apicultura. Quién más quién menos, tiene algo de miedo a estos animales laboriosos y organizados pero que te pueden dar un buen picotazo si se creen molestados, aún a riesgo de perder la vida en ello. Por ello aquellos que trabajan con ellas, que se ven rodeados del enjambre, que saben entender el comportamiento de las abejas nos parecen algo parecido a magos...



Las colmenas, o colmenales, como se decía en el pueblo, han sido uno de los recursos que desde siempre se han trabajado en Ayoó. Y aún hoy hay un buen número de apiarios en uso y varios vecinos que siguen trabajando con las abejas y extrayendo esa miel dulce y sana. Hasta donde yo sé, José el antiguo guarda de los montes, Mario y Aurelio, mi padrino, hacen miel y la venden, de calidad y a buen precio los tres. Es un trabajo delicado y laborioso, que ahora está regulado hasta la última abeja y que se enfrenta a problemas como la muerte aún sin una explicación fehaciente de los animales (aquí hablamos de ello) o la invasión de especies como la abeja africana que acaba con las autóctonas.

Las fotografías son un pequeño repaso de algunos colmenares, actuales y en uso y alguno antiguo, que me he encontrado en mis paseos por Ayoó y alrededores.


Antiguas colmenas, ya abandonadas en la zona de la Peña de San Mamés.






Las colmenas estaban hechas con un tronco vacío de árbol y tapadas con una laja de madera.



Las colmenas de mi padrino, con Oier posando con la máscara de apicultor.


No son neveras viejas, según me explicaron, eran unas rudimentarias colmenas aprovechando viejos electrodomésticos. Ahora estaban abandonadas.

Colmenar en Congosta, muy cerquita de la zona de los barrancos.


 

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