Había una señora en Ayoó conocida como la Ti Anica (abuela de Sole y Trini) y que tenía su propia -y amarga- visión de
las relaciones entre hombres y mujeres (lo he puesto como me lo
contaron, porque la Ti Anica hablaba así, como con la “u”):
Cuando nus casamus, mucho nus quieren y
mucho nus halagan pero después, vaite vaite, como nus alican...
Y otra anécdota de la misma familia:
El hijo, Pascual, tenía una linterna y la dejó encendida encima de
una mesa. Y el marido le decía: “Anica, qué pasa con este
invento, estoy toda la noche sopla que te sopla y no se apaga...”.