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Banco de carpintero. Fotografía de Ignacio Fernández Martín, quien amablemente me ha permitido ponerla aquí. Este fotógrafo tiene obras muy interesantes que podeis ver en su blog, El blog de Ñaki. |
Un oficio básico hace no tantos años
y muy ligado a la vida del campo era el de la carpinteria. Antes de
la llegada masiva del plástico y cuando conseguir muebles,
herramientas o materiales de construcción no era tan sencillo, la
madera dominaba la vida cotidiana de las personas.
Por ello, los carpinteros abundaban y
en Ayoó, resulta curioso que muchos de ellos se dedicasen al oficio
tras haber salido al extranjero, sobretodo a Cuba. Estos son algunos
de los profesionales de Ayoó:
El Ti Virgilio Gutiérrez, marido de la
Ti Severiana, padre de Emilia la de Lucas, hermano de Aurelio,
Gabriel y Pepe y de la Ti Josefa, madre de Genoveva, Antonio el de
Sole, Tío Leonardo y Celia. Fue uno de los vecinos que estuvo en
Cuba y tal vez en algún otro país y aprendió mucho. A la vuelta,
ya convertido en un hábil ebanista, se puso a trabajar la madera, en
la casa que está a la entrada del pueblo desde Congosta, donde
estaba el derribado transformador de la luz.
El mismo se hizo un torno, con un
pedal, con el que hacia molduras para camas, armarios y otros
muebles. También hacía carros.
Este señor murió de forma temprana en
un terrible accidente. Eran las vendimias y preparaban el vino en su
bodega, el líquido estaba en plena fermentación y los gases, “el
tufo” afectó a un hijo suyo, un hermano de Emilia que tenía una
cierta deficiencia mental. Al ver que el hijo caía dentro, el Ti
Virgilio fue a salvarlo y, como suele suceder en estos accidentes, él
mismo quedó también dentro y falleció. Tenía como 58 o 60 años.
También su hermano, Gabriel Gutiérrez,
era del oficio. Tío Gabriel en mi casa, estaba casado con una
hermana de mi abuela, con Tía Agustina. Tenía el banco en la casa
que había donde Paulino y Geme han hecho ahora la suya, en la calle
Casillas. Se dedicaba a hacer puertas, arados, pernillas, carros...
Según mi padre, casi todas las puertas grandes que había en el
pueblo las hicieron allí.
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Fotografía de una antigua carpinteria en Blesa, en Teruel. Este pequeño pueblo tiene un interesante Museo de la Carpintería y la Fragua al que yo, de momento, solo conozco por su web, aquí, pero que tiene una pinta estupenda. |
El carro de mis abuelos, uno azul,
salió de las manos de tío Luchi, nombre familiar que venía de su
mote, Gavilucho, que no le hacía ninguna gracia, toda sea dicho.
Recuerda mi padre que era muy hábil, “iba por el monte y palo que
veía, uso que le daba. Decía, mira, de ahí sale una pernilla...
cortaba un palo y lo aprovechaba todo. Solía ir a buscarlos a
Valdomengo y al Ramajal y hacía de todo, arrodaderos, carguillas,
orejeras, sillas para estar en casa...”.
Otro de los hermanos Gutiérrez también
era carpintero (y también era tío de nuestra familia): Tío
Aurelio, casado con otra hermana de mi abuela, con tía Quica -dos
hermanos casados con dos hermanas-. Trabajaba cerca de Gabriel, en lo
que ahora es la calle Casillas, y hacía puertas grandes, armarios,
cubas, puertas con entrepaños hechos a mano, con el bramil...
También estuvo en Cuba y trajo de allí mucha herramienta.
Los tres hermanos carpinteros son,
curiosamente, tres de las personas que venían a buscar los
falangistas durante la guerra, como conté hace poco en el post “DonEzequiel y los falangistas”.
A Cuba también fue un hermano de mi
abuelo llamado Manuel, Manuel Riesco. Se instaló en la isla, donde
tenía bastante fama como ebanista, contaba mi abuelo que era de lo
mejor trabajando la madera. Falleció en la isla, siendo aún joven.
En el camino que hay yendo a Las
Morales, por donde la casa de María la de Niso, estaba el taller de
otro de los carpinterios del pueblo, del Ti Joaquín Barrio. Allí
puso el banco y hacía puertas y ventanas de madera, pozales (como
una cubeta pero cortado a la mitad), cubas, cubetos... Sus hijos
Ismael y Secundino también trabajaron algún tiempo con él, aunque
luego lo dejaron.
El Ti David, padre de Aurea hacía
carros, “le llamábamos David El Carretero”, recuerda mi padre.
Hacía también de albañil trabajando haciendo casas y el mes de
septiembre hacía cubas para el vino. Trabajaba en la calle del
Medio, en la parte de la casa de Eulogia y Aurea que da a esa calle.
El Ti Eulogio Lobato, padre de Evelio,
solo hacía carros. Tenía el taller en la casa que está en la calle
Castillo, una que solo tiene puertas grandes, casi enfrente de la
casa de los cazadores. Todos los años hacía un par de carros o tres
y los vendía en el pueblo, en Carracedo o en San Pedro.
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Manolo, en el Servicio Militar |
Manolo Casado Pontejo es, por el momento,
el último carpintero de Ayoó. Mi padre le conoce bien porque
estuvieron juntos en Astorga, haciendo la mili. Por ello sabe que “en
casa siempre le había llamado la atención todo lo de la madera.
Cuando estuvo en la mili, fue al taller de carpintería”.
La madre de Manolo era familiar del
Obispo de Astorga (primo, pero todos le llamaban tío), Don AngelRiesco
y él terció para que le metieran en la carpinteria. Un comandante
le dijo, “anda, mira, este que viene con la recomendación del cura
va a coger destino”, en un tono que le asustó un poco. Los
compañeros le animaron a hablar con su tío el Obispo que habló con
su superior y nunca más le volvió a decir nada. Es más, le llevó
a su casa durante más de ocho días para que le hiciera unos muebles
y unos arreglos. “La mujer del militar le daba el bocadillo y 100
pesetas cada día, un capital entonces”.
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Manolo y mi padre, con una bandurria que el primero había hecho en el taller de carpinteria del cuartel de Astorga. |
Tras la mili, se quedó un tiempo en
Astorga con un tal Moro, aprendiendo algo más del oficio. Después
estuvo en el pueblo y marchó un tiempo a Bilbao y volvió otra vez a
Ayoó. Una vez de vuelta, la familia le dio perras para comprar
maquinaria más moderna que la que tenían otros. Compró la
cepilladora, que no la tenía nadie en Ayoó. También puso, más
tarde, una sierra para hacer tablones, compraba chopos y los
serraba... Hacía de todo, puertas, ventanas, armarios, roperos...
Trabajó durante los años 60-70 y yo diría que hasta, cuando ya el
trabajo flojeaba y se fue a Madrid a trabajar. Con el cierre de su
taller terminó la carpintería profesional en Ayoó.
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Operarios usan una sierra bracera paraa tablear un tronco. Fotografía (o postal) que he encontrado en el blog "Yomismo y mi gente" |
La madera la compraban en
Castrocontrigo o en Nogarejas, hasta donde iban en los carros para
traer la madera de chopo, de pino o de omero. La serraban allí mismo
o en el aserradero de Congosta, el que estaba junto al molino que
está al lado de la presa actual.
En Castro mi padre recuerda a Eloro, un
portugues muy hábil que tableaba los árboles en la propia tierra.
“Cogía con algún compañero, con la sierra bracera y el tronzador
y allí mismo, en el prado, hacía las tablas y los machones (tablas
de madera para las casas). Levantaban los árboles con unas
burriquetas y hacían el trabajo. Trabajaban para gente que se estaba
haciendo la casa y necesitaba las maderas o bien para los
carpinteros, para prepararles el material.
Como recuerda mi padre, ser carpintero
era un oficio bonito pero duro: “Entonces todo se hacía a base de
fuerza, no como ahora que hay máquinas para todo”.