Ayoó también contaba con un buen número de negrillos, en los prados, en las zonas cercanas a regueros... personalmente recuerdo una buena olmeda que había en el camino al Cementerio. Hasta allí acompañaba a mi hermano para cortar ramas que dábamos de comer a los conejos de los abuelos. Ibamos, cortábamos un barcao y lo llevábamos a casa y siempre aparecían un montón de tijeretas (forficula auricularia) o, como las llamaba mi abuela y son más conocidas, los cortapichas.
La plaga también llegó a Ayoó y los grandes negrillos fueron cayendo uno a uno hasta casi desaparecer. Hacía años que no veía uno, los daba ya por perdidos y mira por donde, un día, subiendo la calle que lleva precisamente su nombre,
la Calle de los Negrillos (la de la tienda de Carmen), me encuentro con un pequeño ejemplar que ha nacido entre las piedras de la pared de las huertas... Ahí está, entra las zarzas, parece un arbusto, pero no, es un negrillo... y no es el único, hay más por las huertas de la Perapán, por el Tiar y seguro que por otros muchos caminos del pueblo. ¡A ver si hay suerte y tiran p'arriba y volvemos a ver negrillos altos y espigados en Ayoó!













